MUNDOS PARALELOS

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No entendía como estaban pasando las cosas, de un momento a otro en quien yo confiaba había cambiado su actitud conmigo, y la verdad es que no sabía si quería seguir de alguien así.
Aquella mañana me desperté y lo primero que vi fue a Ian en la puerta de la celda, traté de que pasara desapercibido, como si no hubiera notado su presencia.
- Hola… - murmure por lo bajo sentándome en la cama, este se acercó y se sentó a mi lado.
- Hola pequeña… traje esto -dijo mostrándome el ungüento, mi mirada buscaba la suya, pero su rostro ahora me parecía lejano.
- Oh genial… aunque creo que ya estoy mejor. - Me encogí de hombros y me pare, Tatú dormía en la cama cercana; puse las manos en los bolsillos del overol y le mire.
- ¿Qué sucede? Contigo quiero decir… -mi mirada estaba seria, le miraba rehacía a saber verdaderamente la razón, no quería saberla verdaderamente.
- ¿Por qué lo dices? Todo está bien conmigo – ladeo un tanto la cabeza y me miro fijo.
- Seguro… -susurré suspirando y di media vuelta desviando la vista.
- Estas distante conmigo, solo conmigo. – le mire cortante.
- No, que cosas dices Ali… -dijo tratando de acercarse a mí, pero mantenía cierta distancia.
En ese entonces se despertó Tatú y lo primero que vi en su rostro fue una sonrisa al ver el rostro de Ian, este también le sonreía.
Ian se trató de acercar a mí y di un paso atrás.
- No te creo. – dije firme mirándole, este recién desvió la mirada de la chica y la dirigió a mí.
- Vamos Ali, que piensas… -dijo mirándome, en ello Eureka se levantó y le dio un beso en la mejilla, di un paso atrás y en lo que Ian venia por mi yo me fui.
No me quedaría en ese lugar a ver lo que ya presentía, suspire tratando de dejar todo ir, pero era difícil, él era la persona en la que más confiaba en este lugar.
- Ali… - Ian me había seguido y venia tras de mí, ignoré sus pasos y seguí caminando al patio.
- Ali espera ¿Qué te sucede? – me di media vuelta enfurecida, como no podía notarlo.
- ¿a mí? ¡a ti qué coño te pasa! -dije gritando y dando una media vuelta, acelere el paso y llegue al patio donde todos se encontraban haciendo de las suyas.
- Ali, para, no me sucede nada contigo… nada malo si eso quieres decir -dijo cogiendo mi brazo y yo me di media vuelta a mirarle.
- ¿Entonces porque la distancia? -le mire fijamente.
- Solo evito meterme en problemas… -dijo bajo y levante una ceja.
- Te refieres a que yo soy problemas -solté mi brazo de su mano molesta.
- No dije eso. -dijo tranquilo
- No, quisiste decir que yo para ti soy un problema… -dije acercándome dándole un leve empujón con el pecho.
- Sabes que, porque mejor no le hablas a tu nueva amiga. -espete acorralándole a la pared.
- Me tiene harta que no tengas cojones de decir la verdad, te gusta Ian. -añadí dando un golpe en la pared junto a su rostro.
- A mí no me engañas ¡di la verdad! -volví a dar un golpe, en eso llego Caleb y me tomo de la cintura apartándome.
- Ali vamos, vamos -dijo apartándome, Ian me miraba fijo, di un suspiro y me alejé resignada.
- Dejémoslo así, cuando quieras aceptar que, si te gusta la nueva Ian, me avisas, no estoy para tus juegos, creí que lo sabias. – me voltee y vi a Tatú junto a Knoth mirándome, continúe mi camino.
Caleb se mantuvo a mi lado en todo instante, pero ya era la hora de comer y sin mucho apetito cogí mi bandeja y me senté en la mesa más apartada que pude, Caleb siempre a mi lado no decía nada. Un par de mesas más allá se encontraba Eureka y Knoth en lo suyo, pero veía como la chica desvía la mirada a mí, Knoth le regañaba, otra vez.
Desvié la mirada y vi Ian no dudaba y se sentaba solo a un par de mesas, devolví la vista a la comida y tan solo le di un pequeño mordisco al pastel de carne. En lo que termine, me dispuse a dejar la bandeja, pase justo por el pasillo Tatú se encontraba, la mire fijo y continúe mi camino; lo siguiente no sé cómo ocurrió, me encontraba en el suelo embarrada de comida, mire a mis espaldas, se reía en mi rostro y no pude más, me abalancé sobre ella, iba a golpearla, pero el rostro de la muchacha en la escuela se me vino a la cabeza.
Entonces me detuve, pero si pude recibir un golpe de ella, la aparte con las piernas y di unos pasos atrás, la chica venia contra mí, pero pude esquivarla, todo el lugar se había convertido en un batallón de comida, e incluso los nuevos y tranquilos de máxima estaban más desatados que nunca. Caleb trataba de apartar a la chica de mi al igual que Knoth, que cada vez estaba más enfurecido. Ian helado e inmóvil por unos minutos, se acercó a separarnos y quedo justo en medio de ambas, nos miraba parpadeante a cada una.
- ¡Paren paren! – grito Ian un tanto agitado.
- ¿Qué yo pare? Tú has comenzado esto Ian, tú fuiste. – exclame fuerte mirándole, Caleb me sujetaba por el brazo.
- Ali que no es como tú piensas, las cosas están sucediendo tan rápido que ni lo piensas… -dijo mirándome, creí que rompería en llanto, pero es que no podía creer lo que me decía, sin embargo, mordí mi labio y aguante.
- Estas tan distraída y sumisa en problemas que ya ni pasamos juntos, y luego ella llego y… - un nudo se formó en mi garganta y baje la mirada.
- Y comenzó a gustarte… -murmuré, el salón se quedó callado y Ian me miraba fijamente, mis manos temblaban levemente y aparte suave mi brazo de la mano de Caleb, una lagrima rodo por mi rostro y con un par de pasos atrás emprendí camino por el pasillo rápidamente, Turner iba camino al comedor y le pasé con un roce rápidamente, me encerré en el primer armario que encontré y lo cerré con seguro.
Entonces comencé a llorar, mis rodillas cedieron y caí al piso, quizás para algunos no era demasiado que aquella persona dejase de gustar de mí, pero él era mi mundo y el hecho de saber que lo estaba perdiendo me rompía el corazón.
Todo me era muy difícil, hace un par de semanas estábamos juntos, pero desde que aquel sueño invadió mi mente me costó enfocarme, luego Turner y la nueva, todo era difícil, Knoth esta noche se había visto más molesto que nunca, pero era difícil saber por qué.
Las horas pasaron y yo simplemente caí dormida en aquel armario, escuchaba pasos fuera pero no contaba con fuerza alguna para ponerme en pie, asumía cual fuese el castigo.
Abrí el seguro y apague la luz, me recosté sobre el suelo y me quede allí reflexionando.
La luz se coló por la puerta y alcé la mirada, mis ojos azules daban con un fluorescente blanco en el techo, el cabello caía por mi rostro, entonces se hizo claro y vi a Turner en la puerta, se acercó lentamente y se puso de cuclillas mirándome.
- ¿Cómo siempre terminas en problemas chica? – murmuró bajo mirándome, su mirada era suave y tranquila, no venía con ánimos de regaño.
- Yo solo sé que ellos llegan a mí, pero lo intento Turner- murmuré con mi labio tiritando y volví a entrar en llanto, baje la mirada y oculte mi rostro entre mis piernas.
- Me gustaría creer que sí, pero, así como me gustaría creer que lo intentas, me gustaría también creer que tienes tus motivos. -
- Todos tenemos motivos Turner, por el que estamos aquí dentro, por el motivo que nos movemos cada día y por el que queremos llegar al siguiente.
- Aciertas, todos tenemos motivos, sino porque crees que estaría aquí siguiendo reclusas al armario. – dijo sentándose a mi lado.
- Porque somos más entretenidos que una vida allí fuera – él rio levemente y negó.
- Mis sueños no están ni cerca de vivir una vida aquí dentro, pero como te lo he dicho, las circunstancias nos llevan por nuevos rumbos. -dijo tendiéndome una mano para ponerme de pie.
- ¿cuáles son sus motivos Turner?

Tras de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora