Adiós vida aburrida

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Me preguntaba cómo sería mi vida, si no estuviera encerrada en este lugar. Podría disfrutar de lo que los adolescentes normalmente hacen o salir cada vez que se me daba la gana. Pero mi realidad era otra, no tenía la oportunidad de ser "libre"; no podía hacer lo que quería, cuando quería; y lo peor de todo era que mi vida estaba totalmente organizada. Me decían cuando tenía que levantarme, a qué hora comer y a qué hora ir a dormir. Tenía una vida realmente aburrida y todo era gracias a mi tío que me había encerrado en este mugroso internado.

El internado se encontraba en la remota Escocia. Lejos de todo el ajetreo de la ciudad. Para algunas personas era considerado una de los mejores del mundo, debido a lo caro que salía y de su nivel de educación. Pero para mí, era un infierno. Odiaba estar en este lugar. Algunos profesores eran odiosos y ni hablar de los estudiantes, que por venir a una de las mejores escuelas del mundo, se creían con el derecho de molestar a los demás. Eran pedantes y maleducados. Lo único bueno de este lugar era mi amiga Samantha. Ella amaba la vida y hacía mi estadía acá mucho más llevadera.

Me encontraba en este lugar desde que era niña, no recuerdo muy bien desde que edad. Mi tío me había traído aquí, cuando mis padres murieron en un accidente de autos, según me dijeron. Nose si mi tío en verdad me quería pero me había dejado acá con la excusa de que me quería brindar la mejor educación posible. Yo quería creer que era verdad, pero, dado el hecho de que nunca me visitaba o mandaba mensajes, lo dudaba mucho. Por lo que yo sabía, él era dueño de una concesionaria de autos y ganaba muy bien. Seguramente al morir mis padres, vio que yo era una carga muy pesada para él y prefirió dejarme en este lugar.

- ¿Valen que haces ahí?- preguntó Sam; sacándome de mis pensamientos. Me encontraba tirada en mi cama y no me había dado cuenta de su presencia.- Levántate, están todos en el patio central por el anuncio que va a hacer la Directora. Si se llega a enterar que estamos acá, nos va a castigar por el resto de la semana.- soltó preocupada.

Samantha podía ser muy divertida y no le hacía mucho caso a los profesores, en cambio, si se trataba de la Directora Muller, más vale que nunca te atrape haciendo algo indebido. Era la personificación del diablo mismo. Siempre vestía un ridículo uniforme y su voz parecía la de una loba dando a luz.

Me pare rápidamente y seguí a Sam hasta el patio central donde todos se encontraban. Podía ver a la Directora parada en un escenario, portando su boba sonrisa de soberbia en su cara. Nos mezclamos entre los alumnos, sin llamar la atención.

Muller golpeó el micrófono, haciendo sonar un molesto ruido y tragó saliva. - Atención queridos alumnos, dado que se acerca el baile de la luna, nos complace anunciar que a partir de ahora todos participaran en los preparativos-, anunció. Todos los alumnos empezaron a abuchearla. Esa fiesta era una de las más aburridas del año, en donde todos iban vestidos muy elegantes y era la ocasión perfecta, para algunos, para alardear de su dinero.

- ¡¡Silencio!!- exclamó. - Como van a abuchear así. Estamos en un lugar donde no tiene que haber maleducados. A partir de mañana, el tiempo libre que tenían, lo usaran para ayudar en los que se les sea asignado mañana temprano. No quiero quejas de ningún tipo ¿Entendido?- respondió con aires de autosuficiencia.

Cuando hubo finalizado el anuncio, todos volvimos a nuestras actividades. Regresé a mi habitación a descansar un poco, había sido un día agotador y parecía, que mañana iba a ser peor. Sam decidió acompañarme

Ella y yo compartíamos habitación desde hace unos años. Aún recuerdo la primera vez que nos vimos, fue hace unos diez años más o menos. Mi tío me había dejado y yo me sentía muy sola. Había unos niños que molestaban porque era tímida. Un día yo estaba tomando un jugo y ellos me lo tiraron haciéndome manchar toda la ropa. Ella apareció, de la nada y les tiró su jugo a ellos. Desde ese día nos hicimos inseparables.

Desidium (Michaentina)Where stories live. Discover now