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— Creí que te había perdido —susurra Shawn acariciando el rostro de la chica que reposaba a su lado.
— También lo creí —responde— te juró que estaba por irme, estaba por atravesar ese túnel de luz.
— Me alegra que no lo hayas hecho, no sé que sería de mi vida sin ti.
Lucy sonríe sin mostrar los dientes. Shawn besa la punta de la nariz de su novia.
— ¿Qué quieres hacer hoy? —pregunta Lucy acariciando la cabellera de Shawn— podemos tener un día de picnic o salir a comer.
Shawn arruga su nariz— Se me ocurre otro plan.
— ¿Cuál?
Shawn ríe para seguido besar los labios de Lucy— Quedarnos aquí acostados disfrutando el uno del otro y dándonos cariño, después terminar sin ropa.
Lucy suelta una carcajada— Tu plan suena mejor.
— Gracias.
— Tengo algo que decirte —dice Lucy.
— Dime.
— Esto es un sueño —acaricia su mejilla.
— Lo sé, desde que estoy contigo todo lo siento como un sueño.
Lucy niega— No, Shawn —el chico la mira sin entender— estás soñando, yo no estoy contigo. Yo si moría, ¿recuerdas?
— ¿Cómo puedes estar muerta si estás conmigo? —ríe.
— Es un sueño —repite— hace cinco años que ya no estoy. Debes dejarme ir. Es momento de continuar.
Shawn niega— Quédate un poco más.
— De verdad tengo que irme —relame sus labios— Por favor, déjame ir, es la única forma para que tú puedas continuar.
— Estoy avanzando —sonríe— acabó de firmar un contrato y tu galería de arte sigue en exhibición.
Lucy sonríe— No me refiero a eso, tienes que rehacer tu vida, enamorarte, tener hijos.
— Quiero estar contigo.
— Yo contigo, pero eso ahora es imposible. Haz tu vida.
— No quiero.
— Tengo que irme —Lucy se pone de pie.
— Por favor, no lo hagas —pide— regresa.
Sus ojos se abren de golpe. Estaba sudando. Sentía como su corazón salía de su pecho. Gira su cabeza tomando el teléfono de la mesa de centro.
Tres y cuarto de la madrugada. Otra vez había tenido ese sueño. Aquella visita de Lucy lo acompañaba desde el funeral. Siempre terminaba igual, Lucy pidiéndole que la dejara ir. Pero, él no podía, no estaba listo.
