Capítulo 1

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Todo había iniciado unos cuantos años atrás, cuando una chica delgada, de cabello liso y una timidez tan antigua como ella, atravesó las puertas del colegio aferrada a su mochila, viéndolo todo como un conejito asustado, mientras por dentro maldecía la decisión de su padre de arrancarla del único lugar que había llamado hogar luego del divorcio con su madre, para llevarla a un lugar que se le hacía completamente extraño, tan grande, y por lo mismo atemorizante, y donde él pensaba que el negocio que tenía en mente prosperaría.

Rapunzel, caminó por un pasillo a reventar de jóvenes donde todo el mundo conversaba entre sí, y sabía perfectamente donde dirigirse todos, menos ella. Algo aturdida llegó a una oficina donde una mujer un tanto alterada, revisaba en unos cuadernos y ayudaba a estudiantes tan perdidos como Rapunzel en su primer día de clase.

—¿Qué se te ofrece?— le preguntó.

Rapunzel, que no estaba acostumbrada que un extraño le hablara en semejante tono de voz que parecía amenaza, le enseñó su horario. Luego de examinar el papel y anotar algo en su hoja suelta la mujer le señaló un y le dió el número del salón que le correspondía con la sugerencia de que se apresurara antes de que sonara la campana. Una vez adentro del salón el primer día de Rapunzel, transcurrió entre sobre saltos, ruidos de voces que llegaban a límites intolerables y chistes de los que todos se reían menos ella, pues encerraba claves que ningún estudiante hubiera entendido. Poco antes de que las clases terminarán se sentía tan incómoda, tan fuera de lugar, tan miserable y con tantos deseos de llorar que apenas sonó la campana , salió casi corriendo al pasillo, donde chocó con otro estudiante que llevaba en mano varios papeles, los cuales terminaron desparramados en el piso. Rapunzel solo atinó a arrinconarse entre los casilleros y ponerse roja como un tomate. El muchacho con el que había chocado en lugar de molestarse con ella , viendo lo nerviosa que se encontraba, la convención de que todo estaba bien. Con una sonrisa cálida, quizá la más cálida que Rapunzel hubiera visto en su corta vida, le devolvió la tranquilidad. Con gran rapidez el joven levanto los papeles del suelo para luego decirle a Rapunzel.

—ya ves, no pasó nada, otro día procuraré tener más cuidado, que estés bien—

Ya en casa y en la quietud de su cuarto, Rapunzel no lloró como esperaba por el día que había tenido sino que el recuerdo del joven la que fue de a poco envolviendo hasta que fuera de él no parecía haber nada más. Desde ese día el colegio no le pareció un lugar tan terrible para estar. De hecho, y aunque tardó más que cualquier otro estudiante, pudo por fin encajar.
Semanas más tarde cuando ya incluso tenía una mejor amiga de nombre Elsa, que parecía saberlo todo de todos ahí, se animó a preguntarle por el joven alto y de sonrisa tierna que pasaba por el pasillo y al que muchos saludaban, el cual era el mismo que anotaba más goles en las prácticas de fútbol del colegio. Elsa sonrió viéndola de abajo a arriba para luego darle un golpe con el codo que más que dolor le hizo sentir avergonzada.

—es de penúltimo año; se llama Eugene—

Quédate Conmigo Eugenzel (Adaptada)Where stories live. Discover now