7. Confuso

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Lena

Después de varias horas que desperté, Ethan estaba en casa después de que lo llamé para contarle lo que había sucedido la noche anterior, el estaba sentado en unos de los sillones de la sala mientras yo caminaba de lado a otro tratando de asimilar lo que había pasado la noche anterior.

—Carajo Lena, estate quieta niña.—dice mirándome.—¿Ahora si vas a contarme lo que sucedió?.—pregunta rodando sus ojos.

—Yo escuché muchos ruidos—suelto de repente haciendo que el me mire confundido—las ventanas estaban abiertas siendo que yo las había dejado cerradas.

Él me mira con una cara de confusión, podría apostar a que el no va a creer ninguna de las palabras que voy a decir.

—Después, escuché como abrían la puerta de la habitación de Aitana, cuando entré ahí me di cuenta que estaba todo tal y como había dejado Aitana, pero miré una rosa roja en su cama.—digo y él tiene una expresión un tanto seria y confusa.

—Entonces...—no dejo que termine su oración porque lo interrumpo.

—Entonces la puerta se cierra muy fuerte pero cuando intenté abrirla no pude, era como si alguien estuviera recargado en ella aplicando fuerza para que no la pueda abrir. Cuando salí de la habitación revisé si había alguien en casa pero no había nadie.

El se para de su lugar y yo tomo el vaso con agua que había dejado en la mesa para así beberlo de un solo trago.

Debo admitir que contar lo que pasó ayer me pone un tanto nerviosa e incómoda ya que jamás en mi vida había vivido algo así.

—Después pensé que solo deseaba que Aitana volviera para que se acabara el problema pero...—guardo silencio unos segundos.

—¿Pero?...—dice Ethan haciendo referencia para que continuara.

—Pero me susurraron algo al oído, fue como si se hubieran metido en mis pensamientos para después responder a ellos.—digo mirando al suelo.

—¿Estás diciendo que alguien se metió en tus pensamientos Lena?, ¿En serio?.—dice para después recargarse en la pared.

—¡ESTOY DICIENDO QUE NO ESTOY SOLA!.—digo alterada, apuesto a que si el hubiera estado tan solo una noche aquí no dudaría en creerme.—Digo que no estoy sola porque esto que me pasa no es para nada normal.

—Pero por supuesto que no es normal Lena, estás imaginando muchas cosas niña.—dice mirándome.

—Además, cuando iba a mi habitación decidí ir afuera para ver si miraba a alguien cerca de casa, cuando salí al jardín no miré nada, pero si miré a un tipo parado enfrente en la otra acera.—digo acercándome a el.

—¿Por qué sales afuera a altas horas de la noche Lena?.—dice en un tono de preocupación.

—Dejame terminar.—le digo—cerré los ojos pero cuando los volví a abrir el tipo ya no estaba.—digo terminando de contar el suceso de anoche.

—Dejame ver si entendí.—dice caminando de nuevo hacia el sillón para sentarse.—La puerta de la habitación de Aitana se abrió de la nada.

—Ajá...

—Y estaba una rosa roja en su cama y después cerraron la puerta que no podías abrir pero cuando saliste no había nadie en la casa.—dice para así volverme a mirar a los ojos.—Y que cuando saliste a la calle miraste a un hombre parado en la acera de enfrente pero cuando cerraste los ojos y los volviste a abrir este ya no estaba.—dice finalizando.

—Si, entonces ¿Qué piensas al respecto?.—digo mordiendo una de mis uñas.

—Pienso que te estás volviendo loca.—dice mirándome con una pequeña sonrisa en sus labios.

Trato con el diablo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora