CAPÍTULO 3

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LA DETERMINACIÓN

Eliminaré a los demonios de la faz de la tierra, su presencia es infructuosa para la humanidad, su frívola existencia mancha de fealdad el mundo, aunque muera el sol y la luna sangrienta cubra el mundo con su resplandor carmesí, me levantaré una y otra vez...

La sangre era parte del escenario, una pelea sin antecedentes acontecía en aquella noche luctuosa, mientras caía un gélido aguacero. Nada podía disipar la rabia que embargaba su espíritu. Sus pupilas desprendían ese resplandor ambarino intenso que parecían las llamas del averno cuya luminosidad consumían su espíritu lacerado.

_ ¡Toby, detente por favor!, ¿por qué tú?...

Lágrimas comenzaron a brotar de los hermosos ojos esmeraldas de la bella princesa, como si se tratasen de las gotas de lluvia que resbalan por las hojas de un trébol. El choque de sus auras resplandecía en el cielo nocturno, como si se tratasen de dos cometas incandescentes.

_ ¡Toby por favor detente, si continuas así la oscuridad te consumirá y está ciudad desaparecerá! _la voz de la bella princesa sonaba acongojada.

Matar, matar, matar...venganza, venganza, venganza... eran las palabras que repercutían en su mente como un eco atroz. A medida que transcurría los minutos el aura oscura que manaba de él comenzaba a menguar, junto con el brillo ambarino de sus pupilas que empezaba a desaparecer, como la llama de una vela que expira por una ráfaga de viento. Su ropa estaba hecha tirones y su cuerpo lleno de heridas, de las cuales manaba la sangre que cubría su rostro y extremidades.

_ No es posible que un humano posea el poder de un clan tan poderoso como el nuestro, no es posible que pueda enfrentarse a un alquerrech como yo. ¿¡Qué diablos eres tú!?_ gritó furibundo aquel ser de la oscuridad.

Una patada en la mandíbula hizo callar aquel demonio, quien enfurecido, agarro de la pierna a Toby y lo arrojó contra un montículo de escombros. Él se levantó rápidamente, lanzándose otra vez contra aquel alquerrech, pero el poder que poseía era incipiente y era de esperarse que el efecto sería pasajero. De súbito el aura que lo envolvía se disipó junto con el brillo de sus ojos. El grito de la bella princesa se escuchó sobre el ruido monótono que producía la caía del aguacero. El demonio había agrandado sus largas garras atravesando el pecho de Toby. La sangré caía profusa, el alquerrech lo sujetaba del cuello, finalmente retiró sus garras del abdomen lacerado y arrojó al vació al humano quién lo habría enfrentado con un poder similar al suyo.

A lo lejos se empezaban a avizorar las luces monótonas y parpadeantes de los autos policiales, el camión de los bomberos y las ambulancias que se acercaban a aquel escenario nefasto. El alquerrech observó impasible la escena y se alejó velozmente, desapareciendo en medio de las sombras fantasmales de la noche. La lluvia comenzó amainar y las llamas del incendió comenzaron a ser extinguidas por el arduo accionar de los bomberos.

Todo está oscuro, siento caer la lluvia gélida sobre mi piel lacerada. Mi estadía en este mundo ahora cobra relevancia en medio de lo caótico de la situación. Siento que mi espíritu se quiebra ante las llamas oscuras de mi odio. Eliminaré a los demonios de la faz de la tierra. Los aniquilaré...

La mente de Toby era un mundo estrafalario e insólito el cual parecía transformarse como un sueño. Todo era tétrico y sombrío, cerca de él pudo observar una silueta familiar, comenzó a acercarse lentamente. Al estar lo suficientemente cerca pudo observar su rostro. Su mirada enigmática, sombría y vacua, parecía escudriñar en el interior de su corazón destrozado. No había lágrimas de por medio. Su rostro era indolente y su figura extravagante. La ropa estaba hecha tirones, un hilo de sangre discurría por su barbilla y el ensimismamiento en su mirada denotaba un gran pesar.

DEMON HUNTERSWhere stories live. Discover now