D i e c i n u e v e.

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Capítulo diecinueve: “La venganza”.



—La chica Noroeste. Está aquí.

El joven asintió, cerrando de un golpe el grueso tomo y colocándolo en la mesita —. Perfecto, ¿dónde...?, ¿no sabes si...?

Guardó silencio mientras observaba a la rubia cruzar a paso tambaleante el umbral de la puerta.

—Amo, me parece que tenemos buenas noticias. Escuche... —habló emocionado bajo el atento escrutinio del otro allí, dirigiendo ahora sus ojos a la chica —. Noroeste, ¿en dónde estarán los Pines hoy...?

El peliazul curvó las cejas.

—Artie, los Pines seguro están más que enterados del peligro que corren aquí, en verdad dudo qu...

—LazerTag, hoy, al anochecer. Centro comercial de Gravity Falls, cerca de las ocho —la mirada de Pacífica lucía perdida al tiempo que soltaba todo aquello en un tono robótico.

Su boca se entreabrió —. ¿Qué caraj...? —luego sus ojos, y después sus labios en una sonrisa gigante —. Eso quiere decir...quiere decir que...¡que lo logramos, Artie! Maldición. Lo logramos...al fin.

Se abrazaron —. Lo logramos, amo. Al fin... el primer acercamiento a los Pines.

⏫🔺⏫

—...No golpear, ni empujar. No entrar con alimentos —miró entre los tres, quizá tratando de encontrar alguna mentira en nuestros ojos. Nada. Mascó el chicle de tal forma que pude ver todo dentro, observándonos desinteresadamente —. Que se diviertan.

Ya teníamos los chalecos puestos, sólo fue cuestión de entrar al lugar y dejarnos envolver en el obscuro ambiente. Arrugué la nariz. Apestaba.

—Aquí vamos, chicos. Yo me esconderé por allá, ustedes cubran. ¡Suerte!

Escuché un choque de palmas, y de pronto me hallaba solo. Suspiré, no me sentía de humor. No había visto a Bill en todo el día, Mabel estuvo increíblemente irritante a cada hora, Pacífica se comportaba extraña; y...Nash no dejaba de darme vueltas por la cabeza.

No había aceptado venir con mi gemela al LazerTag, ni mucho menos hubo rastro suyo en la cabaña durante la tarde, ¿qué más pruebas eran necesarias? Tuvo que ser él el intruso en casa de Bill, no podía ser alguien más. No.

Tenía cada vez más preguntas, que me llevaban a un tonto callejón sin salida. Debía hablarlo con Mabel pronto.

—¡A un lado, viejo!

Fruncí el ceño cuando sentí a alguien empujarme, mirando a todos lados no encontrando al culpable. Y luego recordé que aún continuaba en este apestoso y aburrido lugar. En vista de mis emotivos y fulgurantes deseos por jugar, decidí ocultarme tras una rara pieza de cartón barato que simulaba una casa, sólo para perder tiempo y esperar a las chicas.

Y así lo hice. Así que mientras caminaba tranquilamente hasta allí, escuchaba el claro sonido de las pistolas láser en mi chaleco. Me daba igual si perdía, de esa manera saldría más rápido. Pero lo que no escuché quizá por desviarme en otros pensamientos o qué sabía yo, fue la inesperada estampida de jugadores a la que no reaccioné hasta hallarme a mí mismo en el suelo.

—Joder...

No podía ni hablar. Sentía que me habían sacado todo el aire. Sólo podía ver el borroso techo, no tenía idea de si era por mis ojos llorosos o el humo de los efectos.

𝙷𝙴𝙻𝙻[BillDipp]Where stories live. Discover now