DANK

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(3 semanas antes de todo) Fui a dejar mis cosas a la bodega, me dirigí hacia el camerino y abrí mi casillero, tomé la toalla y me dirigí a ducharme. La tensión en mis hombros era enorme, y no podía evitar pensar en la peli blanca que me esperaba en casa, aquella diosa que parecía salida de un cuento, sin embargo, tampoco podía dejar de pensar en cómo Alison casi había logrado que me metieran en líos, pero pues no necesitaba saber mucho de ella, había escuchado su nombre antes cuando fui guardia del correccional, y le daba problemas a bastantes de mis compañeros. Olvide la idea y deje fluir el agua por mi cuerpo, una vez salí me vestí con mi ropa de civil; escuchaba a unos compañeros discutir por el caos que estaba ocurriendo del otro lado, luego del motín la seguridad aumentó, sin embargo, había más accidentes, de a poco los aires del lugar se convertían en una verdadera masacre para nosotros que no teníamos más que ganarnos la vida en el lugar.
Mire en la banca un teléfono móvil, no parecía haber muros en la costa, mire el artefacto y traté de desbloquearlo, contraseña.
- Maldición, mejor lo de… - unos hombres vinieron y escondí el celular en mi bolsillo.
- Buenas… - espete rápidamente y estos inclinaron su cabeza como saludo.
- ¿por fin días de descanso? – mencionó uno de ellos y yo asentí.
Me volteé y tomé mis cosas para luego despedirme y salir, tomé el bus que me acercaría al pueblo más cercano y luego llegar a casa.
En el camino fui tratando de desbloquearlo, pero no había resultado, observaba la foto de tres niños pequeños, pero no había más que eso, de pronto un mail llego y se desplegaba parte de este por la pantalla del móvil.
“¿olvidaste la contraseña? Inserta las tres iniciales de seguridad.” No decía nada más, toque mi barbilla y mire con atención, cuál acertijo, en las playeras de los niños había iniciales, supuse de sus nombres.
- Veamos, ERS… - susurré mientras que insertaba cada una de ellas, una sonrisa enorme se hizo en mi rostro cuando este se desbloqueó, no quise hacer nada más que borrarle el fondo de pantalla y bloquear las llamadas entrantes, solo dejar alguna de salida.
- Genial… esto dará bastante con alguna reclusa.

Luego de mis días de descanso volví con normalidad fue entonces que justo Olivia se acercó a mí por un móvil, sabía perfectamente que no era para ella, Olivia mantenía un buen mercado negro dentro, y por lo mismo siempre ha tenido quien le defienda para no acabar en aislamiento. Conversamos en el comedor y sentí asco al ver como intentaba coquetearme.
- ¿qué haces Olivia? – pregunte tajante
- Eh nada… - se dio la vuelta para marcharse, vi como el estruendo que llenaba el lugar de una de las bandejas de aluminio en el suelo provenía de Alison y vi como Olivia regresaba a mi luego.
- Tengo uno nuevo, te costará caro, consígueme las píldoras rojas, quiero 100. – espete silencioso, ella asintió y luego le entregue el móvil, a diferencia de la rubia, yo sabía que ella seguiría el trato al pie de la letra.
La siguiente semana volví a tener días libres y no hice más que apresurarme a casa para poder entregarle las píldoras a Ana, llevaba un par de días sin ellas y debía estar sintiéndose muy mal. Ana tenía bipolaridad, y las pastillas aún con mi trabajo salían demasiado costosas, es por ello por lo que, aunque no estuviera en la lista de mejores decisiones, siempre hacia tratos con Olivia por ellas, sin embargo, también compraba algunas, de modo que ella no entendiese que las necesitaba.

Tras de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora