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Jungkook hundió la nariz en el cabello plateado e inhaló profundamente. No había mejor manera de despertarse que con los brazos de su chico rodeándole el cuerpo y su cabeza reposada sobttre su pecho. Acarició su suave piel mientras miraba embelesado sus perfectas facciones, sus gruesos y sonrosados labios, su pequeña nariz, sus ojos irreales y atrayentes que miraban a un punto fijo de la pared y la pequeña arruga que se marcaba en su ceño.

— Buenos días Dallas.

El plateado dejó salir el aire con molestia y se giró dándole la espalda. Había visto todo lo que había sucedido entre Jimin y él y no estaba para nada contento. Se sentía el segundo plato, seguro que si desapareciese para siempre Jungkook estaría encantado y no volvería a reclamarle nunca más, al fín tendría a su adorable niño.

Y no dejaría que se lo quitara...

Gruñó como respuesta.

— ¿Qué estás haciendo?— preguntó al sentir los besos del castaño en su nuca y hombros.
Jungkook le abrazó con fuerza suspirando.

— Volver contigo.

— Pues yo no quiero volver contigo. Vete con Jimin ya que tanto os gustais.

Sintió la brisa de la risa de Jungkook entre los omoplatos.

— No me puedo creer que estes celoso de ti mismo.

— No estoy celoso de mí mismo. Jimin es... es...

— ¿Qué es?

— ¡Es mio! Y no te lo comparto— dijo Dallas sentándose en la cama para mirarle amenazadoramente.

Jungkook abrió la boca un poco por la sorpresa y esbozó una sonrisa incrédula.

— ¿Amas a Jimin?

— Yo no amo a nadie. Déjame en paz maldita sea.

Dallas le empujó un poco pero Jungkook cogió su mano y le mordió los dedos de forma juguetona mientras el plateado intentaba soltarse.

— Quiero hacer las paces contigo...— dijo el castaño bajando el tono sensualmente.

— Pues suerte con eso.

Dallas ahuecó la mejilla con la lengua mientras volvía a acostarse con la cabeza encima de sus brazos. Estaba indignadísimo y eso a Jungkook le encantaba.

— He estado pensando en algo— dijo apoyando la barbilla en su pálido pecho, continuó hablando ya que sabía que Dallas no iba a contestar— A partir de ahora te llamaré Park.

A Dallas le apeteció borrarle la sonrisa de un guantazo.

— Tú sigue tocándome las narices.

— Es una idea fantástica. Así no te enfadarás cuando te llame Jimin ni él tampoco si lo llamo Dallas. Es que es muy duro llevar una doble vida, soy un adúltero— se cachondeó.

Dallas cogió sus muñecas y las aprisionó por encima de su cabeza mientras se inclinaba hacia él.

— Me estás calentando— le amenazó muy serio.

El castaño levantó la pelvis para frotarse contra su miembro con una sonrisa.

— Mmmmm... quiero quemarme...— le susurró—...Park.

Dallas agarró con una mano sus mejillas y con la otra le dio un fuerte azote en su culo, después lamió con lascivia esos labios hinchados debido a su agarre.

— Vuelve a repetir eso y te haré cenizas, niñato— dijo soltándole sin cuidado.

Jungkook se puso serio durante unos segundos, pero después esbozó una atrevida sonrisa y se mordió el labio acercándose lentamente y empezando a besar y lamer su mejilla y mandíbula. Continuó el recorrido hasta su oído.

MUÑECOS ROTOS [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora