Capítulo VI

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Ariana agradeció a los duques de Salisbury y en compañía de su madre llego a la casa de su querida hermana Danielle, donde ella las esperaba en su sala de té.

-Se puede saber, ¿Quién te dio permiso de salir? (Dijo su madre con evidente enfado).
-Danielle madre, ella concedió que fuera a la casa de los duques de Salisbury.
-Querida Danielle, ¿Porqué accediste a eso sin mi consentimiento?.
-Madre, yo le di mi permiso para asistir debido a que termino sus deberes y por el momento no necesitaba de su presencia.
-Así que, no necesitas de ella (Danielle asintió con un poco de temor por Ariana). Bien, dado que no dispones de su presencia, Ariana se ira a casa de Michelle.
-Madre, eso no es necesario, la puedo poner en la cocina o en el jardín.
-No Danielle, está decidido. Ariana recoge tus cosas, te iras a casa de tu hermana Michelle.
-Si madre.

-Ariana, lo siento tanto. No esperaba su llegada y al no verte se molesto mucho.
-Esta bien Danielle, no hay ningún problema. Lo mejor será que me apure a hacer mi maleta.
-Si, te esperare abajo.

-Gracias por todo Danielle.
-Si, espero que me acompañes en mi ultimo trimestre de embarazo.
-Solo si madre lo permite.
-Esta bien, cuídate mucho (Dijo Danielle con cierto pesar).
-También tu hermana (Danielle le dio un gran abrazo a Ariana y se retiro de ahí con su madre).

Tardaron una 1 hora en llegar a la casa de su hermana Michelle, un lugar con mucho menos amor del que había en su propio hogar.

-Bueno Ariana, te quedarás con Michelle durante unos días y ayudaras en todo lo que te diga y mande. Has entendido bien.
-Si madre (dijo con la voz débil).
-Eso espero, no me gustaría saber que me has desobedecido.

Tocaron la puerta y al momento les abrió una de las pocas de servicio que su hermana tenía. Su esposo era un Vizconde avaro y ruin, Ariana muy pocas veces había coincidido en la misma estancia que el Vizconde y no le agradaba el estar cerca de él.

Pasaron al salón principal de la casa de su hermana y esperaron por unos minutos su presencia.

-Buenos días madre, Ariana (dijo Michelle de mal gusto)
-Buenos días Michelle. ¿Cómo has estado?
-Bien madre, gracias. Usted ¿Cómo ha estado?
-Bien, tus hermanas esperan poder venir a visitarte.
-Claro madre, será un gusto tener en mi casa su presencia.

-Ariana se quedara unos días contigo querida.
-¿A qué se debe eso madre?
-A que alguien debe cuidar de ti en tu estado.
-Esta bien madre, le daré instrucciones para mis cuidados.

Lady Christine y su querida hija Michelle tomaron el té y conversaron por un rato, al final Lady Christine se fue por la tarde con la esperanza de que aquella joven a la que cuido de pequeña pronto dejara de ser una carga para ella.

Una Dama Como CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora