𝙷𝙴𝙻𝙻[BillDipp]

V e i n t e.

Capítulo veinte: “Día especial”. Parte uno.

—¡Hoy será un día especial!

Me las arreglé para no mostrar mi verdadera expresión de incomodidad mezclada con odio. En serio que me esforcé.

—¡Mis dos chicos favoritos juntos y Bill mi gran amigo...!, va a ser de lo mejor —volvió a decir Mabel emocionada, apretando a todos en un maldito abrazo de oso. Todos. Bill, ella, yo... y Nash.

Nash alias imbécil rompe-libros cerca de mí, a un lado de mí... rozando mi bendita mejilla con su bendita cara.

Este día iba a ser todo menos especial.

Quise aprovechar el bello momento para estampar mi puño en él. Y Bill no daba imagen de estar pensando en algo distinto.

Desafortunadamente mi gemela vivía aún en su mundo de gomitas coloradas y arcoíris fofos.

Sentí la gloria en los pulmones cuando dejó de estrujarnos y se apartó todavía sonriente.

—¡Andando, Candy y Grenda están ya en el centro comercial!

Al fin la salida al cine había llegado. Y con ello la sorpresa de que Nash también iría con nosotros.

—Creo que odio un poco a tu hermana ahora, Pino, sin ofender —susurró Bill cerca de mi oído. Sonreí negando con la cabeza, pegándome a él permitiendo a Mabel y al otro tipo adelantarse.

Por lo menos el oxigenado estaría ahí.

—Me pasa seguido —afirmé en un tono de broma, al tiempo que sin realmente importarme el que alguien nos viera, abracé su brazo recargándome sobre él.

La segunda cosa más gay que hacía en mi vida, y la primera vez que me parecía increíblemente igual lo que la gente tuviera para decir.

—Ouh, Pino... eres como un gatito —rodé los ojos ignorando el calorcito raro en mi cara —. Todo pequeñito y lindo y tierno.

A pesar de lo muchísimo que me avergonzaban esa clase de palabras por su parte, yo sentía que valía la pena. Porque luego de ellas sabía muy bien lo que aguardaba.

El besito cuidadoso y cálido que Bill dejaba en mi frente. Después mi corazón sacudiéndose al punto de asemejarse a un ataque.

Y maldita sea que me asustaba ya no sentir miedo.

¿Qué jodidas me estaba pasando?

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—¿Cuándo le dirás a tu hermana?

Suspiré hundiendo los hombros —. No lo sé, Bill. Quiero... pero se ve muy clavada con el tipo. Siento que le va... le va a doler mucho.

Él resopló —. Si esperas más tiempo, será peor. Además no es como si todo este teatro de tú y Baker tal cual los mejores amigos vaya a durar bastante.

Hice una mueca, tenía razón.

—Tengo la esperanza de que esto que se traen termine pronto. También que Mabel se dé cuenta por sí misma quién es él realmente. No lo soporto.

Bill asintió viéndose en total acuerdo —. Puedo decir que es el día más incómodo de mi maldita vida. Te aseguro que en serio me esfuerzo en no joderle la cara cuando lo tengo cerca, sólo deseo verlo en el piso y darle con mi puño una y otra y otra... vez.

Me reí al verlo hacer un ademán de golpes seguidos a la nada.

—Quizá debamos intentarlo algún día.