Han pasado seis días desde aquella horrible tarde. Desde aquel día se me han pasado las ganas de todo, penas hablo con las chicas, no es que ya no seamos amigas, pero ellas comprenden por lo que estoy pensando y me dan mi espacio, cosa que agradezco. A mis primos los veo en casa ya que casi siempre están ahí. A los chicos no los he vuelto a ver desde la semana pasada excepto de Charlie, con el cual trabajo. El se siento creo que peor que yo por lo que paso. No hablamos del tema, ni estamos enfadados el uno con el otro pero en realidad los dos estamos con la moral baja. Y os preguntareis donde ha estado Adam en esta semana. Pues no lo sé, se ha borrado de la faz de la tierra. Ni a mí ni a Charlie nos coge el teléfono y creo que ha bloqueado todos los chats con nosotros y gente relacionada de los alrededores. Tampoco lo veo en el instinto ya que ha dejado de venir. Mi vida parece de película la verdad, y lo odio.
-Chicas veniros a casa, esta noche. –Ofreció Pixie mientras salíamos del instituto.
-No será lo mismo si no vamos todas… -dijo Kat preocupándose por mí.
Pensé un momento, la verdad hoy no tenía ganas de deprimirme en casa como cada día sin saber hasta cuando estaré así. La primera y última vez que fuimos a su casa nos lo pasamos genial, hoy era viernes y puede que así se me pasara un poco el malestar. Esta tarde no tenía nada que hacer ya que esta semana el viernes no teníamos que ir a trabajar.
-Me apunto. Necesito despejarme. –les dije fingiendo una sonrisa.
-¿Estas segura? Jess podemos…–pregunto Betty.
-Pues claro mujer además, os he hecho carnets falsos ahora somos todas mayores de edad y esta noche….-empezó a decir Pixie animadamente interrumpiendo a Betty.
-¡Retumbo de tambores! –grito Pixie.
-Nos iremos a esa discoteca tan grande. La nueva, no recuerdo su nombre. –dijo Pixie riendo.
-¿Cómo? Estás loca no nos dejaran entrar.-rio Katia.
-Te digo yo que sí. –replico Pixie pasando una de sus manos por su nuevo teñido pelo rosa.
-Estas como una cabra. –dije cuando se me escapo una pequeña risa.
-Madre mía Jessica revive del submundo. –grito Kat agitando los brazos.
Tal como dijimos todas no fuimos a casa y avisamos de que iríamos a dormir a casa de Pixie. Mi madre me dejo ir ya que le gustaba la idea de que saliera un poco. No tarde mucho en comer, luego dormí un poco ya que es lo único que tenía ganas de hacer. Y a las ocho nos dirigimos todas a la casa de Pixie. Una vez allí subimos todas a las habitaciones y nos cambiamos. Katia tuvo la loca idea como de costumbre en ella, de compramos vestidos con el dinero que había ganado hace unas semanas. Y como no también nos compró zapatos para cada una de nosotras. Los vestidos todos eran diferentes, pero todos bastante cortos. Y los zapatos exageradamente altos.
-¡Estás loca! ¡El vestido aun! Pero yo no camino con esto. –rio Vanesa sentándose en la cama ya con el vestido puesto.
-Katia ha hecho bien. Es más yo la ayude. Hoy se inaugura la discoteca, y ahí nadie nos conocerá. Ya que seguimos siendo menores de edad. Pero tenemos que parecer chicas de dieciocho. –dijo Pixie muy convencida, andando con sus tacones negros.
-Estáis fatal. –dije riendo al salir del pequeño baño con mi vestido azul marino sin mangas y mis tacones a juego.
-¡Pero será una noche genial vamos! –grito Pixie abriendo la puerta de su habitación.
