4. El primo :0

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Heather

Al llegar a mi humilde casa lo primero que veo es a Blake Miller sentando al frente de su casa, la cual quedaba en frente de la mía. Lo saludé con mi mano cuando nuestras miradas se cruzaron, pero entré rápidamente a mi casa antes de que pudiera hablarme ya que, obviamente, estaba enamorada de él.

Lo que es un poco demasiado cliché, pero ya que.

ES QUE SUS OJOS, SU PELO Y TODO CUERPO ME LLAMA.

Mordí mis labios para no reír ante mis estupideces y caminé a la cocina tirando mi mochila en alguna parte, toda la casa olía a galletas así que me apresuré a entrar.

Mi hermano Ken estaba sentado, esperando que mamá le dé alguna galleta, las cuales acaba de sacar del horno. Me senté al lado de mi hermanito y esperé con él.

—Qué bueno que llegas —dijo Ken, tratando de tomar una galleta de la bandeja, pero mi madre lo alejó de un manotazo que me hizo reír.

—¿Cómo te fue en la escuela, Heather? —preguntó mamá sonriéndome, ella siempre pregunta eso cuando llego, y la respuesta sigue siendo la misma.

—Bien... —pensé en Zach y Justin—. Súper bien.

—¿Súper bien? Esto es nuevo —bromeó Ken, le dediqué una mirada asesina.

—Estuvo bien —me encogí de hombros restándole importancia. Mi madre fue a sacar la leche de la nevera, vi mi oportunidad y tomé una galleta. Le di un mordisco y vi el puchero de Ken, rodé los ojos tomando una para él.

—¿No hiciste amigos? —preguntó dándonos una mirada reprobatoria cuando nos miró con las galletas en las manos, Ken sonrió inocente y yo reí. Mamá sirvió la leche en vasos de cristal.

—Ehm... No —negué, sin querer tocar el tema porque me recordaba lo antisocial que era. Mordí la galleta por segunda vez, vi a mi hermano el cual ya se había acabado casi toda. Mamá nos puso la leche en frente de nosotros con un plato de galletas.

—¿Blake vendrá a cenar? —preguntó Ken, con los ojos brillando. Mi madre lo miró con una sonrisa y asintió.

Los padres de Blake y mi madre siempre se llevaron muy bien, mi madre cuidaba a Blake cuando sus padres tenían que trabajar, somos amigos desde pequeños, es sólo dos años mayor, ya está en la universidad incluso.

—Dijo que traería a un primo suyo —comentó mamá.

—¿Cómo se llama? —preguntó Ken, tomé una galleta y la miré aburrida. La metí en el vaso de leche imitando a Ken y la comí, saboreando lo rico que era.

—Justin Miller —escupí la galleta que tenía en la boca, tosí como si me estuviera ahogando mientras que Ken me daba palmadas en la espalda. Tenía los ojos brillosos cuando miré a mi madre, con la respiración agitada—. Hija, ¿estás bien?

—Sí, sí —asentí tomando un largo sorbo de leche, Ken me miraba preocupado—. ¿Puedo cenar en mi habitación cuando lleguen ellos?

—Claro que no Heather, eso sería muy maleducado —riñó, pasé saliva.

—Pero...

—Pero nada, termina tus galletas —ordena dándose la vuelta para lavar las cosas sucias. Tomé lo que quedaba de leche como si fuera alcohol, queriendo llorar.

—Si te hace sentir mejor, fingiré odiarlo —susurró mi hermano regalándome una sonrisa que sé que puede hacerme el día. Suspiré.

—No creo que tengas que fingir Kenny, lo odiarás al instante en que lo conozcas.

La Chica de los Libros.Where stories live. Discover now