D i e z.

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Capítulo diez: “Nash



—Baja cuando termines. Ya está listo el desayuno.

—De acuerdo.

Mabel salió a paso apresurado de mi habitación. Solté un suspiro. La mentirita no me había durado bastante, ahora mi gemela lo sabía todo, y aunque al principio pareció un poco molesta, luego se calmó y escuchó con atención. Agradecía que al menos comprendiera las cosas y que no debía contar sobre eso a nadie. Decidí tomar una ducha antes de bajar a desayunar, me sentía sucio y tenía raspones que no tenía ni idea que estaban allí.

Mientras el agua recorría mi cuerpo, mi mente viajó de nuevo al suceso tan aterrador que me había pasado en la madrugada.

  El sueño del desconocido y el por qué de mi marca de nacimiento.

“—Te encontramos en el bosque, Dipper. Me levanté y fui a buscarte a tu habitación, no estabas. Me preocupé y en ese momento un resplandor iluminó toda la cabaña. Supe que eras tú.”

Eso fue lo que dijo Mabel. Me encontraron inconsciente en el bosque... Sí, pero... ¿Qué significó todo ese sueño?, ¿dónde estaba el sujeto que me atacó? Y lo más importante... ¿Por qué no se había llevado el libro?

Terminé de bañarme. Cambié mi ropa por una cómoda y casual camisa de manga corta con estampado de pinos naranjas y un fondo negro, junto a unos jeans gastados pero cool y mis converse azules. Arreglé mi cabello y salí.

En la cama de mi alcoba aún descansaba el libro. Un escalofrío me recorrió, todo lo que tuve que pasar para conseguirlo... Tenía que leerlo, sino todo habría sido en vano.

—¿En qué cosas te metes, Dipper? Nunca entiendes —me dije a mí mismo al tiempo que salía por la puerta y bajaba las escaleras  a paso lento.

El sonido de algo friéndose en aceite inundó mis oídos al llegar al marco de la puerta en la cocina.

—Mhm... —olí más profundamente, disfrutando el aroma, era algo parecido al dulce —. Mabel, ¿qué estás coci...?

Paré en seco.

—¿Tú... ?

Era Nash, Nash Cipher, el supuesto hermano de Bill. ¿Qué hacía este tipo aquí? Cocinando lo que parecían ser panqueques junto a la fría expresión en su rostro.

—Tú... —carraspeé—, ¿qué... qué haces aquí?

Él siguió volteando la extraña masa color crema sin mirarme, su cabello se veía desordenado y su ropa parecía pijama, de hecho, creí que sí era una. Nash podría describirse como un tipo alto, al menos me sacaba unos diez o quince centímetros. El cabello castaño claro y los ojos verdes, no sabíamos mucho sobre él, sólo que llevaba al menos dos semanas habitando en el pueblo y viviendo en quién sabía dónde. Tampoco conocía su nacionalidad, ya que el tipo parecía llevarse mejor con Mabel, pero tenía unos extraños rasgos extranjeros; me daba la impresión de que se trataba de un ruso, de esos  varoniles, que imponen presencia. Como del estilo mafioso. En resumen, el chico que cualquier revista de moda contrataría para colocarlo en la portada de la misma.

Pero nada comparado con Bill.

Bill...

¡¿Bill?!

¡No podía pensar cosas como esas!, ¡ese tonto me había dicho imbécil!... Y sí... Dije que hablaría con él si lograba salir vivo del acontecimiento tan terrible en la madrugada, pero...

—Y... ¿entonces...? —insistí al ver que no tenía la mas mínima intención de responder. Avancé hasta el refrigerador, sacando el cartón de leche y sentándome a la mesa, mientras vertía el blanco líquido en un vaso de plástico verde—. ¿Qué haces aquí, tan temprano?

𝙷𝙴𝙻𝙻[BillDipp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora