best of me [ym]

[twenty-seven] El miedo de JiMin y las palabras de TaeHyung.

Los guardias volvieron a nuestro Internado junto con YoonGi, quien me pidió que me quedara junto a TaeHyung por cualquier cosa que pasase. Tengo miedo, porque yo no quiero que algo pase.

Entro a la habitación donde mi mejor amigo yace en la cama de la enfermería. Está dormido con la boca abierta, suelto un suspiro tranquilizador al verlo descansar profundamente.

Intento dejar de pensar en las cosas malas que pueden suceder en mi ausencia allá en el Internado, le pido al universo que nada malo le pase a mis seres queridos. En especial a mi padre, espero estar equivocado y al final sólo fue un mal entendido.

Hay una silla cerca de la cama y me siento en ella sin dejar de mirar a TaeHyung, por un momento cierro los ojos queriendo concentrarme en él. Tal vez puedo saber qué está soñando.

No funciona, estoy tan nervioso que la imagen de mi padre aparece en mi cabeza. Varias lágrimas caen de mis ojos en silencio. Necesito saber si todos están bien.

Tan sólo pasaron unos minutos, pero llamo a mi mentor para que pueda darme alguna información.

- No contesta el muy tonto. - Murmuro para mí mismo y suelto un quejido. ¿Ahora se le ocurre no contestar el celular?

Comienzo a pensar que tal vez algo le pasó a él también, y pensamientos negativos me invaden. Sacudo mi cabeza. Inhalo y exhalo. Todo está bien, quiero creer.

TaeHyung se remueve y me levanto acercándome hacia él. Su ceño se frunce.

- TaeTae, ¿estás bien? - Pregunto suavemente y muerdo mi labio nervioso.

- ¿JiMin? - Pregunta por lo bajo sin responder a mi pregunta, sigue removiéndose incómodo. - ¿Dónde estoy?

- En la enfermería, me salvaste la vida. - Confieso con una sonrisa y acerco la silla para sentarme cerca de él. Apoyo mis brazos en la cama y agarro su mano derecha. - ¿Cómo te encuentras?

- Me duele la espalda. - Abre los ojos lentamente y me mira. - ¿Y tú cómo estás?

- TaeHyung, fuiste tú al que quemaron en la espalda. No tienes que preocuparte por mí.

- Estás nervioso. - Comenta bostezando. - ¿Pasó algo malo?

Pienso si debo decirle o no. Lo que menos quiero es que TaeHyung también empiece a preocuparse, pero necesito contárselo. El miedo me angustia.

Empiezo contando todo lo que sucedió desde el momento en el que entramos a la enfermería hasta que YoonGi se fue.

Mi mejor amigo me mira sorprendido.

- ¿Crees que el director esté en peligro? - Pregunta intentando sentarse mientras suelta maldiciones por el dolor de espalda.

- Necesitas descansar, TaeHyung. Acuéstate, pasaste por algo muy doloroso. - Sin querer, mis lágrimas salen y golpeo su pecho sin lastimarlo. - No debiste interponerte, el fuego debió quemarme a mí.

- JiMin, ambos sabemos que de los dos soy mucho más fuerte. Si te quemabas ibas a morir, y mírame. Yo estoy genial. - Comenta fingiendo tranquilidad y niego preocupado. - Ahora lo importante. ¿Crees que el director está en peligro?

Vuelve a plantear la pregunta y yo la analizo, no puedo responder porque no sé la respuesta. Me atemoriza no saber.

- YoonGi no responde el teléfono. - Confieso, suelto la mano de TaeHyung y lo observo. Intenta levantarse. - ¿Qué crees que haces?

- ¿No es obvio? Nos iremos de este infierno, tenemos que volver al Internado.

Me levanto de la silla y hago que vuelva a sentarse en la camilla.

- No, TaeHyung. No vas a moverte de aquí.

- Bien, entonces tú ve mientras yo me quedo aquí. No podemos quedarnos de brazos cruzados.

- No voy a dejarte solo. - Niego seguro. - Tengo que confiar en YoonGi, es uno de los mejores estudiantes del Internado y pertenece a la familia Min. Él sabrá qué hacer.

- JiMin, no estoy a favor de que uses tu compulsión... Pero si encontramos a la persona responsable, tú eres el único que puede detenerlo a tiempo.

Me quedo en silencio. TaeHyung tiene razón, yo tenía que haber ido al Internado. Debí dejar a YoonGi aquí.

Caigo en la silla, con temor corriendo mis venas. Observo un punto fijo en el suelo mientras paso las manos por mis cabellos.

- ¿Qué acabo de hacer? - Pregunto. - Dejé ir a YoonGi al peligro, tenía que haber ido yo.

- Bueno, hay que ser positivos por un lado. No sabemos si existe realmente ese peligro.

Asiento, pero nadie dice nada después de unos segundos. Ninguno tiene un buen presentimiento.