Capítulo 3

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Algunos meses después mientras yacía recostada en el regazo de Eugene bajo la sombra de un árbol, Rapunzel recordaba la impresión de haberlo visto al otro lado de su jardín. Recordaba también como le temblaban las manos cuando abrió la puerta de su casa y lo hizo pasar señalando donde se encontraba el teléfono. Por su parte Eugene se lamentaba de solo hasta ese momento de haber notado a la chica que estaba seguro que la vida le había reservado.
Luego del encuentro en el jardín y tras una pequeña conversación a la que le siguieron muchos más, la confianza creció entre ellos. Mientras más cosas compartían, mientras más tiempo pasaban juntos, más les costaba separarse.
Rapunzel reafirmó las sospechas de que estaba enamorada de él aun más que el primer día y Eugene sedio cuenta de que moriría de tristeza de perderla alguna vez.
Iniciaron una relación, que muchos calificaban como perfecta y que contaba con la bendición de todos sus conocidos y la desaprobación de algunos; entre ellos el padre de Rapunzel. Era cierto, pero tampoco se opuso al enamoramiento de su hija, quizá su propia experiencia romántica fallida hacía desconfiar de la creciente ilusión de Rapunzel aunque nunca se lo confesó directamente estaba seguro que ese romance juvenil acabaría de una forma u otra, no era que Eugene le cayera mal, al contrario le parecía inteligente y con una cara visión de su futuro, es solo que resentía la forma en que su hija flotaba en las nubes cuando estaba con él, lo que le hacía propensa a sufrir en el futuro. Afortunadamente se dijo así mismo.

-las cosas cambiarán cuando Eugene se fuera lejos a estudiar-

La distancia es una prueba muy difícil de sortear y más en los jóvenes, una vez que estuvieran lejos, de una forma u otra comenzarían a olvidarse.

Tras el primer año de enamoramiento en que las cosa fueron de maravilla, comenzaron a aparecer una que otra pelea justificada en el miedo que sentían los dos a la separación. Llegado el momento Eugene dijo que podía esperar un año más a que Rapunzel se graduara y luego decidirán.
Ella no lo tomo a bien. Rapunzel le pedía que persiguiera su sueño pues al final y al cabo, solo se adelantaria un poco y que luego ella lo seguiría. Eugene entonces lo tomaba como una excusa que ponía ella para deshacerse de él, por que lo había dejado de querer y entonces las cosas volvían al punto inicial y terminaban discutiendo para luego reconciliarse entre besos y caricias. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo la discusión del problema se pospuso indefinidamente.

Por suerte, o por la mala suerte, los planes de Eugene de ir a estudiar lejos se vieron frustrados cuando le diagnosticaron a su padre cáncer de lo más agresivo que exigía actuar de inmediato.
Fue una fiesta de graduación muy amarga para Eugene, a la que asistió casi obligado por su padre, pues poco de haber llegado rompió a llorar dentro del baño, al recordar el diagnostico nada alentador de los médicos. Rapunzel fue la única que noto sus ojos rojos y la pena que lo consumía por dentro. Apenas tuvieron la ocasión se escabulleron de la fiesta.

Los gastos por la enfermedad del padre de Eugene acabaron con el dinero que la familia había ahorrado. En poco tiempo él tuvo que afrontar el hecho que no estudiaría cuando pensaba y mientras se agotaba el dinero, con más rapidez con la que se conseguía, el único refugio que le quedaba era el tiempo que compartía con Rapunzel.                                         

Quédate Conmigo Eugenzel (Adaptada)Where stories live. Discover now