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Lisa's POV

No sé qué sentía en estos momentos.
¿Incomodidad?, ¿Inseguridad?. Incluso llegué a pensar en celos pero por qué debería sentir celos. Pero ¿por quién debería sentir celos?

No puedo dejar de pensar en ese chico Kai. Pude observar como se miraban él y Jennie. Una voz interna en mí decía que algo había pasado ahí y para ser sincera no me agradaba para nada esto. La forma en la que Jennie actuaba o en la manera que le respondía me hacía dudar.

En estos momentos me estaba arrepintiendo de viajar a Londres. Desde un principio sabía que no era buena idea. Ahora mismo me sentía excluida, me sentía como una expectante más en una mesa o en lo que fuera que me encontraba ahora. Era incómodo ver como se miraban. El ambiente estaba bastante tenso e incómodo, lo podía sentir. Y ahora mismo lo que quería era regresar al hotel y dormir por unas cuantas horas, mi cabeza dolía y cómo no hacerlo después de tantas sorpresas.

Gracias al cielo la "cena" llegó a su final, yo estaba internamente agradecida de que fuera así. Sentía que en cualquier momento me volvería loca si seguía aquí. Ya me estaba despidiendo del señor Kim cuando el "impresionante" Kai se acercó a mí.

— Gusto en conocerla Señorita Lisa. —dijo con una sonrisa coqueta.

Podía sentir la mirada de Jennie solo que no podía ver bien su cara. En serio necesitaba que alguien me sacara de aquí pronto.

— Igualmente.— dije cortante.

La verdad me había dado igual conocer a este tipo, no sé pero él no me daba una buena impresión, era extraño porque apenas hace unas horas lo vi por primera vez y no cruzamos palabras hasta este momento. Me sacó de mis pensamientos cuando se acercó y tomó una de mis manos para llevarla hasta sus labios y besarla como gesto de despedida. Inmediatamente visualicé la mirada de Jennie y tengo que aceptar que esta no era para nada agradable, así que quité mi mano rápido de ahí.

El trayecto del restaurante al hotel fue eterno e incómodo Jennie no se musitó a decir ni una sola palabra en todo el camino, algo que me pareció raro porque siempre trataba de tener conversación conmigo. Si antes estaba confundida con todo esto, ahora estaba aún peor.

Llegamos a la habitación del hotel y Jennie aún no decía nada, no podía definir bien lo que su expresión facial daba a entender en estos momentos. Nuevamente traté de no darle importancia, así que me dirigí a realizar mi rutina nocturna antes de dormir. Luego de unos minutos regresé a la cama y noté que Jennie ya no estaba con la misma ropa que antes pero lo que sí mantenía era su extraño gesto. Mi curiosidad por saber todo lo que pasaba en estos momentos ahora estaba al borde.

— Jennie, ¿te pasa algo?— pregunté un poco preocupada.

Ella giró rápidamente su cabeza para poder mirarme fijamente a mis ojos. — Estoy bien, no pasa nada. — expresó cómo para restarle importancia a la situación.

— ¿Segura que no pasa nada?, tú también puedes confiar en mí si necesitas hablar sobre algo. —dije amablemente y con una diminuta sonrisa.

— Sí, estoy segura. Es tarde tenemos que dormir, estoy algo cansada.— dijo mientras me daba la espalda y se recostaba en la gigantesca cama de hotel.

— Descansa.— dije en un tono que sonó a susurro.

Fue raro verla actuar de esa manera. Sinceramente pensaba que a ella también le gustaba que durmiéramos juntas tanto como a mí, ya que siempre la encontraba abrazándome, pero hoy fue diferente solo se limitó a darme la espalda. No sabía que pasaba con ella y tampoco me gustaba verla así.

Desperté cuando la luz del día ya se hacía presente en la habitación del hotel. Con una de mis manos toqué el otro costado de la cama y me percaté que me encontraba sola. Jennie se había ido. Me levanté inmediatamente de la cama y comencé a buscar cualquier rastro de ella. Había una pequeña nota en la mesita de noche que se encontraba al lado de la cama. La tomé y comencé a leer.

Vuelvo en unas horas,tengo una reunión programada en la mañana. Espero volver pronto para que salgamos.

Por cierto perdón por lo de anoche.
Nos vemos.

Jennie"

Al menos se había tomado el tiempo de avisarme sobre su paradero, ahora estaba más tranquila. Jennie no acostumbraba a comportarse de esa manera, al menos no conmigo. Me pareció realmente extraño pero tal vez solo necesitaba un poco de espacio.

Y si lo pensaba bien quizá yo también.

¿Qué había pasado anoche que la llevó a pedir disculpas? La tensión en la cena y su comportamiento posterior seguían rondando en mi mente.

Decidí aprovechar la mañana para explorar un poco Londres por mi cuenta. Aunque estaba en un lugar totalmente desconocido para mí necesitaba distraerme y tomar un poco de aire. Me di una ducha, me vestí y salí del hotel, dispuesta a caminar por las calles de esta hermosa ciudad, pero prometiéndome no alejarme tanto del hotel con la intención de no perderme.

Mis pasos me llevaron a través de las calles de Londres, con mi cámara en mano para capturar los hermosos rincones de la ciudad. A medida que exploraba la ciudad, no podía evitar detenerme en varios lugares para tomar fotos. Cada vez que veía algo impresionante o interesante, sacaba mi cámara y enfocaba mi ya desgastado lente.

En el Puente de la Torre, no pude resistirme a fotografiar el río Támesis que fluía majestuoso debajo de mí. Las aguas tranquilas reflejaban la luz del sol de la tarde, creando una vista impresionante. Las embarcaciones pasaban, y decidí capturar una de ellas en movimiento.

A medida que caminaba más cerca de la Torre de Londres, fotografié su arquitectura histórica y los detalles de las murallas. Las piedras antiguas y la historia que albergaba este lugar me inspiraron a tomar varias fotos.
Era un lugar lleno de historia y significado, y me esforcé por capturar su grandeza en mis fotos.

Incluso en las calles comunes de Londres, encontré la belleza en las fachadas de los edificios antiguos y las calles adoquinadas. Cada detalle arquitectónico y cada rincón pintoresco merecían ser inmortalizados con una foto.

Me encontré con una artista callejera que interpretaba una hermosa canción en su violín. La música flotaba en el aire, y no pude resistirme a tomar una foto de este momento artístico en la ciudad.
La artista, una mujer con cabello largo y oscuro, tenía los ojos cerrados mientras su arco danzaba sobre las cuerdas. Cada nota que brotaba de su violín parecía contar una historia, y me perdí en ese momento de belleza y música en medio de la bulliciosa ciudad.

Mientras la observaba, no podía evitar pensar en cómo la música tenía el poder de tocar el alma de las personas, de conectarnos de una manera especial. En cierto modo, esa artista callejera me hizo olvidar, al menos temporalmente, las complicaciones y dudas que había experimentado gran parte de mi vida.

Sin embargo, mi escape musical llegó a su fin cuando escuché aquella ya tan conocida voz para mí.

¿Qué hacía Jennie aquí?

— ¿Lisa? ¿Qué haces aquí sola? — miró la cámara en mis manos. — ¿Desde cuándo tomas fotografías? — su expresión delataba confusión.

Allí estaba Jennie, parada junto a un chico que reconocí de inmediato: Kai, el mismo chico que había estado en la cena la noche anterior. No sabía qué decir ni cómo reaccionar, pero era evidente que algo inesperado estaba sucediendo en Londres.

Jennie me miró con una expresión igualmente sorprendida, y Kai parecía inmutable, como si este encuentro fuera parte de un plan que no conocía. Mi mente comenzó a dar vueltas mientras intentaba entender porqué aquel hombre rodeaba a Jennie de su cintura de la manera más natural posible.

Let Me Love You | Jenlisa (Reescribiendo)Where stories live. Discover now