ASMODEUS © [S.S #02].

Capítulo 5.

Bajé en una parada que estaba unas cuadras antes de casa, pero no me importó realmente. Corría, mi respiración era agitada, y lo único que quería era ir a esa vieja casa y confirmar esos pensamientos que por años me mantuvieron desesperada creyendo que no tenía ni un poco de cordura. Disminuí la velocidad en cuanto estuve a metros de la casa, el camino de flores estaba muerto, y se sentía completamente vacía; así era, estaba vacía. Me extrañó que la puerta estuviera abierta, pero nada de eso importó. Corrí escaleras arriba, observé la sombría puerta que estaba al fondo del pasillo, y la abrí. No había nada, estaba totalmente vacía a excepción de un armario blanco, las paredes eran de un gris claro, y la ventana estaba abierta. Desde ahí se podía ver a la perfección la ventana de mi antigua habitación, me giré observando de nuevo la pieza con más minuciosidad, mis ojos ardieron y las lágrimas no tardaron en salir, estaba frustrada y decepcionada. Jalé mi cabello, y negué repetidas veces, convenciéndome de que lo que Amon había dicho no era real, y es que incluso si lo fuera, no tenía nada que ver conmigo y mis pesadillas, o bien, mi trastorno. Tal vez lo dijo por querer molestarme, a leguas se notaba que no le agradaba para nada, tal vez quería jugarme una broma por ser tan insistente. ¿Y la cosa que intentó atacarme? Probablemente era una de las chicas de la sala de Arte haciendo alguna escenografía o algo por el estilo, o bien, seguramente fue mi imaginación, al igual que lo que dijo Adonis, seguro era para seguirle el juego a Amon, era probable que todo ese tema era una simple broma de muy mal gusto. ¿Mi propio novio casi inexistente borrándome la memoria? Pff, por favor. Todo tal vez fue producto de mi imaginación, como siempre.

Como niña pequeña, me hice un bolillo, enterré mi cabeza entre mis rodillas y comencé a llorar, estaba atormentada de nuevo con mis pensamientos, y entonces creí que ni si quiera la Doctora Miller podría ayudarme a salir de eso. Tampoco podía aferrarme a querer recordar todo, tal vez, fue una coincidencia, seguramente los chicos se enteraron de mi condición y quisieron jugarme una broma, supuse que al llegar a esa universidad los rumores correrían con rapidez, me sorprendería más bien que nadie se hubiera enterado. La puerta principal sonó; me asusté y de inmediato entré en pánico, supuse que los nuevos dueños estarían ya en casa, inspeccionando que todo estuviera en orden, y se encontrarían con una chica con aspecto poco sano tirada en el piso de una de las habitaciones llorando desconsoladamente. Pero también podrían ser ladrones queriendo entrar a robar algún objeto de valor, aunque era poco probable, o un grupo de chicos bandoleros queriendo hacer un poco de desastre. Bien, eran muchas suposiciones, pero cada una de ellas seguía asustándome, una más que la otra. Me levanté con cuidado, y asomé con lentitud mi cabeza, el pasillo estaba vacío. Me volví para cerrar la puerta, y cuando me giré, choqué contra un pecho. Tapé mi cara, y ahogué un grito.

—Te encontré —La voz de Adonis llegó a mis oídos.

Un momento de ira, decepción e impotencia llegó a mi.

—¿Porqué lo hiciste? ¿Porqué crear una historia tan falsa y poco real para burlarte de mi? —Pregunté, en voz baja.

—¿De qué hablas?

—No te hagas el inocente. Tú, y tus hermanos, me siguieron el juego con todo esto de Bloody... Crearon una historia para hacerme creer que estaba en lo correcto, que todo lo que había soñado era real, que no era producto de mi imaginación.

Su ceño se frunció por unos segundos, pero luego recobró la compostura, soltó una risilla nerviosa, y rascó su nuca.

—Realmente lo siento. Me disculpo en nombre de mis hermanos, no quise ser parte de todo esto, pero no me quedó de otra. Lo lamento, suelo ser muy débil cuando de ellos se trata, saben como manipularme. —Sonrió—  Solo querían hacerte una pequeña broma, y ese era un tema de la que la gran mayoría de estudiantes hablaban, y bueno, en fin. Lo lamento, pequeña.