Un nuevo comiezo

Una última opción

Sasuke sintió el mundo caerse a pedazos. 

Sakura no había perdido tiempo, estaba poseída por el genjutsu de Chino. De un salto mortal se pocisionó frente a el y comenzó a atacarlo con puñetazos que mas le valía esquivar. Ni siquiera le daba tiempo de pensar en un plan, Sakura tenía un taijutsu menos rápido que el suyo, pero más mortal preciso en cuánto a nivel destructivo.

Sintió una repulsión hacía el hombre que observaba la escena con una sádica risa en sus labios. Si lograban salir vivos de todo aquello iba a darle muerte con sus propias manos.

—Cómo sabrás Uchiha, convertí a la chica en una bomba humana. Hazle un corte, tan solo un pequeño rasguño y drenará su chakra hasta explotar. Morira irremediablemente— dijo con una asquerosa satisfacción.

Sakura sacó un kunai y se ensaño en su contra. Detuvo con su espada su ataque a milímetros. Sintió frustración, no podía utilizar su arma, si la cortaba sería su fin. Su mente buscaba nublarse debido al pánico de ver a Sakura convertida en un monstruo, intentando escoger la forma más viable de salvarla.

Porque dejarla morir no era una opción.

Esquivó una patada suya que se estrelló contra el suelo abriendo una enorme zanja en dos. No le estaba dando tiempo de crear un plan. Tenía que llegar hasta ella y utilizar su Sharingan para desactivar el genjutsu, pero ella se movía tan rápido que apenas se podía acercar.

—Tienes dos opciones— enlistó el hombre. —O la matas dejando que ella explote ante una herida mortal, o sigues esquivando sus golpes hasta que ella te mate a ti. Quiero verte elegir Uchiha. Quiero verte perder algo preciado para ti.

Sus palabras le helaron la sangre. ¿Realmente él disfrutaba de todo aquello?

—Los ninjas nacimos para ser despiadados— continuo el hombre, sus ojos biliosos destellando. —La paz solo nos vuelve débiles, nos pretende domar, los mas fuertes pasan a ser mascotas del sistema. Elegir entre perder a un ser amado y obtener poder, ¡Esas son las circunstancias que hacen a un verdadero ninja!— Soltto con locura. Sus pequeños ojos de tiburón devoraban la escena con morbosidad.

—Mátala Uchiha Sasuke, ella no es rival para ti, el hombre del Sharingan. Matala y llena tus manos de sangre para saborear un nuevo poder— Sasuke se sintió asqueado. Ese hombre era un sádico. Sakura destrozó la pared detrás de él intentando acestarle un golpe. Si no hacía algo más que esquivarla, pronto, ella sí que lo iba a matar.

Analizó la situación y nada estaba a su favor. Si se acercaba demasiado, ella se clavaria el kunai que llevaba haciéndose a sí misma explotar. El hombre solo estaba jugando con ambos. Y a él se le terminaban las opciones.

—¡Sakura!— La llamó. —¡Sakura escúchame!

El sabía que no funcionaba. Por primera vez en muchos años sintió un retorcijón dentro de su estómago. Desesperación. Lo más lógico era atravesarla con su espada y al llegar cerca de su rostro desactivar el genjutsu. Pero eso únicamente serviría para neutralizar la explosión, porque de igual forma la mataría.

Pensó en su hermano. En la decisión que tuvo que tomar para protegerlo: Konoha o su familia. El había elegido Konoha. El había escogido un bien mayor. Sin embargo a él simplemente no pudo matarlo.

Y el simplemente no podía pensar en matar a Sakura. Ya lo había intentado antes en medio de su locura, y sólo hasta ese momento pudo entender el arrebato que ella había tenido de asesinarlo con sus propias manos. Una decisión tan estúpida, había pensado Sasuke mucho después. Y ahora por alguna razón los papeles se habían invertido, le pesaba recordar mientras se movía con agilidad para esquivar los golpes letales de la chica, ahora era ella quién atacaba. Nunca la había visto luchar con tal ferocidad.