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Hoy era el día en que partirán de regresó a casa. El cuarto de las chicas era un desorden. Corrían de un lado a otro tratando de meter todo dentro sus maletas con excepción de Lucy quien llevaba media hora encerrada en el baño.
Ella tenía otro tipo de problemas ahora mismo. Gran parte de su cabello había sido removido de su cabeza. Ahora tenía un hueco gigante sin cabello. Se negaba a ser vista de tal manera.
— ¿Ya casi sales? —Sofía danza en su lugar— necesitó el baño urgentemente.
— Ve al cuarto de los chicos —responde Lucy desde el otro lado.
— No iré hacer del baño al cuarto de los chicos cuando tengo uno aquí.
— Solo déjenme unos minutos más en el baño.
April deja lo que estaba haciendo acercándose a la puerta del baño. Le preocupaba que podría estar pasando allá dentro.
— Llevas mucho tiempo metida entre el baño —April pega su oreja tratando de escuchar algo— ¿estás bien? —da pequeños toques. No recibe respuesta— ¿Lucy? —insiste.
— Derribare esa puerta —amenaza Sofía— ocupó el baño con urgencia —aprieta sus labios.
— Quiero estar sola.
— El baño no es una opción para usarlo como escondite cuando tienes más personas queriéndolo usar.
— Vamos Lucy, somos amigas —anima Tania desde el otro lado de la habitación.
— Si, puedes contarnos lo que sucede. Para eso estamos.
Lucy se observa en el reflejo del espejo para después mirar la puerta del baño. Cierra sus ojos con fuerza antes de quitar el seguro y abrir la puerta, ocasionando que April cayera al suelo.
Rápidamente la rubia ayuda a ponerla de pie. Sofía corre dentro del baño. Pide disculpas antes de hacer su cometido. Ya no aguantaba.
— ¿Y bien? —pregunta April poniéndose de pie— ¿qué sucede?
Lucy muestra la parte sin cabello de su cabeza— Mi cabello se fue.
Sofía y April se dan una mirada. Tania corre hasta ellas. Sabían lo que se sentía el ver parte de ti fuera. April la toma entre sus brazos abrazándola.
— Sé que es difícil de asimilar y aceptar pero los medicamentos que nos dan son muy fuertes, tarde o temprano pasaría.
— No estoy lista para decirle adiós a mi cabello.
— Nadie lo está —habla Sofía lavando sus manos— nunca nadie nos prepara para esto. No existe una materia en la escuela que nos enseñe a como sobrellevar el cáncer, simplemente tenemos que aprender a vivir con ello.
— ¿No has pensado ver a una psicóloga? —pregunta April separándose— a mí me ayudó mucho.
— Si lo pensaba pero creí que mis papás pensarían que estoy loca o algo por el estilo.
