"Papi está aquí"

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-Giselle.-Me llamó Aaron debido a que quedé sorprendida.

-Son recortes para un proyecto escolar.-mentí. A causa de que mentía mi labio inferior tembló, o tal vez era por el hecho que estaba a punto de tirarme al suelo a llorar.

-¿Qué le pasó a tus cosas?-volvió a preguntar Aaron, mi vista se nubló y suplique internamente que el chico que estaba presente no lo notara.

-Son para un trabajo escolar.

-Volveré a preguntar, y quiero que me digas la verdad, ¿Entendido?-se acercó a mí y colocó sus manos en mis hombros, debido a que él era más alto que yo tuvo que bajar su cabeza y yo subirla. Asentí asustada, cuando me preguntan algo con tanta paciencia fingida y tono autoritario me era imposible no ponerme nerviosa, ¿Qué cosa no me pone nerviosa, mejor dicho?-¿Qué le pasó a tus cosas?

-Me las rompieron.-dije con voz entrecortada y de manera rápida como vomito verbal incontenible.

Y fue así como caí a los brazos de Aaron a llorar como una niña haría si le fuesen robado su juguete favorito.

-Ts, ts, calma.-Aaron me abrazó mientras acariciaba mi cabello.-No llores, papi está aquí.-sus caricias me tranquilizaban mucho, la paz en mi interior era sublime, tan delicioso como el aroma de Aaron. Estar en sus brazos era extraño, pero bueno, hacia tanto tiempo que nadie me daba abrazos que no fueran de saludo o despedidas.

-¿Mi papá?-me separé  rápidamente de Aaron y me fije en la entrada de la casa, la cual estaba cerrada y no había ningún rastro de mi padre.

-No, rulitos, yo soy tu papi.

-Eso es imposible. Mi papá...mi papá-Fruncí el ceño y al mirarlo su mirada carecía de evidencia de que sea una broma.

-No de ese tipo, rulitos. No soy del tipo de papi que te amará y te tratará como hija. Soy del tipo de papi que necesitarás y te dará protección, seré el mayor placer de tu vida. Yo te haré sentir mil y un orgasmos.

-¿Qué es eso?-me alejé de él y limpié mi rostro las lágrimas que quedaban.

-Ser inocente te hace hermosa.-su mirada la cual era seria pasó a ser profunda; igual que aquella que me dedicó el día que lo conocí.

-Gracias.

-Ahora dime que pasó con tus cosas.-me guió al sofá y al sentarse hizo que me sentara sobre sus piernas.

-Mis amigos... Agarrón mis cosas y las... agarraron y destrozaron...-llevé mi cabello atrás de mi oreja y luego jugué con mis dedos esperando una respuesta.

La cual no llegó.

Aaron se mantenía en silencio. Quieto. Frunci mis labios frustrada, pero él no se movió, no dijo nada, sólo me miraba.

¿Qué le pasa?

-¿Tus... Tus amigos hicieron eso?-asentí-Ellos no son tus amigos, los amigos no hacen eso.

-Pero ellos lo son, y eso hacen.-excuse, pero al ver la expresión de Aaron tipo "¿En serio?" significó que no le convencí en nada.-Yaaa.

-¿Alguien sabe de tu acoso escolar?-negué con la cabeza.-¿y no dices nada por qué?

-O sea... Todo el colegio sabe sobre mis amigos, pero no hacen nada para ayudarme.-Aaron suspiró y de la nada empezó a darme cariñitos con sus manos en mis caderas.

-No esperes nada de nadie, se independiente y resuelve tus propios  problemas. Así no llegarás muy lejos, y si sigues esperando, por ejemplo; que los demás te den de comer, lo más probable es que mueras sin un bocado de comida, lo mejor será que consigas comida por tus propios medios.-Así, sentada en las piernas de Aaron o de mi "papi" quedé maravillada con sus palabras. ¿Qué tan maduro era Aaron?

-¿Qué... Debería hacer entonces para que no me molesten mis amigos?

-Que ellos no son tus amigos, Dios... Disculpate.

-¿por qué tengo que pedirles disculpas? ¿Qué les hice?-Me alarme, pues. Según yo no les hice nada.

-Debes de pedirme disculpas a mí.

-¿¡Qué te hice yo!?-exclamé. En mi interior reprimí el reflejo de levantarme de su regazo por la misma razón de lo atrayente y cómodo que era Aaron.

-No entiendes lo que digo. Si yo digo que ellos no son tus amigos no lo son y debes entenderlo. ¿Bien?-Asentí-ahora disculpate.

-Disculpa...-Susurré, Aaron apretó su agarre en mi cadera quitándome el aliento. Esta era sin duda alguna el acercamiento más profundo que he tenido con un chico, con un humano. Sobre cualquier cosa no, porque yo practicaba besos con mis peluches.

-Repite conmigo... Disculpame, papi.-se acercó a mi mejilla y empezó a dar repetidos besos.

-Disculpame, papi...

(...)

Algo que debo agradecer, gracias  Aaron; por enseñarme a no esperar que otras personas intenten hacer algo por mí.

Daddy AaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora