Capítulo 5: Colección de arte.

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El alto castaño se detuvo en una de las mansiones ubicadas en la plaza principal de la ciudadela. Allí vivía Kim Namjoon, nieto de Taehyung, quién fuera alcalde de Sighisoara y compañero de Jimin y Jungkook antes de la guerra.

Namjoon era completamente distinto a Seokjin. Era quizás unos años más grande que el castaño, tenía la piel morena, un poco más oscura que la de Hoseok, el cabello negro con algunas canas asomándose y unos graciosos hoyuelos que se mostraban cuando sonreía.

Seokjin y Namjoon se pusieron a charlar en rumano con esa complicidad que solo tienen los amigos de toda la vida. Adivinó palabras sueltas: "Jimin", "Jungkook", "prietini".

Namjoon le miró y le sonrió con calidez, se presentó con una reverencia, un coreano perfectamente fluido y una voz gruesa que a Hoseok le dio la sensación de ser regañado.

Los dos visitantes entraron detrás del nuevo anfitrión, y este les regaló un tour completo por su hogar, recorriendo los pasillos de la mansión, llenos de cuadros, iconos e imaginería religiosa.

-Cuando volvió de la guerra, mi abuelo se aficionó al arte, y empezó a coleccionarlos, nadie sabía el motivo, pero tampoco preguntaban. Los primeros cuadros fueron estos, de artistas de la región.—

Y si, entre ellos estaba el cuadro de Jungkook. En el lugar más privilegiado de la lujosa estancia.

-Por alguna razón era el cuadro más preciado de mi abuelo.—

De nuevo tenía delante el cuadro de la ventana de Jimin. - ¿Cómo era posible que hubiera dos cuadros iguales? – preguntó sin poder detenerse, obstruido en los colores y la nostalgia que desprendía aquel cuadro.

-No son iguales – escuchó muy cerca de su espalda – Mira más de cerca.

Sintiéndose observado, tardó un par de minutos en entenderlo.

En efecto no eran iguales.

Había cierta diferencia en los colores de ambos cuadros, pero la totalidad de las diferencias recaía en la ventana.

Allí, en mitad del cuadro, detrás de una ventana empañada, había una silueta. Una persona alzando la mano en son de saludo.

Namjoon se rio bajito cuando supo que por fin se había dado cuenta.

Lo invitó a sentarse en el mullido sillón, junto a Seokjin, quien ya estaba instalado en una esquina del mismo.

Namjoon se sentó con el porte digno de un rey, serio y concentrado. La historia que estaba por contar era larga, la sabía casi de memoria y no podía evitar sentir la emoción, aquella que sintió la primera vez que la escuchó.


SIGHISOARA | KOOKMIN | FANFICWhere stories live. Discover now