Capítulo 4: Fotografías.

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— Creo que me voy a quedar esta noche

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— Creo que me voy a quedar esta noche.

Como si estuviera esperando que el moreno dijera aquello, el hombre le sonrió con amabilidad y ¿Era eso una chispa de complicidad?

—Me alegro, porque tengo algo que mostrarte y vas a necesitar tiempo para examinarlo.—

Le hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera. Lo condujo hasta una puerta cerrada con llave, al abrirla, Hoseok se encontró una pequeña y austera habitación, muy diferente a las demás. Dedujo que nos era parte de los espacios habitables del hotel.

Se fijó en los arcones, armarios y muebles de diferentes tamaños y estilos. Seokjin tomó de entre un armario un objeto grande y de apariencia pesada. Era una maleta. La colocó en una mesa y le pidió que se acercara: —Siéntete libre — dijo dejándole el paso.

A Hoseok le sudaban las manos conforme se acercaba. La maleta era vieja y estaba en bastante mal estado, pero aun así, descubrió pequeñas inscripciones por el lado de la empuñadura.

PJM

Seokjin le observó con atención. No sabía si le divertía o le incomodaba que hurgara en el pasado de su familia de esa manera.

Le dio la espalda y contempló la maleta como si fuera un tesoro, el resto de un naufragio que las olas habían hecho llegar a sus pies en una playa remota. ¿Qué encontraría dentro? ¿Estarían allí las respuestas que buscaba o habría aún más preguntas?

Finalmente se decidió a abrirla. Un nuevo maletín, más pequeño, carpetas y papeles le devolvieron la vista

—El maletín — dijo Seokjin, con una sonrisa que escondía las comisuras de sus labios en sus mofletes inflados — Ahí está todo lo que buscas.—

El moreno no se esperaba aquello, fotos, cientos de ellas, de distintos tamaños colores y estados. Celuloides, instantáneas, familiares ¡De todo!

—Alguien las encontró cuando reformaron el hotel, las metí allí con la idea de ordenarlas algún día, pero siempre dejo las cosas para después y se me olvidó. Estoy seguro de que alguna de inicio de siglo habrá, deberías buscarla. Cuando te canses, baja a cenar.—

Era la frase más larga que había dicho desde que se encontraron casi una hora atrás, parecía cansado, así que se dio la vuelta, y salió de la habitación dejando a Hoseok con una maleta llena de años de historia.

Y esa, esa era la mejor noche de su vida.

La imagen, un pringado enamorado, en un trastero de un hotel en Transilvania, empeñado en descubrir una historia de amor.

[...]

La mañana llegó con un sol cálido y luminoso que golpeó los pies descalzos de Hoseok y lo despertó de forma tranquila y con un suspiro.

No durmió mucho, pasó la mitad de la noche organizando fotos, y la otra mitad cuestionando su cordura.

¿Había dejado que aquello se le fuera de las manos? ¿Había desatendido sus planes originales, incluido su regreso a Corea persiguiendo un espejismo? ¿Por qué necesitaba saber la verdad de esta historia que ni le venía ni le iba?

¿Tanto necesitaba creer en el amor?

Volvió al trastero sin desayunar. El tiempo apremiaba y debía salir de Sighisoara esa misma noche.

Pasó dos horas más, reconocía a Jimin en varias fotos y las iba colocando en un montón aparte, hasta que, por fin, pudo ponerle rostro a ese nombre que había rondado tanto en su cabeza.

La tomó con manos temblorosas y la observó por lo que le pareció una eternidad.

Ahí estaba, a un lado de dos hombres a los que no les dio importancia, Jeon Jungkook.

El corazón le saltó porque los ojos, negros y asustados de Jungkook le miraron y le atravesaron el alma. Había un flequillo de cabello, se imaginó que negro por la coloración de la imagen, que caía sobre su frente. Los labios, finos, apretados en una línea. Era alto, casi una cabeza más que el otro hombre, y bastante bien formado. Pero tenía un aire de no sé qué, que a Hoseok le pareció tormentoso.

Colocó encima, cubriendo el resto de la imagen, la fotografía de Jimin, parecía ser más pequeño que Jungkook, sus ojillos apenas se observaban sobre esas voluminosas mejillas, su cabello, negro como el ébano, era un poco más corto en los costados, supuso que debido al corte típico de la milicia.

Ninguno sonreía, pero sus ojos parecían gritarle.

Cuenta nuestra historia.

Sin embargo, las pistas no aparecían y Hoseok no sabía que más hacer.

Hasta el momento solo sabía algunas pocas cosas:

Jimin y Jungkook estudiaron juntos, en la Secundaria de la colina, por algún motivo, cerca de 1914 es mandado a Munich, y tiempo después, la guerra estalló.

Jimin se vio obligado a interrumpir sus estudios para unirse al ejército, donde fue mandado a luchar al frente de Varsovia, mientras Jungkook defendía las posiciones transilvanas.

En 1915 Jimin fue herido de gravedad por una bomba de cloro y regresó a Sighisoara.

Parecería ser suficiente para cualquiera, pero la incógnita seguía:

Si ni siquiera lucharon juntos, ¿por qué los enterraron juntos?

Tenía la sensación de haberles fallado, con pena, guardó las fotos una a una, dándole una última mirada a ambos soldados, estaba por rendirse, pero una última luz brilló.

La fotografía era relativamente nueva y mostraba a dos hombres mayores, frente a un retrato.

Pero no es eso lo que llamó su atención, no fueron los hombres ni el cuadro, fue algo en el fondo.

Reconoció el cuadro de Jungkook al instante.

Y las preguntas volvieron.

¿Qué hacía ese cuadro allí? ¿Por qué lo tenían esos hombres? ¿No había estado siempre ese cuadro en el Restaurante Bastion? La cabeza le explotaba.

Corrió escaleras abajo buscando a Seokjin, quién, para no decepcionar, dio un salto cuando escuchó su nombre a gritos.

-¿Quiénes son? – dijo con la foto en una mano y la cámara en la otra, no ha dejado de sacar fotografías y evidencias.

-Ese, no sé – señaló al hombre que sostenía el cuadro – pero este— señaló al otro hombre - es Kim Taehyung fue alcalde de la ciudad en los 50's.

¿Kim Taehyung? El nombre le sonaba pero no sabía de dónde.

-Espera, ¿ese Taehuyng, es el mismo Taehyung de acá? – Hoseok tomó la cámara de nuevo y le mostró la foto del retrato en el museo.

- Es el mismo – respondió sin dudar – su familia aún vive aquí. Voy a llamarles.

Y a Hoseok apenas le dio tiempo de subir, darse una ducha y tomar sus cosas para salir de nuevo del hotel, esta vez, guiado por Seokjin.


SIGHISOARA | KOOKMIN | FANFICWhere stories live. Discover now