Capítulo 3.

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Adonis.

—...Podrías hacerme unas preguntas. Algo así. Si necesitas notas adhesivas, tengo muchas. Muchas. ¿De qué color te gustan? Rosadas. Azules. Amarillas. Rojas Sangre... —Paré de golpe mi andar cuando dejé de sentir el suyo.

Me giré, y ella miraba fijamente la fotografía de mis hermanos junto a nuestros amigos. Ví cómo sus ojos se cerraban con fuerza y apretaba sus manos, sus piernas flaquearon, y desde donde estaba podía ver el sudor en su frente.

—¿Avery? —No respondió, quedó estática en su posición.

Entonces, abrió los ojos de golpe, tomó una enorme bocanada de aire, como si en sus pensamientos no existiera el oxígeno y estuviera rogando por ello.

—Avery, ¿Estás bien? —Me acerqué a ella con mi ceño fruncido.

Negó—: No. Necesito ir a Starville. Llévame, por favor.

Me quedé en mi sitio, confundido. ¿Starville, decía?. Cuando reaccioné, ella ya se había girado hacia las escaleras. Antes de que bajara, corrí y la tomé del brazo, regresandola hacia mí.

—¿Starville? ¿Porqué? —Pregunté.

Sus ojos comenzaron a tornarse algo rojizos y cristalizados.

—No tengo tiempo para explicarte. Prometo que luego lo haré, pero por favor, llévame a Starville. —Pidió. Yo asentí, con algo de desconfianza.

Solté su brazo y salió disparada escaleras abajo. Ladeé mi cabeza, y bajé con rapidez.

—¿A dónde va? —Preguntó Hayes, mirando hacia la puerta.

—Me pidió que la llevara a Starville —Dije— Tal vez...

—Está recordando. —Dijo Amon, completando mi frase.

—Avisale a... —Tristán habló, pero lo interrumpí.

—Lo haré. Probablemente lleguen aquí, pero de todas maneras me aseguraré primero. —Respondí. Tomé las llaves de la camioneta y salí.

Avery estaba frente a la puerta del copiloto, movía su pie con desesperación, abrí los seguros y entré. Ella se montó, y en cuanto estuvo adentro pude ver cómo clavaba sus uñas en sus muslos.

—Avery, ¿A dónde? —Pregunté, en cuanto encendí el auto.

—Edificio A&G. Calle 59 con 60. Avenida Cross. Con la Doctora Miller. —Dijo, quedé embobado con la rapidez en la que sus labios se movían.

Miller...

Tragué grueso en cuanto me di cuenta hacia dónde nos dirigíamos. Arranqué el auto y comencé mi camino hacia el edificio sin ningún problema pues, me lo sabía de memoria. Miré de reojo a Avery, y ví que tenía los ojos cerrados, y una de sus manos estaba aferrada al collar que colgaba en su pecho. Estacioné frente al edificio, y ella pareció darse cuenta, pues abrió los ojos y sin dudarlo tomó su mochila y se bajó. Caminó hacia el portal y luego de que me fijé que había subido al ascensor, le mandé un mensaje a Hades.

Ella está recordando, o al menos eso creo. Nos vemos en la cabaña.

—¿Debería esperarla o hacer un viaje inmortal hacia Mashville y regresar? —Me pregunté a mí mismo. Suspiré pesadamente y arranqué la camioneta de regreso a Mashville.

Llegando, divisé la Jeep Grand Cherokee RST8 2018 negra de Snow fuera de la cabaña. Me bajé, y miré la hora en mi reloj; confirmando que había tardado menos de 20 minutos en llegar.

—Haddie, Haddie. —Saludé a penas entré. Hades me miró con notoria molestia.

—Bastante tolero que me llamen Hades. No lo arruines. —Masculló. Yo reí.

—No creo que tengas mucho tiempo para perderlo aquí. Así que vayamos directo al grano —Dijo Amon— La chica, te está recordando.

Hades tragó con dificultad, y por primera vez en siglos, lo ví jugar con sus manos nervioso.

—Lo sé —Dijo— La última vez que la visité, estaba empeñada en que realmente estaba ahí. Antes no me veía, pero ahora sí. Eso quiere decir...

—Que no solo sus memorias están volviendo —Completé— Si no también Eso por lo que tanto la buscan.

—Fue tú error no habérselo dicho antes —Dijo Snow— También fue mío, por no decirle yo. Pero sinceramente creo que no era el momento.

—Ella piensa que es una simple Sangre Pura ¿No es así? —Preguntó Tánes—Todo irá bien siempre y cuando no esté cerca de Garoha. Entonces, se vendrán los verdaderos problemas.

—Es extraño, al borrar sus recuerdos, eso incluye también que parte de su Sangre híbrida se debilita, ¿no? Quiero decir, si de por sí no está enterada de lo que es, supongo que sus poderes tampoco podrán darse, ah, estarán débiles. —Dije.

—No necesariamente. ¿Estás seguro de que borraste todo rastro de ti y de Nuestro mundo? —Preguntó Snow.

—Sí.

—Pero hay algo en ella que es mucho más fuerte que eso —Dijo Tristán— Conozco a la perfección los hechizos de mi pequeño Haddie. Y dudo mucho que se rompan así como así.

—Tienes razón —Concordé— De igual manera, estaremos más al pendiente de ella en la universidad. Si algo más pasa, te mantendremos al tanto.

—Bien. —Hades se levantó, y luego frunció su ceño, como si hubiese recordado algo— ¿Hay algo más que tengan que decirme?

Miré a los chicos, y entonces bajé mi mirada, en cuanto Amon me miró supe que no era buena idea decirle. Era lógico; si se enteraba, probablemente acabaría con nuestras vidas en ese preciso instante.

Soltó una risa algo irónica, y luego se dirigió a la puerta con Snow.

—Oh, por cierto. —Se giró hacia nosotros, retuve el aire. No se le escapaba nada— Sé lo que pasó con el imbécil de Peter. Si algo le pasa, cortaré la cabeza de cada uno de ustedes y se las venderé a las brujas de Garoha.

—Nos vemos, chicos. —Snow jaló por el borde del suéter a Hades, obligándolo a salir de la cabaña.

En cuanto cerré la puerta, solté todo el aire que estaba estancado en mis pulmones. Miré a los chicos; Amon solo rodó los ojos, para luego tirarse en el sofá con sus auriculares. Tánes me miró con cara de trauma, al igual que Tristán. Mientras que Hayes, solo se encogió de hombros.

—Se los dije —Dijo Hayes— Nunca, jamás de los jamases, se le escapa algo.

Me tiré en el sofá, junto a los chicos, Amon se sacó un auricular, y nos miró desde su cómoda posición.

—¿Realmente tenemos que cuidar a Avery? —Preguntó, fingía que le irritaba, lo conocía perfectamente como para saber que era más un gusto que una carga.

—Sí —Respondió Tánes—  Por ahora el área está relajada, su departamento está ciertamente lejos de la zona de Garoha. Así que, por los momentos, podemos turnarnos fuera de la universidad para estar pendiente de su pescuezo. Ya le cayó bien nuestro pequeño —Me señaló con la cabeza— Será fácil.

—Sí. Fácil. —Murmuró Amon con sarcasmo.

Suspiré y me tiré contra el respaldar del sofá, colocando ambos brazos debajo de mi cabeza.

—Es un Ángel de chica. —Dije— ¿Qué podría pasar?

ASMODEUS © [S.S #02].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora