II

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-Buenos días, cariño.

Gabriel gime de inmediato cuando se pone de costado, las sábanas de algodón se deslizan sobre su pecho desnudo. Su cabeza palpita, y palpita tanto que le preocupa que cuando abra los ojos se sienta cegado por el dolor. Hace una mueca cuando finalmente abre sus parpados. Es brillante y soleado en la habitación, no entiende donde está. Debe tener resaca.

-Buenos días- la voz vuelve a decir y Gabriel mira por encima: hay un hombre de pie junto a su cama, con una elegante barba oscura y ojos bondadosos, sosteniendo un vaso de jugo verde. Liam, recuerda el nombre débilmente en su mente. Es Liam. Su prometido.

-Hola- dice Gabriel, su voz suena áspera y sus cuerdas vocales están apretadas. Se mueve para sentarse, gruñendo cuando sus costillas se contraen, su brazo izquierdo se tambalea un poco.

-¿Cómo te sentís?- pregunta Liam. Está vestido con una remera de lycra y un short de fútbol. Se sienta en el borde de la cama mientras Gabriel se sienta con la espalda contra la cabecera, sabiendo que debe verse horrible. Puede sentir la forma en que su rostro pone una mueca permanente y está desesperado por una ducha.

-Mierda- dice Gabriel sin rodeos. Algo parpadea en los ojos de Liam, casi sorprendido y Gabriel se siente un poco tonto. -Lo siento. La cabeza todavía me duele y mi mano también- dice apresuradamente, tratando de corregirse. Probablemente no maldice delante de Liam.

-¿Vos?... -comienza Liam, alejándose con ojos esperanzados. A Gabriel le toma un momento entender lo que Liam está insinuando y sacude la cabeza.

-No, no recuerdo- termina por Liam.

Liam asiente, con la cara triste. Le pasa a Gabriel el vaso en su mano.

-Tomá- dice. -Te he traído esto, es un batido de calabaza con col.

-Ew- murmura Gabriel instintivamente. Liam solo se ríe, rascándose la barba una vez que Gabriel toma el vaso con resistencia, sosteniéndolo con torpeza en su mano.

-Es bueno para vos, siempre lo tomamos por la mañana antes de ir al gimnasio- dice Liam.

Gabriel toma un sorbo, el vaso enfría sus labios. Es asqueroso, lleno de bultos y lo hace querer vomitar cuando se toma el sorbo y deja el vaso en la mesa, al lado de su teléfono.

-Es asqueroso- le dice a Liam, con los ojos llorosos.

-Pero te encanta- Liam se ve tan confundido, sus ojos saltan entre Gabriel y el vaso rechazado que descansa en la mesita. -Vos dijiste que era tu favorito

-Supongo que mis papilas gustativas se olvidaron de eso- Gabriel hace una mueca y luego vuelve a hacerla cuando se da cuenta de que va a tener que beber un poco más para poder tragar algunas de sus pastillas para el dolor. Se inclina y agarra la caja que el farmacéutico le dio el día anterior, e intenta sacarlos del paquete un poco incómodo, su mano izquierda aún se siente rara y entumecida. Finalmente, Liam toma el paquete por él y extrae dos pastillas dejándolas caer en la mano de Gabriel. Gabriel toma otro trago del batido para pasar las tabletas y luego empuja el vaso en la mesa, donde se quedará.

-¿Qué hora es?- Gabriel le pregunta a Liam, con la cabeza todavía un poco turbia, la garganta todavía un poco apretada.

-Son las siete y media- dice Liam. -Voy a ir al gimnasio y luego a laburar. Agus me envió un correo y me dijo que ella y Gastón vendrán alrededor de las nueve, ¿de acuerdo?

-¿Gastón?- Gabriel siente animarse, sentándose un poco más recto. -Genial, no puedo esperar para verlo, Gastón es mi mejor amigo- le dice a Liam y su prometido le da una mirada divertida.

Olvidé donde estábamos Where stories live. Discover now