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Felix gruñía por lo bajo mientras se hundía aún más en el agua. Debería estar disfrutando del baño, pero sólo podía murmurar por lo bajo y hacer burbujas con el jabón.

Estaba cansado, irritado, su estatura lo tenía hasta la coronilla. Llevaba ya 4 semanas, 2 días y 7 horas bien contadas desde que estaba conviviendo con Changbin, no es necesario aclarar el estorbo que se sentía.

-¿Ya has terminado?- Oyó del otro lado de la puerta y se metió la cabeza en el agua, agobiado. Si fuera por él, se quedaría todo el día ahí metido- Felix, ya hace frío, te enfermarás- Espetó Changbin antes de abrir la puerta.
Felix gruñó por lo bajo y se hizo una bolita.

-No quiero salir- Se quejó mirando al mayor de reojo. Changbin sonrió de lado y el corazón de Felix se encogió. Dios, que hermosa sonrisa.
Últimamente el mayor sonreía más, no era tan gruñón e incluso llegaba a bromear, cosa que lo ponía muy nervioso.

Demasiado.

-O sales por tu cuenta o te saco yo- Habló Changbin amagando con tomarlo entre sus manos y Felix se sobresaltó tomando la mini toalla que tenía a su lado, atandosela a la cintura.

-Te podría denunciar por intento de violación- Amenazó el pequeño mientras sacudía su cabeza como perro. Changbin rió y destapó la cañería dejando que el agua fluyera.
No quería ni imaginarse lo que sería o cómo sería violar a ese pequeño.

Joder, que horrible imagen mental.

-Y yo a tí por intento de robo y daños y perjuicios. Me has roto ya 3 platos y 2 vaso, también me has tirado la l...- Enumeraba Changbin, desviando el tema, mientras guardaba todo en su respectivo lugar.

-¡Bien! Ya entendí, soy torpe- Confesó Felix, tomando un pedazo de papel higiénico para secarse el cabello. El mayor tomó el trozo sin sacar su sonrisa y comenzó a secarle el cabello con los dedos. Felix suspiró cerrando los ojos.
Se sentía tan bien el ser mimado por Changbin, le encantaba.

-Te comportas como un niño cuando en realidad tienes 17 años- Murmuró Changbin burlón, despertando al pequeño de su ensoñación.

-Casi 18, para tu información- Respondió con fingida altanería Felix.

-¿Cuándo es tu cumpleaños, "bebé"?- Inquirió Changbin haciendo énfasis en la ultima palabra, robándole un bufido a Felix. Un bufido que ocultaba una sonrisa

-El 15 de septiembre, tonto- Se quejó por lo bajo mientras tomaba un bóxer y se lo ponía cuidando de que Changbin no viese nada de sus partes sagradas.

-Falta poco- Comentó el mayor a la vez que le colocaba la camiseta a Felix con sus dedos. El pequeño asintió sacudiendose y lo encaró con una sonrisa.

-Será el primer cumpleaños en mucho tiempo en el que no me voy a sentir solo- Informó con una sonrisa radiante. Y Changbin no pudo reaccionar, el pequeño se veía completamente tranquilo ante lo que había dicho mas parecía no notar la tristeza que conllevaba decirlas.

-Me alegro- Respondió dubitativo. Felix se encogió de hombros y saltó al suelo antes de caminar hacia la sala de estar. Changbin se apuró en terminar de ordenar todo en el baño para luego ir tras el pequeño.

Felix se veía muy concentrado mientras miraba a través de la ventana en silencio. Changbin sonrió, se veía tan precioso el pequeño en esa posición, tan tierno.

Todo un muñequito de porcelana.

-¿Qué quieres para cenar?-  Felix lo miró y sonrió.

-Spaghettis- Respondió haciendo puchero, Changbin odiaba la pasta y Felix lo sabía muy bien. El mayor bufó caminando hasta la cocina, resignado.

Felix bajó la mirada y observó lo pequeño que era a comparación del marco de la ventana.
Sus pies apenas si median lo mismo que la cabeza de un clavo, y mi hablar de sus manos. Eran tan pequeñas que le molestaba.

Quería su altura normal de vuelta.

Se abrazó a sus piernas y escondió su cabeza entre ellas. Estaba cansado de sentirse tan inútil, débil, y el hecho de que Changbin lo tratase como a un niño le dolía.

Porque Changbin le gustaba, y mucho.

Pocas veces podía recordar haberse enamorado, o siquiera que alguien le hubiese gustado, pero ahora estaba convencido de que su corazón estaba confundiendo el buen trato con amor.

-Ven a comer, Felix- Oyó desde la cocina y suspiró mirando una última vez por la ventana. Estaba perdido.

[...]

-Felix-

-¡Ni loco!-

-Yongbok-

-¡¿Acaso quieres que muera!?-

-Por dios Felix, solo te estoy pidiendo que te escondas aquí dentro- Bufó Changbin, señalando el bolsillo de su chaqueta.

-¿No puedo simplemente, no se, quedarme?- Balbuceó en un lloriqueo el pequeño, mientras se cruzaba de brazos.

-¿Y arriesgarme a que la cocina termine víctima de alguno de tus experimentos? No te he cocinado Felix, y no pienso cepillarme los dientes con un cepillo que estuvo pegado al techo. No de nuevo- Reclamó el mayor, acomodándose la corbata mientras observaba a Felix de reojo, con fingida molestia- Sabes que no puedo faltar al trabajo solo por miedo a tus desastres-

-Fueron solo 5 veces, binnie- Y ahí estaba el apodo con el que conseguía absolutamente todo.
Changbin suspiró blanqueando los ojos,  tratando de controlar la sonrisa que amenazaba estamparse en su rostro.

-Y han sido 5 cepillos que he tirado al tacho, 7 vasos rotos y 2 huevos fritos que acabaron pegados en la pared- Refutó girándose antes de agacharse a la altura de Felix.

-Ha sido sin querer- Murmuró el pequeño con un rastro de sonrojo sobre sus mejillas.

-Lo sé, pero tus accidentes me cuestan dinero, bebé- Changbin le dedicó una de sus sonrisas más encantadoras y Felix se giró metiendose en el bolsillo del saco rápidamente.
No había cedido por culpa, si no porque su rostro parecía un tomate en ese momento y no quería que Changbin lo viese tan avergonzado.
Qué lástima que binnie lo sabía de sobra.

Cuidando a un Mini Felix (Changlix) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant