1. Recordar.

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Una semana pasó hasta que decidí volver al trabajo pero al llegar me encontré con la noticia de que Bruno llevaba el mismo tiempo sin venir.

Los chismes aquí vuelan rápido y no los culpo, es realmente interesante lo que pasó. Su jefe se vio humillado por su novia cuando intentó proponerle casamiento.

Las miradas me queman cuando paso por los pasillos de la clínica, mis colegas intentan ser indiferentes pero el cotilleo les puede. En cambio, las enfermeras ni les interesa disimular, ellas preguntan directamente.

Todavía me siento mal, no me arrepiento de la respuesta pero si de como actúe. Aunque él no debería haber hecho algo así antes de charlarlo conmigo... Sigo pensando en si en algún momento le di la idea equivocada de que quería casarme.

Quizás es mi culpa por no haber sido más clara.

Bruno no contesta mis llamadas y mucho menos mis mensajes. Sé que ha escuchado cada audio que le envié porque me aparecen las tildes en color azul. Pero no me ha respondido. No lo culpo.

¿Por qué querría hablar conmigo?

Llevamos más de cinco años de relación, incluso hemos intentando convivir. Nos conocemos hace mucho más porque hicimos la escuela de medicina juntos, Bruno además de mi pareja es mi amigo y ahora siento que arruiné todo.

Marie, su secretaria, dice que la llamó para anular su agenda y para dejar al Dr. Jensen de sustituto en su ausencia.

Llego a mi consultorio y Jane, mi secretaria, llega para hacerme al tanto de mis pacientes. Ella es una mujer alegre y agradezco que no sea metida. Lo único malo que tiene es su voz, es chillona y demasiado aguda. Pero nadie es perfecto.

Su cuerpo es tallado y tiene proporciones perfectas para su baja estatura, estoy más que segura que se pasa todo el tiempo libre en el gimnasio o tiene una genética maravillosa. Su piel parece porcelana, y su cabello castaño cae como cascada sobre sus hombros. Tiene facciones delicadas, unos pómulos redondeados y unos ojos color miel que se iluminan cuando sonríe. Es preciosa, y eso hace que la mayoría de los que trabajan aquí babeen por ella.

Me deja la lista de pacientes sobre mi escritorio y comienzo a atender olvidándome así de la noción del tiempo.

A eso de las doce del mediodía Jane vuelve a entrar a mi consultorio, lleva una caja de chocolates en la mano y no me asombra, los padres de mis pacientitos siempre andan trayendo cosas.

- Dra, la paciente de la habitación 501 está estable. Hablé con su madre recién y está feliz por cómo va evolucionando. Me ha dejado esto para usted... - Dice colocando la caja sobre el escritorio. Le dedico una sonrisa y asiento.

- Dale las gracias y gracias a ti también, Jane. Ha sido una semana complicada y has estado al pie, como siempre. - Ella solo me sonríe y asiente feliz.

No es mi amiga, pero es una gran compañera.

Mi estómago ruge cuando la castaña cierra la puerta, observo mi reloj y noto que llevo más de cuatro horas sin beber ni comer. Decido que quizás debería bajar por algo al comedor pero no sé si soy capaz de pasar por el escrutinio de la gente otra vez.

Respiro hondo y decido hacerlo, muero de hambre. No quiero que Jane esté yendo y viniendo por mi culpa.

Cuando estoy por salir el teléfono del escritorio comienza a sonar, suelto un suspiro de frustración y decido atender. - Dra. Tate.

- Dra. Habla Marie, perdón por molestarla pero el Dr. Jensen solicita hablar con usted de inmediato.

El Doctor Jensen, el maldito viejo odioso que Bruno dejó a cargo en su ausencia. Él solía ser el director de la clínica antes que Bruno asumiera y realmente, no es de mis personas favoritas. Tiene el cabello completamente blanco y vive con el entrecejo fruncido como si hubiera pisado mierda y no pudiera deshacerse de ella. Es desagradable pero sumamente inteligente.

MALVA 💋Where stories live. Discover now