𝙷𝙴𝙻𝙻[BillDipp]

C u a t r o.

Capítulo cuatro: “Cosas extrañas y un tuerto llamado Venacio... ¿O era Vicente?”

—Ojos, ¿qué cargas en esas bolsas? —miré a papá y a la enorme sonrisa en su rostro.

Mamá rió y Mabel igual. Yo sólo intenté sonreír, estaba inquieto y preocupado por lo sucedido en la noche anterior.

Muy preocupado.

Rezaba porque nada malo le hubiese pasado a Pato y que todo haya sido una broma. Una broma tétrica y para nada inocente. Quería creer eso, que fue un feo malentendido y luego borrón y cuenta nueva.

Atiné a ya no pensar más en eso, después de todo eran vacaciones y las vacaciones son para disfrutar, no para dejarse consumir en la paranoia.

—¿Quieres leche en tu café, hijo?...

Levanté la vista de mi libro y asentí con la cabeza. Mamá se acercó con el cartón de leche en manos y se sentó en su respectivo lugar en la mesa, junto a papá.

Me sirvió el dichoso líquido en el café y besó a papá levemente en los labios.

—Bueno, a disfrutar el desayuno. Dipper, deja ese libro por un momento, ¿sí?

—¿Eh?... sí...

Estaba tan distraído y no lo podía ocultar. Tomé el objeto ya antes mencionado y lo cerré, colocándolo en mis piernas.

—¡Ya quiero que salgamos a buscar a Pato!... —Mabel estaba ingiriendo sus alimentos algo apresurada. Yo me tensé y comencé a sudar frío ante la mención de su mascota.

—Cariño, ¿estás bien?...

Sin querer el tenedor que yo estaba usando resonó varias veces en el plato, picando los waffles posados en el mismo; debido a mis nervios y preocupación.

Inmediatamente dejé el objeto a un lado, debía tratar de ocultar mi angustia mejor.

—S-sí, mamá. Es sólo que tuve una pesadilla  y estaba p-pensando en ella —le resté importancia y agarré mi taza, dándole un sorbo al café.

—O tal vez estabas alucinando con ya sabes quién —dijo Mabel con una sonrisa pícara.

—¿Wendy?, ¿la chica pelirroja que trabajaba aquí?

¿Cómo era que mamá sabía eso?

—Mabel, basta —giré los ojos, posando la taza en la mesa. Ni siquiera me ruboricé, no tenía cabeza para pensar en esas cosas. Lo que había sucedido en la noche me estaba comiendo.

Ya no presté atención a lo que ellos siguieron hablando.

Bajé la mirada al libro en mi regazo y un nudo se formó en mi garganta al abrirlo y tomar esa nota que habían dejado en el pórtico de la cabaña.

Podía revivir lo que pasó luego de que la tomara y la guardara en mi bolsillo...

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Observé alrededor una vez más para cerciorarme de que Jason khebroma saldría pronto de entre los arbustos.
Esperaba con todo el corazón no encontrarme a Pato muerto de la peor manera.

Salí un poco y me dirigí a una de esas plantas frondosas. Hacía algo de frío y el miedo no abandonaba mi sistema.
Por suerte en ese pequeño trayecto no hubo señales de un posible descuartizado cerdito.

—Cuando quieras, Jason... —removí el arbusto con ambos brazos y una sonrisa nerviosa en el rostro.

Seguí así por casi diez minutos, pero al no encontrar absolutamente nada que diera prueba que todo fue una fea broma, tragué duro y el temor de nuevo me invadió.