Capítulo 8: Öngyilkosság.

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Al día siguiente de su muerte, Jimin fue sepultado en el cementerio familiar, solo, con una lapida sencilla con su nombre y la fecha de su nacimiento y muerte.

Media ciudad acudió al funeral de Jimin, llevando abundantes flores para acompañarlo en su recorrido al cementerio.

El pequeño Jimin había muerto como un héroe, y como un héroe tenía que ser sepultado, con los honores suficientes para hacer sentir orgullosa a toda su familia.

El oficio fue llevado a cabo en la iglesia de la colina, a un lado del cementerio y del instituto que vio nacer aquella historia de amor.

Jungkook se presentó a mitad de la ceremonia, con los ojos hinchados por el llanto y el corazón roto.

El sacerdote interrumpió la homilía al verle entrar en tan mal estado, todos los presentes observándole con asombro y con el corazón encogido, dirigirse al ataúd para darle su último adiós al hombre que amaba.

Pero Jungkook no pudo llegar hasta su amado, siendo detenido por la presencia de Park Dong Sun, quien se plantó delante de él, tomándolo por las solapas de su saco arrastrándolo hasta el exterior de la iglesia.

Jungkook entre lágrimas e hipidos le suplicó dejarle despedirse, para obtener como respuesta un pinchazo de dolor agudo por toda su espina dorsal al ser lanzado al suelo con fuerzas y recibir múltiples patadas en su costado.

Kim Taehyung observó todo desde su asiento, lleno de rabia y culpa, el shock apoderándose de su cuerpo, sin poder mover un dedo, sin decir nada.

Nadie lo hizo.

Jungkook yaciendo tirado entre la nieve y la sangre que supuraba de su costado, tomó el resto de sus energías, levantándose como pudo y jurando, por el gran amor que sentía por Park Jimin que jamás regresaría a Sighisoara.

La ciudad estaba llena de recuerdos, de vivencias que le atormentaban la mente a cada paso y de vecinos que lo miraban con desprecio. Con Jimin muerto, sentía que ese ya no era su lugar y que la vida carecía de sentido en su ausencia.

Y cuando la vida deja de tener sentido, lo único que la guía es la muerte, por eso Jungkook regresó al frente de batalla, en una guerra que por mucho estaba lejos de terminar.

Desde ese día no se le volvió a ver a Jungkook pintar de nuevo.

Pocos meses antes, Rumania había entrado en la Gran Guerra como aliada de Francia y Rusia. Transilvania se había convertido en el escenario de crueles batallas, especialmente en la frontera de Hungría.

En esas trincheras volvió a luchar Jungkook durante meses hasta que ocurrió lo inevitable.

La noticia de la muerte de Jungkook vagó hasta llegar a los oídos de Taehyung quién se desplomó en el suelo de su habitación llorando todas las lágrimas que la culpa no le había dejado llorar.

Por años se dedicó a buscar el cuerpo de su amigo, investigando la causa de su muerte, hasta que encontró el lugar en donde el frente húngaro al que servía Jungkook se había establecido, allí, el sargento que lideraba la tropa le dio el certificado de defunción de Jeon Jungkook.

En donde pudo observar claramente su nombre, tanto romanizado como en Hangul, su fecha de nacimiento que citaba 1 de Septiembre de 1893 y la fecha de su muerte, el 26 de septiembre de 1917 y en el apartado de observaciones una palabra que no presagiaba nada bueno: "öngyilkosság".

"öngyilkosság" significaba suicidio.

Jeon Jungkook, incapaz de soportar un infierno de vida sin Park Jimin, con su alma y corazón rotos y sin algún presagio de futuro, a los 24 años, se quitó la vida en una trinchera del frente húngaro.

Sepultado en un cementerio militar a las afueras de Orade, una provincia Rumana, con una sencilla cruz blanca de madera.

Poco más de un año después, la primera Guerra Mundial llegaría a su fin, dejando tras de sí treinta millones de muertos. Y dos de ellos, Park Jimin y Jeon Jungkook, descansarían durante algunos años más a 300 kilómetros de distancia el uno del otro.

Las manos de Taehyung temblaban.

Kim Taehyung, el amigo que descubrió la relación de Jungkook y Jimin en el instituto. Kim Taehyung, el culpable de que Park Dong Sun mandara a su hijo a Múnich para apartarlo para siempre de Jungkook.

El amigo de la infancia de Jungkook y Jimin jamás se perdonó el dolor que había desencadenado con su indiscreción. El sentimiento de culpa por la inhumana muerte que ambos sufrieron lo acompañó toda la vida.

Pasaría una década antes de que pudiera empezar a redimirse.

En 1928, Rumanía celebraba el décimo aniversario del armisticio y de la fundación del estado rumano con la anexión, entre otros territorios, de Transilvania, siendo Sighisoara incluida.

Muchas ciudades decidieron construir memoriales para conmemorar la fecha y honrar a los soldados que perecieron en la contienda. El ayuntamiento de Sighisoara fue uno de ellos.

Y el encargado de planearlo fue un alto funcionario que acababa de entrar en el consistorio llamado Kim Taehyung.

Ese fue uno de los primeros trabajos de Taehyung en el ayuntamiento de Sighisoara, del cual acabaría siendo alcalde tras la segunda Guerra Mundial.

Lo primero que Taehyung tuvo que hacer fue conseguir el permiso de las familias de los fallecidos para trasladar sus cuerpos al nuevo emplazamiento.

No le costó demasiado obtener el permiso de exhumación del padre de Jimin. Para el viejo oficial era un gran honor que su hijo descansara en un monumento nacional a los caídos.

El 1 de diciembre, Día Nacional de Rumanía, se inauguró el memorial en una ceremonia civil. Media ciudad acudió para honrar a sus muertos de nuevo, con Park Dong Sun a la cabeza, ataviado para la ocasión con todas sus medallas.

Lo que nadie podía esperar, y él menos que nadie, es que su hijo no estaría solo en esa tumba.

Taehyung había movido cielo, mar y tierra para localizar el cuerpo de Jungkook en Oradea. Desde el primer momento quiso enterrarlo junto al hombre que amaba para que descansaran juntos por toda la eternidad, sintiendo que eso era lo correcto, su corazón confirmándole al ya no sentir esa carga pesada al tratar de redimir sus actos.

Como es lógico, mantuvo su plan en secreto para que nadie pudiera detenerle. Y se salió con la suya.

Al verlo, Park Dong Sun entró en cólera y se enfrentó a Taehyung a gritos, delante de todo el mundo. ¿Cómo había sido capaz? ¿Cómo se atrevía a mancillar el honor de su familia de ese modo? El hombre estaba fuera de sí.

Por eso Taehyung lo tumbó de un puñetazo, como Jungkook había hecho con él mismo diez años antes.

"Hace quince años cometí un error imperdonable" le escupió Taehyung al viejo oficial. "Yo maté a mis mejores amigos mucho antes de que lo hiciera esa horrible guerra. Y usted fue cómplice de ello. Todos lo fueron."

Los vecinos de Sighisoara agacharon la cabeza avergonzados ante las palabras de Taehyung:

"Es hora de permitirles descansar en paz de una vez, juntos, como tendrían que haber vivido y como héroes de algo mucho más valioso que una guerra."


Y no fue de extrañar que Park Dong Sun se fuera del cementerio con el rabo entre las piernas.

Después de aquella ceremonia jamás se volvió a hablar de Park Jimin en su casa. Metió todas las cosas de su hijo en una maleta y la encerró en un armario.

Park Dong Sun no pudo enterrar a su hijo donde quiso, pero intentó sepultar su recuerdo ante el mundo.


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