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Estaba acostumbrado al cuerpo que tenía frente a él. Lo conocía casi a la perfección, por todas esas noches en las que dormían juntos en su adolescencia. Cuando se cambiaba frente a él, solía mirar la blancura de la piel, anhelando tocarla y, tal vez, fundirse en ella. Sus ojos brillaban entonces, sus mejillas se sonrojaban y fingía que en realidad hacía mucho calor en la habitación aunque afuera el clima era helado. Apartaba la mirada con vergüenza, deseando que la imagen de las piernas y el abdomen bien formado no se hubieran grabado en su cabeza como si se tratara de fuego.

Años después, Sehun se sintió como un idiota cuando no pudo quitarle la mirada de encima, como si fuera un chiquillo de diecisiete otra vez. Sin embargo, ahora no había deseo alguno, eso lo sabía perfectamente, era otro sentimiento el que lo mantenía quieto en su lugar mientras Yixing se miraba en el espejo con curiosidad.

El menor aprovechó la distracción de su hyung para concentrarse en el extraño brillo que desprendía su persona, en lo radiante que se veía su pálida piel, y en lo hermosa que era esa pequeña protuberancia que comenzaba a sobresalir cada día más en la zona del vientre.

Debía admitir que se había asustado cuando imaginó a Yixing embarazado, incapaz de procesar una imagen que era tan bizarra como pensar en Chanyeol con pareja e hijos. Pero ver la manera en que Yixing acariciaba su abdomen, acunándolo como si fuera la cosa más preciosa del mundo, lo había desarmado por completo.

Igual que algunas semanas atrás, cuando vieron al bebé por primera vez en una ecografía. Era apenas un punto blanco acompañado de algunos latidos de corazón, pero que logró emocionar a Yixing hasta las lágrimas. Sus manos se apretaron y Sehun pensó en la cálida sensación que sintió cuando se dio cuenta de cómo se veía la situación. En un universo paralelo, ese bebé podría ser suyo, y aunque no lo era, supo que lo amaba y lo protegería con la misma intensidad que si lo fuera, porque era parte de Yixing.

Sonrió cuando su mirada captó la del mayor a través del espejo, y ésta convirtió en una risa estruendosa cuando Yixing se inclinó hacia atrás, haciendo una dramática representación de cómo caminaría cuando el bebé creciera más en su interior. Sehun se aferró a su estómago y cuando estuvo más tranquilo le pasó la playera negra que descansaba en la cama.

—¿No me veo lindo? —bromeó Yixing, volviendo a caminar con normalidad. Tomó la prenda y se la colocó antes de añadir una chaqueta de cuero.

Sehun pensó que el adjetivo le quedaba corto. Quizá sólo era idea suya, pero Yixing le parecía más guapo que antes.

—Te ves adorable —afirmó el menor, lanzándole una mirada furtiva al vientre ajeno.

—Espera a cuando conozcas a mi bebé —dijo Yixing cuando notó la forma en la que Sehun lo miraba—, será el más tierno y lindo de todos.

Los ojos de Yixing se entrecerraron de forma soñadora, haciéndolo lucir como una tierna ovejita desde la perspectiva de Sehun.

—Incluso más que tú.

—No puedo argumentar contra eso, porque es verdad.

Sehun estuvo a punto de sonreír de nuevo, de no ser por las repentinas nauseas que lo hicieron correr al baño. En el trayecto tropezó con un tapete de decoración, pero logró que la comida se mantuviera en su interior hasta que su cabeza se inclinó sobre el inodoro.

Yixing llegó detrás de él, sin saber qué pasaba o qué debía hacer. Optó por masajear su espalda, aunque las arcadas del cuerpo de Sehun eran tan fuertes que lo hicieron retroceder. Cuando el chico logró recuperarse, Yixing humedeció una toalla y lo obligó a pasársela por el rostro, con la esperanza de que eso fuera suficiente para ayudarlo.

Loco por él  [SeXing]Where stories live. Discover now