13. Atrapados

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Clara se quedó mirando a la nada durante algunos segundos, comenzó a rascarse la cabeza y finalmente tuvo una idea.

-Hagamos esto, intentá distraer a tu mamá y, cuando pueda salir, aplaudí 3 veces. Saldré tratando de esconderme, vos intentá distraerla lo suficiente.

La miré un poco desconfiado, no me parecía un plan que vaya a funcionar, pero decidí llevarlo adelante. Fui al comedor y vi a mi vieja sentada con el celular, abrí la heladera y vi que no había nada para comer, así que era la oportunidad perfecta. Escribí en mi cuaderno y toqué el hombro de mi mamá, ella se dio vuelta algo desganada y leyó.

-"La heladera está vacía, ¿podés ir a comprar algo?"... acabo de llegar, hoy pude salir temprano porque me dieron permiso, esperá un poco hasta que llegue tu papá.

Volví a escribirle, intentando insistirle para que vaya a comprar. Además de que quería ayudar a Clara a salir también tenía hambre, al mediodía me salvó Clara al traerme comida de su casa, pero no iba a ser así siempre.

-"Pero tengo hambre, hoy no comí al mediodía, no había nada"... mirá Martín, estuve trabajando todo el día para poder mantener esta casa, así que mínimo esperá un poco y respetá mis tiempos.

-¿Y así se hace llamar "buena madre"? ¿No le importa que su hijo tenga hambre? ¿Prefiere boludear con el celular? -pensé con notable frustración.

Parecía que todo marchaba mal hasta que mamá recibió una llamada, salió a atender al balcón y sentí que tal vez ese era el momento perfecto para que Clara pueda escapar. Aplaudí dos veces, Clara se asomó por la puerta de mi pieza y salió de ahí en silencio, estaba por llegar a la puerta del pasillo y repentinamente esta se abre. Papá apareció por ella, y al ver a Clara su expresión de sorpresa fue realmente enorme.

-¡¿Quién sos y que hacés en mi casa?! -gritó, haciendo que mamá se dé vuelta a ver qué pasaba.

-¡Puedo explicarlo! -dijo Clara retrocediendo lentamente.

Mamá corrió hasta donde estaba Clara y trató de golpearla, pero me metí en el medio para recibir los golpes en su lugar, me hizo sangrar la nariz pero realmente no me importó, no iba a dejar que golpee a la chica que más quiero en el mundo. Agarré a Clara de la mano y salimos corriendo, al bajar las escaleras ella tropezó pero pude abrazarla para intentar amortiguar sus golpes. Al llegar a la planta baja la besé fugazmente y ella salió lo más rápido que pudo del edificio, escuché que mis viejos venían bajando las escaleras, así que no me quedó más remedio que golpear la puerta de doña Carla. Ella abrió rápidamente y entré, cerré con fuerzas la puerta y me apoyé contra ella, llorando sin poder calmarme.


Entre silencios y aromasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora