Capítulo 7: Saranghabnida.

225 56 17
                                    


NA: Para una mejor experiencia reproducir la canción de multimedia durante la lectura

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

NA: Para una mejor experiencia reproducir la canción de multimedia durante la lectura.


En el verano de 1914 Gavilo Princip siendo guiado por extrañas emociones, asesinó al Archiduque Franz Ferdinand y a su esposa en Sarajevo una ciudad al suroeste de Sighisoara.

Acto que lamentablemente dio inicio a la primera guerra mundial.

Todos los hombres del país fueron llamados al frente de batalla, siendo así que Jungkook, Jimin y Taehyung en 1915 se dirigieron cada uno a un pelotón.

Fue en ese mismo año en que Jimin regresó a casa, en estado delicado por una gran herida en su tórax, causada por una bomba de cloro que dañó por completo sus pulmones, dejándolo completamente postrado en cama.

La noticia de la gran bomba de cloro no tardó en propagarse por todos los frentes de batalla, siendo el Soldado Park reconocido por su arduo trabajo y su trágica conclusión, llegando hasta oídos de Jungkook quien no dudó en moverse a pedir su relevó, todo con el fin de visitarlo antes de su inminente muerte.

Pero, para su mala suerte no fue relevado tan pronto como él esperaba, sino hasta mediados de 1916, tan pronto como firmó su relevo tomó el primer transporte a Sighisoara, dirigiéndose a casa de Jimin donde, a pesar de saber que no sería bienvenido, no titubeó al tocar la puerta.

El padre de Jimin lo recibió con una gran mueca de desagrado, sin empatía por su dolor, solo echándolo a la calle sin siquiera darle noticias de su amado.

La visita fue oculta de Jimin, impidiendo que se vieran ese día, ni nunca más.

Por esa razón Jungkook se plantó en la esquina bajo la ventana de Jimin, observándola con la esperanza de que Jimin tuviese la fuerza para levantarse de su cama, mirar al exterior y verse por última vez.

Así decidió pintar aquella ventana, plasmando el mismo lienzo una y otra vez, mientras en sus pensamientos rezaba a aquel ser omnipotente en el cual nunca creyó, pero al que Jimin le tenía aprecio y respeto, rogándole por verle aunque fuese solo un día, un momento, no importaba como pero que pudiera despedirse de él como en aquél establo hace años, que Jimin supiera que aún con la distancia, las circunstancias y la soledad Jungkook no le había olvidado.

Cansado de la espera y esperanzado de que aquél ser al que tanto le había suplicado tuviese compasión de él, le escribió una carta a su amado, poniendo su corazón en esta, la guardó en un sobre crema, tan pálido y fino como la propia piel de Jimin y la entregó a su familia, quien con la crueldad de su corazón planeaban quemarla y nunca hacerla llegar a su destino.

Pero, para recompensa de aquellas oraciones y suplicas cargadas de dolor, Taehyung quién recién llegado del frente de batalla se dirigía a visitar a su antiguo amigo, observó a Jungkook a la distancia pintando el mismo lienzo, con el corazón roto por la imagen de su amigo.

Se acercó a él con intención de disculparse de nuevo por todo el daño que había causado, pero Jungkook aún encolerizado, no quiso escucharle, peleándose en media calle, Jungkook lanzando puñetazos a su cara y Taehyung dejándose hacer, sabía que merecía muchas cosas y que aquellos golpes no significaban nada a comparación del dolor de su amigo.

Llegando a la morada donde el enfermo cuerpo de su amigo yacía, interceptó aquel acto, aquella monstruosa idea de quemar los sentimientos de Jungkook le provocó náuseas y un pesar agudo en el corazón, hizo propia aquella carta, argumentando a los padres de Jimin que la regresaría a su dueño original en cuanto saliera de aquella casa, prometiendo que aquellas palabras no llegarían nunca a oídos de Jimin, agradecido, el padre de Jimin le entregó el sobre, no siendo partícipe de las intenciones ocultas de Taehyung.

En la habitación, Taehyung con la nariz rota y las ropas salpicadas de sangre, pidió perdón a su amigo, dejando salir de su corazón todos los sentimientos de culpa y resentimiento hacia sí mismo por haber cometido aquella atrocidad.

Jimin en su lecho de muerte le perdonó asintiendo con una leve sonrisa, Taehyung a sabiendas que su amigo no soportaría más leyó la carta para él en un suave susurro.

"Querido Jimin,
Tus padres no permiten que nos veamos.
Recurro a esta carta para escribir lo que jamás he sido capaz de decirte.
Quiero que sepas que te quiero.
Sí, Jimin, te quiero.
Nos habían enseñado que lo nuestro no era amor, pero me he dado cuenta de que lo era.

Lo que tú y yo hemos tenido es el amor más verdadero que he sentido jamás.
Por eso no quiero perderte sin decírtelo.
Te quiero desde el primer día que entramos en el instituto, te quiero desde que nos escapamos al cementerio a fumar un cigarrillo.

Te quiero desde el día que me calentaste las manos con tu aliento porque yo había perdido los guantes, aunque he de admitir que después los olvidaba a propósito solo para sentir tus labios siendo amables conmigo.
Te quiero desde ese beso en el establo de los Min.
Te quiero tanto que la idea de volver a verte fue lo único que me mantuvo vivo en las trincheras serbias.

Bastaría con mirarme a los ojos para que lo entendieras. Ojalá pudieras.
No harían falta palabras. Nos miraríamos y volveríamos a ser niños en los pasillos del instituto, antes de la muerte, antes de las bombas, antes de los viejos en los que nos ha convertido todo este odio.

Por eso hace meses que estoy bajo tu ventana, para verte otra vez, aunque solo sea un instante.
Para que tu sonrisa vuelva a hacerme creer que nuestro amor lo significó todo y arrojó algo de luz en este siglo que ha nacido muerto.

Te quiero y pase lo que pase, siempre estaré contigo.
Tuyo, Jungkook."

Cuando Taehyung acabó de leer la carta, los dos estaban llorando. Jimin, casi sin voz, sintiendo sus pulmones arder por el esfuerzo, le pidió que le ayudara a levantarse.

Jimin estaba tan débil que parecía que no sería capaz ni de llegar hasta la ventana, pero lo consiguió. Descorrió las cortinas, miró al exterior y por primera vez en años de horror su rostro estalló en una sonrisa.

Porque ahí abajo en la calle estaba Jungkook devolviéndole la mirada. Porque el hombre que amaba le había dicho te quiero por primera vez y él le estaba respondiendo, muy flojito, con su aliento empañando el cristal de la ventana, que él también lo amaba.

Jungkook no pudo oír el "saranghabnida" de Jimin, pero lo sintió como una llama ardiente en lo más profundo de su alma, como una bendición, en ese momento Jimin levantó su brazo, en contra de todo pronóstico, en contra de todo el dolor que sentía tanto en su cuerpo como en su corazón y movió su mano en modo de saludo.

De esta manera tan única Jungkook lo pintó en su último cuadro.

Esa misma noche, un 12 de Diciembre de 1916, a los veintidós años, Park Jimin falleció.


SIGHISOARA | KOOKMIN | FANFICWhere stories live. Discover now