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~Esta es una adaptación de la historia de @CreepyAnto ~

Cuando Changbin se despertó, se sentía como nuevo. Había dormido como dios mandaba y, para su suerte, no trabajaba ese día.
Podría aprovecharlo al máximo.

Quizás trabajaría desde su casa, la limpiará, saldría a almorzar. Todo un día para disfrutar en paz.

Salió de su cuarto en bóxers, no pensaba ponerse más ropa de la necesaria, y caminó hasta la sala encontrándose al cuarto impecable.

-Al final todo fue un ridículo sueño- Murmuró con una sonrisa de alivio puro antes de meterse de lleno en la cocina, encontrándose a Felix luchando con la hornalla para prenderla.

A la mierda su día de calma.

Changbin exhaló decepcionado y, arqueando una ceja, tomó a Felix de la camiseta llevándolo al baño.

-¿Qué haces?- Inquirió el pequeño mientras era depositado sobre el lavamanos. Changbin tapó la cañería y abrió la canilla de agua caliente.

-No quiero que andes por mi casa todo mugriento, así que te darás un baño mientras lavo tu ropa y hago el desayuno- espetó con poca simpatía Changbin, no se sentía muy alegre de tener que mantener a un ¿parásito? En su casa. Felix bufó y se desvistió totalmente avergonzado antes de quedar en mini bóxers.

No iba a desnudarse ni loco frente a ese amargado.

Changbin blanqueó los ojos y los tapó con una mano mientras le tendía la otra. Sintió como el pequeño ponían las telas sobre su palma y suspiró antes de salir del baño y caminar hasta la cocina. Todo era ridículo, incluso gracioso si se era optimista, pero el no era ningún optimista y se encontró rápidamente gruñendo sobre la tontería de estar lavando ropa del tamaño de una muñeca en el lavamanos de la cocina.

Al final, con la tontería, había preparado un café en un dedal y en un trozo de cartón algo de pan y galletas.
Migajas, en realidad.

Pero sí, se estaba esforzando mucho sin razón, y es que muy dentro suyo le causaba ternura el cuidar de un ser tan pequeño. Como cuando era un niño y cuidaba de su hamster, pues casi lo mismo.

Al cabo de un rato entró de vuelta al baño, encontrándose a Felix tapado hasta la cabeza con papel higiénico.
Que cosilla más ridículamente tierna.

-¡No entres así! Estoy desnudo- Gruñó el pequeño y Changbin se encogió de hombros mientras secaba la ropa con un secador de cabello. Felix sonrió, agradecido, tomando aquellas telas calentitas y Seo volvió a dejarlo solo.

Cuando se sentó en la mesa de la sala para desayunar, vio a Felix acercarse. Era cómico verlo luchar por subirse a la silla y luego a la mesa, apenas si alcanzaba, pero en el rostro del pequeño apareció una sonrisa llena de alegría al ver las mini tostadas con galletas y el dedal con café.

-Gracias por esto...- Dudó el pequeño.

-Seo Changbin, me llamo Changbin- Habló el empresario, tomando un sorbo de su propio café.

-Oh, gracias- Murmuró y se sentó en la mesa, comiendo desesperadamente.

Changbin lo analizó con los ojos, siendo cualquier cosa menos disimulado y es que no entendía cómo era que tenía a un chico de 15cm en su casa. Cómo es que había dormido entre algodón, se había bañado en el lavamanos y además tomaba café en un pote de metal del tamaño de una parte de un dedo meñique.

¿Cómo se suponía que razonaría a eso?

Felix lo miró de reojo y suspiró dejando la comida de lado -No sé cómo volver a la normalidad si es lo que te preguntas, mucho menos me acuerdo de la vieja que me hizo esto- Gruñó, cortándole el flujo de ideas al morocho y Changbin exhaló masajeando su sien.

Cuidando a un Mini Felix (Changlix) Where stories live. Discover now