10 El Tren de los Muertos

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Itztlacoliuhqui se alzaba en la base del volcán más grande de México, de un Pico de Orizaba partido a la mitad desde la punta hasta la base. En sus pies se encontraba la diosa Xántico, la diosa de los Volcanes, la hija del gran Huitzilopochtli. Xántico aún intentaba seguir luchando, aún traía bestias hechas de lava para que intentaran frenar al dios del Castigo y la Obsidiana.

Recibió de lleno el zarpazo de un oso gigantesco.

Vio su brazo destruido regenerarse tendón tras tendón, mismo con el que tomó al animal de magma y lo redujo a polvo con un movimiento de su puño. Detrás del oso se lanzaron cuatro monos arañas que atraparon brazos y piernas del dios para que un cocodrilo se lanzara directo a su pecho.

El dios movió con violencia sus extremidades y deshizo en lava a los cuatro micos.

Tomó al cocodrilo.

—Es inútil—dijo Itztlacoliuhqui partiendo dese la mitad a la bestia de magma, tomando cada extremo de su hocico y haciéndolo estallar en fuego—. Perdieron desde el instante en el que decidieron dejarme vivo. Desde el instante en el que decidieron dejar vivo a mi hijo.

El dios escuchó como la boca de la diosa esbozaba una sonrisa. —Tu hijo...

Itztlacoliuhqui sonrió consiente de lo cómico de la situación.

—Nunca fue tu estilo eso de dejar descendencia ¿Qué era lo que decías? "Sólo puedo existir yo, eternamente mi esencia. La supremacía del Señor del Amanecer "...

La diosa logró aprisionar a Itztlacoliuhqui en cadenas de magma.

—Tú no querías tener hijo por miedo a que hicieran contigo lo que tú planeabas hacer con tu padre, Quetzalcóatl. Pero nunca pudiste derrotarlo. Por eso querías el poder de ser el dios Sol, para poder asesinar a tu padre...

Itztlacoliuhqui comenzó a ceder fuerzas.

—...pero ni siquiera pudiste hacer eso bien ¿O sí? Fue Tezcatlipoca el que hijo que Quetzalcóatl dejara este mundo. Fue el dios de la Oscuridad, el dios que te encerró en el Mictlán, el que te convirtió en el monstruo qué eres, quien asesinó a tu padre. Me pregunto lo patéticamente humillado que debes sentirte por eso...

El dios rompió sus cadenas rugiendo.

La diosa usó las fuerzas que le quedaban para crear un torbellino de lava que envolviera al dios del Castigo. Inútil, él ya había ganado. El dios se dejó bañar por la lava, la sintió en cada herida de su cuerpo y la hizo a un lado con un movimiento de un colmillo de obsidiana.

Al buscar a Xántico notó como ésta simplemente había desaparecido.

—Cobarde...

Mejor para él. Realmente odiaba tener que asesinar a los de su especie.

Solidificó la lava del tornado y la hizo tomar la forma de un águila de obsidiana gigantesca. Un reto al pueblo de Huitzilopochtli, los Mexicas. Una águila corrompida por el Castigo de la muerte. Un reto para Tezcatlipoca, su elemento usado para el Caos. Un reto a Xipétotec, su regeneración llevada a lo más ínfimo de la putrefacción. Un reto a Quetzalcóatl, usando su animal de protección como el arma que lo destruiría todo.

Lanzó a su creación a soltar su grito de victoria en el aire.

Camino hasta el centro del volcán sintiendo la cantidad monumental de poder en él.

Podrían ir a dónde les placiera. Podrían moldear todo ese poder para destruirlo todo. Para crear un Nuevo Imperio para recordar los antiguos tiempos de gloria. O en su defecto, traer cualquier parte del Universo allí mismo, o a dónde les placiera.

Los Guerreros del Quinto Sol II: Las Nuevas Guerras FloridasWhere stories live. Discover now