Realmente era una locura. Pero poco a poco me lo estaba empezando a pasar mejor por una vez. Kevin había salido así que nos libramos de tener que darle explicaciones. Nuestras madres claramente no estaban enteradas de nada de esto. Ya eran las nueve de la noche y en unos veinte minutos estuvimos en la cola de la entrada de la gigantesca discoteca. Pixie llevaba nuestros falsos documentos mientras observábamos la cola. Si yo pensaba que mi vestido era corto era porque no había visto lo que llevaban algunas de las presentes que parecían… Bueno mejor no lo digo. Nadie pareció darse cuenta de que no teníamos edad suficiente entre toda la gente. Había muchísima gente allí no conocía a absolutamente a nadie y estábamos nerviosas ya que era nuestra primera vez en un discoteca y la primera en falsificar nuestras edades. Poco a poco la cola avanzó y finalmente Pixie enseño los carnets a los hombres o mejor dicho gorilas de seguridad y nos dejaron entrar como si nada. Menuda seguridad la de aquí. Aquel sitio era gigantesco no, lo siguiente. La cabina del DJ estaba al final de la enorme sala rodada de focos de colores que salían disparados a todas partes mientras la música sonaba extremadamente alta. Había escaleras que daban a un segundo piso con balcones desde donde podías ver la primera planta. Había diferentes barras, y sitios con comodísimos sofás y mesas para la gente que se cansara de bailar. Estábamos todas alucinando y fuimos a bailar con la demás gente un buen rato.
-¡Esto es una pasada! –le grite a Kat mientras bailábamos.
-Y que lo digas estoy sedienta vamos a pedir algo. –dijo Pixie cuando nos alejamos las tres hacia la barra más cercana esquivando a toda la gente.
No sé qué narices nos dio de beber Pixie está claro que llevaba alcohol pero estaba muy bueno. Pasaron las horas Vanesa y Betty estaba perdidas entre la multitud probablemente buscando novio. Nosotras tres nos limitamos a reír, bailar y beber. Me empezó a doler la cabeza y los pies así que me aleje e ellas y me dirigí nuevamente a la barra.
-Dame algo que me quite el dolor de cabeza. –le dije al camarero, el cual asintió riendo y me sirvió algo de color lila diluido con algo que creo que era vodka.
-Disfrute de su copa señorita. –dijo sonriente el hombre.
Aquella cosa estaba deliciosa, tenía un fuerte sabor a frutas. Me senté en la barra hasta que me la acabe y pedí otra, y otra… Cuando me acabe la tercera copa me levante y me dirigí a unos sofás donde había gente bebiendo, riendo y me senté. No sé si estaban borrachos pero empezaron a hablar con migo como si nada. Empezaron contar chistes y yo me moría de la risa con todos los demás. Me lo estaba pasando genial pero en un momento vi a una pareja joven besándose cerca de donde yo estaba y empecé a recordarlo todo. Recordé aquel horrible sábado, a Adam y todo lo demás. Las lágrimas salieron sin parar de mis ojos, volví a la barra y le dije otra vez al hombre que me diera algo que tomar. Me sirvió una copa esta vez de un color azul turquesa. Seguía llorando y me volví a aquellos sofás donde quedaba menos gente. No quería recordarlo ahora, quería olvidarme de él por un maldito momento. Me lo había venido a pasar bien y estaba llorado frente a unos desconocidos que parecían estar más borrachos que yo. Luego volví a hablar ya sin saber de qué persona provenían las preguntas. Al rato me empecé a reír otra vez. Abracé a la persona que estaba a mi lado creo que era una chica aunque no lo veía claro. Los focos en la oscuridad no ayudaban mucho tampoco. Perdí la noción del tiempo, todos los que quedábamos en los sillones nos pusimos a pasarnos nuestras bebidas hasta acabarlas todas. Cada uno pidió otra y volvimos a beber y pasar nuestra bebida a quien tuviéramos a la derecha así hasta el final. Empecé a ver borroso pero me sentía en una nube de la que no quería bajar. De repente, o luego, como he dicho perdí la noción del tiempo, me alivie al sentir los tacones fuera de mis pies. La cama era más cómoda de lo que recordaba.
-Buenas noches.-dijo alguien abrazándome.
-Buenas noches. –respondí abrazando a aquella persona.
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Permíteme sacarte una sonrisa
Fanfiction(AVISO: Los 15 primeros capitulos solo se pueden leer en el blog oficial de la novela) -Sinopsis: Jess ya es toda una adolescente, tiene un montón de amigas y conoce a mucha gente seguidamente con la cual se lo pasa genial. Ella nunca ha estado inte...