CAPÍTULO 27

1K 170 155
                                    

Siempre viviste con miedo.

—Deberías resolver todo, Umpa— aconsejó—. ¿Te acordás la vez que no paraste de investigar hasta entender porqué habían sacado tu programa favorito de televisión? ¿O cuándo pasaste días en la galería de papá resolviendo quién había robado el dinero? ¿Por qué pararlo ahora? ¿Por qué reprimir tu curiosidad insaciable, Umpa? Es parte de vos, déjate ser.

—Me da miedo, Kyle.

—¿Lo qué? ¿La respuesta?— asentí—. Estoy seguro de que tus dudas e hipótesis son peores que cualquier clase de cosa que realmente esté ocurriendo. Me encontraste a mí, vas a encontrar al asesino y vas a resolver el problema de mamá, Umpa. Además el pibe ese te dijo que no le iba a pasar nada, ¿no confiabas en él?

—Sí, pero no sé.

—¿Qué no sabés?

—No sé si hacerlo o irme...— exhalé—. No quiero perder lo que tengo con Liam, pero si él es asesino no me va a quedar de otra, me está perjudicando intencionalmente.

—¿Realmente creés que él lo está haciendo? ¿Aunque te haya cuidado de los negocios raros esos? ¿Aunque hayan vivido tantas cosas lindas?

—Tengo miedo.

—Siempre viviste con miedo, Mía.

—Pero antes te tenía a vos.

Entre lágrimas lo contemplé sonreírme.

—Ni aunque muriera dejarías de tenerme.

Kyle me había dado seguridad. Él siempre había tenido ese poder de hacerme sentir indomable, ese poder de hacerme sentir que estaba sobre todo cuando en realidad el mundo se me estaba cayendo encima.

Así que cuando me fui no quise soltarlo. Mi hermano tenía unos amigos maravillosos y una vida que lo llenaba en todos los ámbitos; me había inundado de buenas energías.

Igualmente intercambiamos números y juramos tener comunicación diaria, quería creer que no me había estado mintiendo y que realmente se estaba preocupando por volver a ser parte de mi vida.

Observé por algunos segundos la puerta blanca antes de golpearla.

Resolver las incógnitas de Kyle me hizo querer resolverlas todas, llenar cada vacío de cada duda que tuviera, y eso no iba a cambiar en un largo tiempo. Él me hizo querer arreglarlo.

¿Y dónde podía resolver el 80% de mis dudas? Exacto, en Rayhan.

Golpeé la puerta.

Él sabía sobre Liam, sobre Nibbas, sobre Nick y sobre su padre. Y estaba segura de que iba a ser mi única fuente de información segura y no distorsionada por los Badiaga.

Así que allí estaba Rayhan. Con sus típicos lentes y playera blanca, listo para contarme lo que quisiera.

—Rubia— saludó quitándose las gafas.

—Rayhan— le sonreí.

—Dos días seguidos viéndonos— exhaló—. A este ritmo ya te vas a enamorar.

Sonriendo rodé los ojos.

—En serio gracias.

—Es un placer.

Contemplé el interior de su gran casa. Tenía tantos ventanales que se podían ver con claridad las luces de la ciudad. Su salón estaba lleno de blanco, azul, negro y gris, y su techo era demasiado alto, demasiado.

—Linda casa.

—¿Como para mudarte conmigo?

Solté una leve risa como respuesta.

MelifluaWhere stories live. Discover now