Meliflua

CAPÍTULO 01

—¡Ya no sé cómo lidiar con todo esto!

—¡Ya cállate! Maldición.

—How will I shut up if we are in danger because of him!

El sonido de un golpe hizo que me detuviera repentinamente y observara a los tres chicos que discutían frente a la gran estructura de piedra, en donde próximamente estudiaría. 

La gente comenzó a aproximarse a ellos. Aproveché la distracción para subir el volumen de mis auriculares y caminar a toda velocidad hacia recepción.

¿Conocen esa sensación de ser la nueva? ¿De saber que las miradas curiosas serán para ti, y los comentarios serán sobre ti y sobre lo que haces por quién-sabe cuánto tiempo? Con cada paso eso sentía. Fue impresionante el alivio que experimenté al notar que la atención no estaba sobre mí.

Dejé salir aire. Así que allí estaba, ¿no? Debía comenzar la narrativa. 

—Ese pibe siempre está en cualquiera, ¿eh?— le murmuró una estudiante a otra mientras pasaban por mi lado, observando a los chicos.

De manera automática regresé mi vista hacia los desconocidos, por mera curiosidad. Me arrepentí cuando el único castaño fijó su vista en mí.

Tras pasar unas grandes letras blancas que formaban "Silver Study" ingresé a través de unas puertas cristalinas a la edificación y, para mi sorpresa, la recepción era completamente moderna.

Cuatro chicas tecleaban detrás de cristales a mi izquierda.

Suponiendo que era el sitio a donde me enviaron me senté frente a la única chica que se hallaba sin atender a nadie. Elevó la vista hacia mí con lentitud, con aburrimiento.

—¿Me pasaría su tarjeta?— fue lo primero que formuló.

Rebusqué la pequeña tarjeta de estudiante en mi bolsillo y, tras encontrarla, la entregué por medio de una abertura en la parte inferior del cristal. Pasó la tarjeta por un extraño datáfono y luego regresó su vista hacia a mí.

—Mía Pepper. Diecisiete años. Uruguay— me comunicó a gran velocidad—. La directora general te espera en el tercer piso— avisó devolviéndome la tarjeta.

Me detuve por un segundo para procesar la información antes de retirarme y dirigir mi vista a las escaleras, repitiéndome mentalmente el número de piso.

Comencé a avanzar hacia allí revisando mi cabello rubio despeinado en la tarjeta estudiantil. Deberían tomar las fotografías en un sitio más cerrado, y más alejado del océano. O con algún fondo blanco para destacar más... Casi que no podía definir del todo mi rostro y me desconcertó un poco la idea pasajera de que a lo mejor la chica de la tarjeta no era yo.

—Ey— un chica llamó mi atención—. ¿Quieres que te acompañe?

Detuve mi vista sobre ella durante unos segundos.

Su acento era bastante neutro, así que -aunque traté- no pude deducir de dónde provenía. Silver Study se ubicaba en Uruguay, pero era reconocido mundialmente por ser uno de los mejores institutos e internados del mundo; por ende sus estudiantes eran de distintas nacionalidades, y muy privilegiados, para qué mentir.