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Su cabeza nunca ha estado tan mal como cuando despierta a la mañana siguiente. Gime por instinto, negándose a abrir los ojos, sabiendo que al hacerlo dejará entrar la luz y el dolor de cabeza empeorará. Aún con disgusto, se levanta de la cama con un suspiro y se pone una remera y luego baja las escaleras hacia la sala. Liam está sentando en la barra de la cocina, comiendo fruta y bebiendo el batido verde y se ve más cansado de lo que Gabriel lo ha visto desde que se despertó en el hospital. Su rostro está pálido, la piel debajo de sus ojos se tiñe de oscuro y la sonrisa que le da a Gabriel cuando está en el último escalón es a medias. Gabriel sabe que la noche anterior también fue un duro golpe para Liam, lo asustó, y de repente Gabriel se siente aún más extraño para Liam de lo que era antes.

-¿Vas al gimnasio?-pregunta Gabriel, con voz áspera. Liam asiente y cuando Gabriel se sienta tentativamente frente a él, Liam le desliza el segundo plato de avena que había sobre la barra.

-Sí, ¿qué tenés vos planeado para hoy?

-Una llamada en conferencia alrededor de las diez. Eso es todo.

Liam asiente y es solo que, todo es tan jodidamente formal, tan diferente a lo que Gabriel imaginó que sería una relación seria. No deberían estar sentados como extraños, preguntándose incómodamente sobre el día del otro, tratando de llenar el silencio que cuelga entre ellos. Y es culpa de Gabriel, es... es él el que no puede recordar. Liam no ha sido más que dulce y amable tratando de entender su falta de memoria ¿y que ha hecho él? Besar a alguien más y devolver su estómago en el momento en que Liam lo tocó de una manera vagamente intima. No es así como debería ser una pareja comprometida y todo se debe a él y a su jodida falta de memoria.

-Tengo que pedirte un favor- Liam se aclara la garganta, terminando su batido. Gabriel trata de no hacer una mueca al ver los residuos y grumos que manchan los lados del vaso. -Voy a llevar a un cliente importante a un bar y necesito que vengas conmigo.

-¿Yo? ¿Por qué?-la mano de Gabriel, su mano buena, se dobla alrededor de su cuchara.

Liam se encoge de hombros. -Es como, algo de imagen. Lo hacés bastante, es algo bueno para mí tenerte conmigo.

-¿Cómo si fuera un trofeo?- Gabriel arruga la nariz y Liam asiente con un gesto de dolor.

-Un poco, por desgracia. Pero también me hace ver responsable y estable tener a alguien tan exitoso como vos. Ha sido muy útil- repite y Gabriel sabe que está tratando de convencerlo.

-¿Estará Renato allí?- la pregunta simplemente se desliza sin que Gabriel registre las palabras hasta que han salido de su boca. Liam parpadea medio levantándose de su taburete y luego sacude la cabeza.

-No esta noche. No siempre lo necesito para este tipo de cosas. Realmente apreciaría que vinieras.

Gabriel reconoce que parte de la razón por la que está de acuerdo es el recuerdo, todavía doloroso de la noche anterior, en que Liam limpió su vómito y lo abrazó mientras lloraba.

-Sí, claro. Iré.

-Genial- sonríe Liam, con más alivio en sus ojos. -Gracias. Saldremos justo después de la seis.

Gabriel asiente y se sienta terminando su propio desayuno mientras Liam se prepara para ir al gimnasio. Sale del vestidor unos minutos más tarde con un pantalón y un abrigo que cuelga de su hombro. Se acerca a Gabriel y vacila, claramente pensando en besarlo o no. Gabriel toma la decisión por él y levanta la mejilla para que Liam presione sus labios.

-Ten buen día- dice Liam bruscamente, antes de irse y luego cierra la puerta y Gabriel se sienta en la barra de la cocina, muy solo.

Su instinto es llamar a Gastón. Si algo está en su mente, entonces siempre ha ido con Gastón para hablar de ello. Pero no lo ha visto desde la mañana en que lo visitó, el día después de que Gabriel regreso a casa del hospital y sus respuestas a los frecuentes mensajes de Gabriel durante la última semana han sido escasas y raras. Gabriel recuerda lo que Sofi le dijo: No nos vemos tanto como quisiéramos. El temor de que con Gastón suceda lo mismo le provoca una punzada en su estómago. Él quiere cambiar eso.

Olvidé donde estábamos Where stories live. Discover now