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El aeropuerto estaba concurrido, quizá por tratarse de los últimos días del período vacacional de verano. Las familias abundaban en cada salida, esperando por sus seres queridos con algunos regalos y sonrisas joviales en sus rostros.

Sehun esquivó a las personas, luchando por no enredar los globos que llevaba en mano en las bolsas de las mujeres o en las mochilas de los jóvenes que volvían desde destinos internacionales. Se apresuró, porque un reloj del lugar le indicó que ya habían pasado algunos minutos desde que el avión proveniente de Changsha había aterrizado.

Fue sencillo ubicar el lugar dónde estaba situada la familia de su mejor amigo y la suya, sobre todo cuando los acompañaba Baekhyun, quien destacaba entre el gentío debido a su recién teñido cabello rojo, incluso cuando su vestimenta era simple y en tonos monocromáticos.

Dejó escapar un suspiro de alivio al llegar a ellos, porque al parecer los pasajeros aún no salían. Aprovechó los minutos extra para intentar esconder sus obsequios de bienvenida, pero fue imposible debido a los colores llamativos de éstos y las grandes letras en tonos metálicos.

Donghae le dio unas palmaditas en la espalda en un intento de tranquilizarlo. Sehun lo miró y de forma silenciosa le aseguró que estaba bien, a pesar de que sus manos temblaban y su corazón latía fuerte contra sus costillas. Su hermano pareció creerle y le susurró unas palabras a Hyukjae, quien miró a Sehun discretamente antes de asentir y volverse al frente, donde las puertas ya se estaban abriendo.

Sehun quiso correr, no supo a dónde o por qué quería hacerlo. Su pulso se aceleró y su respiración se volvió errática, aun cuando su cuerpo parecía haberse estabilizado tras los nervios que surgieron ante las posibilidades de perderse la llegada de los Zhang. Tal vez no estaba listo para verlo de nuevo.

Después de su partida se lamentó innumerables veces por no haberlo detenido, se arrepintió durante varias noches de no expresar cada uno de los sentimientos que lo consumían por dentro. El tiempo le dio la fortaleza para encerrarlos, esconderlos por un tiempo mientras su cabeza se concentraba en contratos y números, en reuniones que le aseguraban convenios de gran importancia y que le ayudaron a crecer en el ámbito profesional a la par que su vida amorosa se esfumaba. Y ahora todo volvía a quedar expuesto, como si los años se hubiesen reducido a minutos que transcurrieron en un parpadeo.

Pasó saliva para disolver el nudo que se formó en su garganta y esperó, porque los pasajeros comenzaron a desfilar por la salida en busca de algún rostro familiar.

Sus ojos viajaron de persona en persona, en busca de una en particular. Su tarea se vio facilitada, porque junto a él debía estar un pequeño de diez años, aunque pronto se dio cuenta de que incluso con ese filtro tenía que ser cuidadoso antes de unirse a la emoción de los presentes cada vez que un posible candidato aparecía frente a ellos.

Cuando Yixing apareció por fin, empujando un carrito con múltiples maletas y un niño aferrado a su brazo, le fue imposible no reconocer esa sensación de aleteos en su vientre. Y en el momento en que sus ojos se cruzaron con los suyos, se preguntó cómo es que había sobrevivido por tanto tiempo con su ausencia.

La señora Zhang fue más rápida que todos, se abalanzó hacia su hijo y lo encerró entre sus brazos por varios minutos antes de dirigirse a su nieto, a quien besó en las mejillas y en la frente con dulzura. La siguiente persona que estrechó Yixing fue a su padre, con un contacto que duró menos que el de su progenitora pero que fue igual de significativo.

Sehun se sintió extraño, porque sus propios padres, su hermano y también Baekhyun se apartaron, permitiéndole pasar antes que ellos por una razón que él no comprendió. Ignoró que ellos sabían o sospechaban de sus sentimientos, y que viéndolo destrozado por mucho tiempo a pesar de sus esfuerzos por mostrarse fuerte, le cedieron el espacio para acabar con la dolorosa separación.

Loco por él  [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora