CAPÍTULO 44:

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         La tarde se pasó muy rápido, me lo estaba pasando genial con todo el mundo. Estuvimos sentados alrededor de la mesa charlando. Vane, trajo una cámara y nos sacaba fotos constantemente, para poder recordarlo todo. Hacíamos el tonto, hablábamos, reíamos y charlamos de cosas, al fin cosas normales. Todos nos llevábamos genial con todos, los chicos, que seguramente se habían conocido hace muy poco, parecía que se conocieran de toda la vida. Bromeaban y reían juntos como amigos de toda la vida, y la verdad, me alegraba de que no hubiera problemas.

-Hei Jess, esperad aquí. Quiero enseñaros algo. –dijo Ryan en un momento cuando entró dentro de la casa dejándonos con la intriga.

-¿Y este ahora que va a hacer? –dijo Austin riendo.

-Pues ni idea. –contestó Dylan.

-Ya está. Ten Jess cógela. Me pase por tu casa y la cogí, antes de que preguntes como la tengo. –dijo Ryan dándome mi guitarra.

-¡Oh! Vale, esto… ¿Y para que la quiero? –pregunté un poco confundida.

-Para lavarte los dientes Jess, es obvio. -se burló Betty mientras todos estallaban reír.

-¿Recuerdas la canción que empezamos en mi casa? La semana pasada. –dijo Ryan antes de sentarse con su guitarra.

-Sí, claro. ¿Por qué? –pregunté cuando Adam nos miraba apretando la mandíbula. 

-La acabe, empiezo yo y tú me sigues. –dijo acercándome la partitura muy amablemente.

-¡Oh vale! –dije yo antes de empezar.

-¡Espera! –dijo Vane. –sentaros juntos quiero haceros una foto. –dijo Cogiendo la cámara de la mesa.

         Entonces cogí y me senté en el regazo de Ryan, como pude, Ryan me paso el brazo por encima del hombro sujetando la guitarra con la otra mano y luego le saco la lengua a la cámara. Yo hice lo mismo, y unos segundos después un flash salió disparado dejándonos medio atontados. Luego le cambie la silla a Kat y me senté a lado de Ryan, para empezar a tocar la canción. Había quedado muy bien, y pareció gustar a todo el  mundo. Luego como ya era tarde pedimos unas pizzas, para cenar. Seguimos tocando acordes mientras Charlie y Austin cantaban cosas sin sentido y las chicas hacían en coro sin mucho éxito. Me dolía un poco la garganta de reír, pero me lo estaba pasando tan bien que casi ni me importaba. Luego nos pusimos a jugar a las cartas y Dylan y Kevin se empezaron a apostar cosas que ninguno de los dos cumpliría.

-¡Pues si ganó me compras un coche! –decía uno haciéndonos reír.

-¡No, si yo ganó me vas a comprar una casa! –contestaba el otro, y así toda la partida.

         Yo, Charlie y Kat empezamos a hacer trampas pasándonos cartas por debajo de la mesa para intentar ganar, cunando Pixie se dio cuenta, se chivo. Todos empezaron a gritar que era una injusticia y que tendríamos que lavar los platos luego de comer como castigo. Al ser expulsados de la partida, seguimos charlando con los que quedaban jugando que se repartieron en dos grupos. Kevin iba con Adam, Ryan, Pixie y Andy, y Dylan con Austin, Abie y Vane. Justo luego de que se anunciara un empaté sonó el timbre anunciando que era hora de cenar. Abrimos al chico de las pizzas y os sentamos fuera mientras los chicos colocaron no sé cómo, una mesita con la televisión fuera. Nos quedamos todos llenísimos. Entonces al acabar Charlie, Kat y yo tuvimos que entrar para limpiarlo todo por haber hecho trampas antes. Me lavé las manos en la concina al acabar y sin querer el maquillaje de mi muñeca se disolvió con el agua. En ese momento Ryan y Dylan entraron por la puerta mientras empezaban una lucha en el sofá. Hoy no llevaba puesta ningún brazalete como para disimular, y me daba no sé qué, que alguien preguntara, así que se me ocurrió una cosa.

Permíteme sacarte una sonrisaWhere stories live. Discover now