Chapter 2.

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Los personajes que aparecen en esta obra son propiedad de Kohei Horikoshi.
Si es que encuentran algún error háganmelo saber, por favor.
                  
Gracias por leer~

Sólo estando en la cocina podría olvidarse de todos sus problemas.

A Izuku le encanta la cocina, todo lo que tenga que ver con ella le fascina. Podría decirse que incluso se propuso a tomar un curso para mejorar y para que Katsuki quede maravillado, aunque no recuerda la última vez que hizo un buen comentario de su comida.

De repente deja caer el cucharón en la olla y su olfato se desvanece al escuchar como su puerta principal es abierta bruscamente.

—K-Kacchan. ¿Qué tal tu día? —preguntó algo nervioso.

—Horrible. — respondió mostrándose irritado.

—¿Por qué?

—Como si no lo supieras, idiota. ¿Cuántas malditas veces tengo que repetirte lo mismo? ¿Acaso eres sordo o eres retrasado? Si te digo que no salgas, no sales y punto.

De alguna manera eso le dolía, lo lastimaba. Cuando comenzaron a salir parecía que todo marcharía bien, pero no fue así, aunque prefería aparentar que sí y seguir con su ceguera, con su relación tóxica.

—Lo lamento mucho, no fue mi intención hacerte enojar.— contestó manteniéndose cabizbajo.

—Bien, pero sólo no lo vuelvas a hacer. Hay demasiadas personas allá afuera que les gusta meterse con lo ajeno, sabes que no te perdonaría y mucho menos te dejaría libre si me engañas.

Él no llegaba a darse cuenta. Para él, esas palabras significan que lo ama y quiere protegerlo de todas la personas malas del exterior, pero la realidad es que sólo lo ve como un objeto. Como todo niño caprichoso,no está dispuesto a esperar a que se lo lleven. Esto demuestra la inseguridad que tiene Katsuki.

El rubio estaba apunto de argumentar algo más pero el olor de la comida siendo cocinada se lo impide.

De golpe se levanta del sofá y se dirige a la cocina, donde ve como la olla sigue calentándose e incluso hay utensilios sucios esperando ser lavados.

—¡¿Volviste a salir, idiota?!

El pobre chico no sabía como responder a su pregunta. Los nervios se habían apoderado de su cuerpo, no sabía como explicarle que en ningún momento lo desobedeció.

—¡Respóndeme! — gritó con más furia.

—K-Kacchan, n-no es lo que parece, Todoroki vino y me....

Le fue suficiente con escuchar el nombre de Todoroki para empezar a crear un sin fin de historias en su cabeza.

—¡¿Qué hiciste, idiota?! ¡¿Acaso te le ofreciste?!

—¡No, Kacchan, yo nunca te...— antes de que pudiera terminar, lo sujetó bruscamente del brazo. Tomó el cucharón que aún conservaba algo de sopa hirviendo y lo introdujo en la boca del peli verde.

El pobre chico quería zafarse del agarre , pero cada vez que lo intentaba el rubio lo presionaba más. Literalmente le estaba doliendo.

—Yo no pienso comer nada de ese bastardo, pero tú fuiste muy perra como para dejarlo entrar, ¿no?

Le estaba quemando la boca, lo peor es que no mostraba arrepentimiento ante su acción.

Después de insistir varias veces logró empujar a Katsuki lejos de él, pero no se iba a quedar de brazos cruzados.

El peli verde trató de huir pero el rubio se le adelantó sujetándolo del cabello.

—Quiero que tires ese pedazo de basura  .— Habló bastante calmado, refiriéndose a la sopa—. Arréglate, no me quedaré sin cenar por tu culpa. — se dirigió a las escaleras y dentro de poco dejó en completa soledad a Izuku.

No puede creerlo. No quiere creerlo. Katsuki había sido agresivo en otras ocasiones, pero nada se compara con lo que le hizo ahora.

Como pudo se dirigió al baño.

No le gusta verse en los espejos, es inseguro. Al verse reflejado en el mismo se sorprendió. Su rostro mostraba varios rasguños a su vez que varios moretones adornaban su delicada piel y su boca mostraba indicios de haber sido quemada.

No pudo soportarlo más y rompió en llanto. Ni siquiera podía gritar por miedo a que Katsuki lo golpeará de nuevo.

En el restaurante Katsuki lo ignoró por completo. No le permitió pedir comida aunque de igual manera no tenía apetito.

Cuando llegaron de nueva cuenta a su casa, Katsuki igual lo ignoró y lo dejó atrás.

Con miedo, Izuku se acercó a la habitación que ambos compartían. Vio a Katsuki acomodarse en la cama mientras arrojaba varias almohadas

—Kacchan, ese es mi lugar.— habló con nervios y viéndose desanimado.

— Te equivocas. Las perras como tú duermen en el suelo. — se levantó y lo obligó a abandonar la habitación.

Izuku sin quejarse y sin mostrar expresión alguna tomó una frazada y su almohada. Bajó lentamente por las escaleras y se recostó en el sofá.

Comenzó sollozando para después caer en un mar de lágrimas, cubriendo su boca para que Katsuki no lo oyera.

Y se preguntaba una y otra vez ¿Qué había hecho mal?

Broken; [ᴵᶻᵁᴷᵁ ᴹᴵᴰᴼᴿᴵᵞᴬ]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon