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Aquella tarde Yoandri apareció en mi casa dispuesto a arreglarse ahí.

Al caer la noche, Iván llego a recogernos, y me sorprendió encontrar a Seung del lado del copiloto.

—Decidimos usar solo un auto—explicó Iván, después de saludarnos.

Cuando llegamos al lugar, me sorprendió ver la larga fila.

—No vamos a lograrlo.—mascullé al ver a todas las personas que esperaban entrar.

Iván me miró como si me hubiese vuelto loco y se dirigió al inicio de la fila. De pronto, el cadenero del lugar nos hizo señas y nos acercamos.

Sin decir una palabra, el hombre nos dejó pasar.

—¡Eso es a lo que yo llamo, ser influyente!—exclamó Seung.

Iván sonrió, negando con la cabeza.—El dueño de este lugar es nieto de un amigo de mi abuelo, es todo.

Yo le di un empujón juguetón a Yoandri y bromeé.—Quiero un novio influyente como el tuyo, ¿Dónde lo conseguiste?

Iván abrazó a Yoandri y dijo, besándolo en las mejillas.—No vas a encontrar a otro como yo. Somos escasos.

Yo reí, rodando los ojos mientras nos adentrabamos al lugar.
De pronto, la música electrónica estalló en mis oídos y mis pies comenzaron a moverse al ritmo de la música casi por si solos. Las luces de neón brillaban en la oscuridad del lugar y una chica con una peluca fosforescente en la entrada nos pintó con colores fluorescentes los brazos y cara.

Toda la gente en el lugar estaba pintada con aquellas extrañas sustancias y mientras bailaban se formaban figuras extrañas e increíbles.

—¡Este lugar es asombroso!—exclamó Seung, acercándose a mi oído para que pudiera escucharlo.

Él tenía un par de líneas dibujadas en la cara, al igual que yo.

—¡Brillas!—exclamé, sonriendo.

Seung me regaló una sonrisa inmensa y tomó mi mano mientras me guiaba a la pista de baile.
De pronto comenzó a balancearse junto con los cuerpos y yo le seguí.

El ritmo contagioso del Dubstep me llenaba el cuerpo y de pronto estaba saltando y moviendo la cabeza como si hubiera bebidp un litro entero de alcohol.

Yoandri de acervo junto con Iván a los pocos minutos y comenzaron a bailar también.

Comenzamos a movernos sin descanso. Solo nos deteníamos de vez en cuando para pedir algo a la barra. Iván no estaba bebiendo porque sería quien nos llevaría a casa. Seung, bebía solo cerveza y, Yoandri y yo estábamos bebiendo unos extraños cócteles hechos a base de jugo de frambuesa y vodka.

El lugar estaba a reventar, el ambiente estaba increíble y la gente estaba bailando como si no hubiese mañana.

Me dirigí a la barra por cuarta vez en la noche y me dispuse a pedir otro cóctel más cuando una mano larga y delgada se interpuso en mi camino.

—Una piña colada, por favor.—dijo una voz dulce detrás de mi.

Me gire para ver quién era aquella persona que se encontraba a mis espaldas, y me congelé en ese instante.

Kwon Ji Yong estaba de pie frente a mi, e iba enfundado en una camisa algo traslúcida color negra junto a unos jeans del mismo color. No llevaba ni una sola gota de pintura fluorescente en el rostro, y le sonreía a una chica más alta que el.

El bar-tender me pasó la bebida que había pedido y yo le di un trago, dispuesto a alejarme de aquel chico, y entonces, lo ví.

Joel Pimentel estaba parado a poco más de un metro de distancia de mi, con las manos dentro de los bolsillos y expresión incómoda.

Maldije mentalmente e intente escabullirme entre la gente. Creí que lo había logrado. Me volví para mirar la distancia que había puesto entre nosotros y me congelé ante lo que ví.

Ji Yong enredaba sus brazos alrededor del cuello de Joel y lo atraía hacia el mientras que Joel no ponía resistencia, al contrario, colocaba sus manos alrededor de la cintura de éste. Entonces, lo besó.

Sus labios buscaron los de Joel, el estómago se me revolvió por completo.

Cerré mis ojos con fuerA intentando aminorar el dolor en mi pecho. Intentando tragar el nudo de mi garganta. Intentando convencerme a mi mismo de que no me importaba.
Me gire sobre mis talones y comencé a caminar, abriéndome paso entre la gente. Quería llorar. Quería gritar. Quería volver y golpear a Ji Yong con todas mis fuerzas.

—¡Erick!—la voz de Seung me hizo detenerme por completo y entonces, lo miré delante de mi.

Sin saber muy bien que estaba haciendo, enrede mis brazos en el cuello de Seung y plante mis labios en los suyos.
Sentí como mi bebida se derramaba en el suelo, pero no me importó. Lo único que quería era olvidar lo que acababa de ver. Quería, desesperadamente, superar a Joel.
Los labios de Seung eran suaves, delgados, diferentes a los mullidos y grandes de Joel.

Tras un segundo de aturdimiento, Seung correspondió mi beso y me tomó por la cintura mientras me besaba con fuerza.

Su lengua encontró la mía y el sabor a cerveza de su beso me invadió la boca. Correspondi su caricia, pero no había fuego. No había esa chispa. Esa electricidad que había cuando besaba a Joel.

Con Seung todo era tranquilo, suave, fácil, divertido.

¿Qué demonios estaba haciendo?, Ni siquiera yo mismo lo sabía.




Olayabine

Blindly 2 »joerickWhere stories live. Discover now