29.- No tengo nada que perdonarte.

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Días antes

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Días antes

En cuanto Shawn cortó aquella llamada con Jack lloro. Lloro como nunca lo había hecho en su vida.

Posiblemente la última ocasión que había llorado de tal manera fue cuando creyó haber perdido su peluche favorito. No podría pasar una noche sin el objeto. Por suerte, fue encontrado antes de anochecer e irse a la cama.

Necesitaba retroceder en el tiempo y encontrarse con el antiguo él. Exigirle que no desperdiciara su tiempo conociendo chicas cuando la indicada estaba justo frente a él.

Rogaba porque si una realidad alterna existiera. Ese Shawn si lograra quedarse con la chica. Mientras que en esta, se seguiría lamentando el ser tan tonto al no darse cuenta de su grave error. Ahora la perdía de dos maneras.

Seca sus lágrimas y enciende su computadora. En el buscador teclea la planta: leucemia. Quería saber acerca de lo que padecía su amiga, quería sentirla cerca.

Pasó gran parte de su noche investigando sobre el tema. Leyó un par de artículos así como también vio unos cuantos vídeos. Se consideraba ahora un experto en el tema.

Ahora entendía muchas cosas. Las mentiras dichas por su amiga revelaban su rostro.

Una pregunta invadía su cabeza. ¿Por qué lo escondió, por qué no le contó sobre su cáncer?

Se va a la cama pero el insomnio no lo dejaba conciliar el sueño. Daba vueltas por la cama tratando de asimilar lo que estaba pasando. No podía creerlo.

Logra dormir unas cuantas horas. Afortunadamente era fin de semana. No iría dormido a clases.

Baja yendo hasta la cocina. Su madre preparará el desayuno.

— Te levantaste temprano —observa.

— No tenía sueño.

Karen lo examina con la mirada— ¿estás bien?, tienes los ojos hinchado.

— Pase una mala noche pero ahora estoy mejor —le regala una sonrisa.

Su madre asiente no muy convencida— Anda, siéntate a desayunar.

— No tengo hambre —confiesa— voy a un mandado. Regresó en la tarde.

— ¿A dónde vas? —pregunta. Karen le parecía extraño ver que llevaba su guitarra con él. Hace mucho había dejado de tocarla.

— Estaré bien —camina.

— ¿Vienes a comer? —habla alcanzando a su hijo quien ya iba de salida.

— No —gira sobre sus talones— tampoco me esperen para cenar.

— ¿Seguro estas bien?

Shawn se acerca a su madre y planta un beso en su coronilla— Lo estoy —sonríen— nos vemos en la noche.

Cancer; Shawn MendesWhere stories live. Discover now