1. ¡Me ignoró!

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Justin

Podía tener todo lo que quisiera si lo pedía. Como un auto, amigos, buenas notas, sexo, dinero, una novia sexy... Pero había algo que no podía tener.

No podía volar.

Ok no, no.

No podía tener a una sola chica a mis pies. Esa jodida chica que siempre está leyendo y que prefiere jodidos chicos que no existen en vez de los que sí.

¿Quién la entiende?

No tiene amigos, pasa la hora del almuerzo en la biblioteca. Nunca en la vida la he visto alzar la mirada y tener una conversación civilizada con alguien. No sé por qué diablos le presto tanta atención, ni yo me doy cuenta.

¡Ella me ignora! Siempre que intento hablar con ella, me ignora. ¡A mí! ¿Cómo se atreve? ¿Cree que un puto hechicero como Harry Potter es más interesante que yo?

Bueno, tal vez exagere. Nadie es mejor que Harry, es el niño que sobrevivió perras.

Antes y apenas sabía que existía, no sé su nombre ni nada. Pero, cuando ella me ignoró cuando intenté coquetearle (no podía aceptar que alguien no me deseaba), de repente me la encontraba en todas partes, era jodido, no la quería ver.

—Amix, la vas a desgastar —bromeó Zach a mi lado, al darse cuenta de que la estaba mirando. Para mi sorpresa, ella estaba almorzando en la cafetería, pero aun así no apartaba la mirada de su libro.

—Ojalá quede ciega para que no pueda seguir leyendo —mascullé sin poder dejar de verla. Zach rió a carcajadas.

—No le desees el mal, amigo. ¿Qué te enseñó tu mama?

—Que me ponga un condón hasta para dormir —cité las palabras de mi madre cuando me dieron la charla, Zach hizo una mueca.

—Eres asqueroso —me encogí de hombros mordiendo bruscamente mi pizza.

—Y tú un idiota, pero yo no lo ando diciendo —me concentré en no mirar más a esa jodida chica y miré a mi amigo, quien estaba muy ocupado ignorándome—. ¿Por qué me ignora? ¿Qué no tiene una vida o algo? Dios, estoy seguro de que va hasta al baño con los jodidos libros.

—Oye, no la ofendas —murmuró él, frunciendo el ceño—. Sólo estás molesto porque alguien al fin se atrevió a ignorar al gran Justin Miller.

—¡Exacto! —vociferé haciendo que se sobresaltara— Al fin lo entiendes —blanqueé los ojos y ya me encontraba mirándola, ella estaba riendo tontamente mientras pasaba las páginas de su libro—. O sea, ¿Quién se cree? ¿Mi madre?

—Por cierto, ¿Cómo está? —preguntó Zach comiendo de su pizza.

—Bien, tiene una nueva receta de un pastel de fresa que se ve riquísimo. Lo hará hoy y me pidió que te invitara —le comenté, los ojos de Zach se iluminaron, pero no dijo nada, sólo asintió.

—¿Siquiera sabes su nombre? —preguntó él luego de un minuto, lo miré sin comprender y él rodó sus ojos— El de la chica que te ignoró.

—No, y tampoco me interesa saberlo —gruñí haciendo que Zach bufara.

—¿Por qué te acercaste a ella en primer lugar? Si hubiera sabido lo insoportable que te ibas a poner, lo hubiera impedido.

—Hace dos días intenté pedirle un lápiz porque era la única que parecía tener uno —rodé los ojos—. Pero ella ni me miró, estaba muy concentrada en su libro. Traté de ignorar el hecho de que ella me había ignorado, pensé que era algo importante.

—¿Y qué pasó? —preguntó cuándo me quedé en silencio.

—Ayer volví a intentar hablar con ella, sabes, mi modo coqueteo. Quería confirmar que ella era como las otras chicas que se mueren porque yo les dirija la palabra —expliqué, Zach asintió—. Pero ella me alzó la mano, como diciendo "estoy ocupada, no molestes". Estaba leyendo el mismo libro, así que decidí irme antes de asesinarla.

—¿Y hoy? ¿Qué hiciste?

—Le pregunté que cual era su maldito problema. Que por qué me ignoraba. Ella alzó la vista y por un momento pensé que iba a pedir disculpas, porque sabes que soy irresistiblemente guapo. Pero ella dijo, cito y repito; "Pensé que ya no me ibas a molestar más, pero veo que te cabrea que alguien no te desee. Así que deja de molestarme, porque yo nunca me enamoraría de ti Miller"

—Es una desubicada —replicó Zach, negando.

—Eres un imbécil —repliqué de la misma forma.

—¿Entonces debería hablar con ella y formar el grupo de OJM?

—¿Qué es eso? —pregunté frunciendo el ceño, Zach sonrió.

—"Odiamos a Justin Miller" —blanqueé los ojos escuchándolo reír.

—Que gracioso —mascullé—. Aunque ella probablemente te ignore, parece que tiene una maestría en eso.

—Veremos —me guiñó un ojo.

Volví a mirarla, Zach también parecía hacerlo. Ella acomodaba sus lentes cada minuto, su cabello le tapaba toda la cara, pero se las arreglaba para leer. Entiendo por qué no tiene amigos, es una antipática.

—¿Y qué harás al respecto? —preguntó luego de unos minutos.

—Le quemaré los libros —contesté con una sonrisa perversa, Zach me miró aterrado—. Voy a hacer algo mejor, no seas estúpido.



La Chica de los Libros.Onde histórias criam vida. Descubra agora