Capítulo 26.

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No me molesté en cambiarme el uniforme. Personalmente, nunca me gustó bañarme en los vestidores, no porque fuera poco limpio, porque no podía negarlo; era bastante aseado. Solo que, la idea de que corría el riesgo que alguien tomara mis cosas o me humillara por mi cuerpo me espantaba. No tenía ningún defecto en cuanto a lo físico, tenía lo mío, pero simplemente me incomodaba. Caminé con Arlet hasta el estacionamiento en busca de su auto y desde mi sitio, pude ver el auto negro de Bloody. Me decepcionó que no estuviera en mis prácticas, era raro más bien, habían chicos de nuestra clase y era cierto, todos teníamos deporte, incluyendo los chicos. Así que de cualquier modo tuvo que haber ido. Pero no lo hizo. Abrí la puerta del Chevrolet Cavalier blanco 2019 de Arlet, y me senté en el asiento del copiloto.

Antes de llegar a mi edificio, pasamos por una tienda de convivencia a comprar dulces y refrescos, y algunas mascarillas para la cara que Arlert juró que eran efectivas. Al bajar, caminamos juntas por el portal hacia el ascensor.

—Estoy emocionada. —Chilló— Nunca he tenido una pijamada, y mucho menos una amiga como tú.

La miré extrañada, y entonces aclaró:

—No tenía amigos verdaderos en Garoha. En realidad, no tenía; Artemis y los chicos eran mi única compañía ahí. Es la primera vez que hago esto con una amiga, que no es de mi sangre.

Sonrío con ternura y emocionada, pero a la vez siento algo de pena por ella. Tampoco es como si yo tuviera muchísimos amigos, pero al menos tenía a Destiny en su momento, y era mil veces mejor que nada.

Sonreí, y esta vez fui yo quien enredó mi brazo con el suyo.

Abrí la puerta de mi apartamento, y ella ne cuanto entró, se tiró al sofá y comenzóa reir.

Adoro a esta chica.

—¿Qué pasa? —Reí, mientras dejaba las bolsas en la isla.

—Nada. Me gusta éste lugar, no se siente frío y hundido en la soledad como el mío. —Respondió.

Yo asentí, sonriendo.

—Busca las películas, iré a darme una ducha.

—¿Puedo bañarme yo también? 

—¡Claro! ¡La puerta que está cerca de la mía es un baño! —Grité desde mi pieza, y escuché sus pasos corriendo por el pasillo.

Me di una ducha con agua caliente, relajando mis músculos. Me puse unos pantalones de chándal y una camisa de tirantes blanca. Arrastré mis pies hasta el sofá, en donde Arlet estaba ya sentada con un short negro de pijama con estampado de estrellas y una sudadera rosada.

—Lo tenía en mi auto, en mi bolsa siempre cargo dos mudas; de salir, y de dormir.

Definitivamente lee mis pensamientos.

—Ah. —Consigo decir y me tumbo junto a ella— ¿Tienes listas las películas?

Una sonrisa pícara se asomó en su rostro.

—Christian Grey nos espera.

Solté una risa ante su locura hermosa.

Nos plantamos en el sofá con dulces y refrescos a ver la belleza inmortal y perfecta de Christian Grey.

—¡Oh por dios! —Chilla Arlet— Creo que siento los orgasmos de Anastasia. ¡Es tan jodidamente perfecto!

Río ante sus comentarios en cada escena relevante.

—¿Cómo es que se ven tan bien juntos? —Pregunté, metiéndome otra gomita de oso a la boca.

—No lo sé realmente. —Respondió ella, con la boca llena.

Para cuando terminamos todas las películas, eran al rededor de las 9 p.m. El teléfono de Arlet sonó por toda la sala, sobresaltándonos. El lo cogió con una mano, y con la otra se metió un puño de gomas azucaradas a la boca.

—¿Diga? —Habló con la boca llena— ¿Qué? espera... No, no lo sabía... Sí, sí, entiendo, pero estoy con alguien justo ahora... ¡Oh por Dios! ¿en serio?... Ajá sí, claro. Pero ¿puedo llevar a alguien conmigo?... entonces no iré. Ah, bueno. ¡Perfecto! llego en unas horas.

Colgó y me miró con una sonrisa.

—¡Tenemos una fiesta!

...

Me arrepentí de todo en cuanto puse un pie dentro de la casa.

Era una casa que quedaba a unas cuadras de la universidad, era grande, y algo lujosa, y estaba repleta de estudiantes medio drogados, medio borrachos, y medio sofocados por el olor a sexo en el espacio. Me rehusé al principio, pero pensé entonces, ¿porqué no? tenía mucho tiempo sin ir a una fiesta, además, iría con Arlet, y supuse que sería divertido. Claro que no pensé muy bien en lo que me encontraría al entrar, tampoco pensé que prácticamente toda la universidad estuviera ahí. Caminamos juntas al interior, y de inmediato la bilis me subió a la punta de la lengua; el olor a alcohol era irritante, había mucha bulla y personas, más de lo supuse. En ningún momento solté el brazo de Arlet hasta que llevamos a la barra que por cierto, pensé en la manera en que habían traído una a la casa, o ya estaba ahí. El chico de la barra me ofreció un vaso amarillo con un líquido azul, lo miré desconfiada, y el frunció sus cejas.

—Ella no bebe. Y yo menos. Dame dos vasos de jugo de naranja, por favor. —El chico asintió, encantado, y en segundos nos pasó los dos vasos.

Me quedé mirando al rededor, las personas parecían disfrutar de verdad de la fiesta, bailaban con euforia al ritmo de la música. Yo me giré, con el vaso entre mis labios, y miré a Arlet, quien movía la cabeza al compás del sonido.

—¿Quieres bailar?  —Le pregunté por encima de la música.

—Si estás más cómoda aquí, no tengo problema. —Respondió.

—¿Quien te ha invitado?  —Pregunté de vuelta.

—¡Unos amigos de mis hermanos!  ¡No les escribí pero supongo que estarán aquí en un rato! ¡Seguro se molestarán, porque odian que venga a las fiestas de sus amigos!  —Gritó— ¡No sé realmente la razón!

Yo asentí, y terminé mi bebida.

Nos quedamos ahí sentadas un rato, bailamos las dos cada vez que pasaban una canción que nos gustaba, y era todo lo que hacíamos por el momento. Estábamos charlando, hasta que por casualidad miramos al mismo tiempo a la puerta principal de la casa; venían entrando un grupo de chicos, y entre ellos, estaba Peter.

ASMODEUS © [S.S #02].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora