D O C E

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—Hola a todos, chicos y chicas! Bienvenidos un jueves más a mi canal. Hoy estoy coooon... —Danna me señaló con sus brazos, a la espera de que completase la dichosa frase.

¿Por qué aceptaría hacer un vídeo con ella?

Suspiré.

—Rachel.

Soltó un bufido demasiado alto para mi gusto y me acribilló con sus ojos negros.

—Tienes que decirlo con más alegría, sino deprimirás a mis suscriptores —me alentó—. ¿Que te pasa? Normalmente te encantan los vídeos de preguntas y respuestas, son los únicos que consigo que grabes conmigo.

Tenía razón, eran los que más me gustaban y con los que más cómoda me sentía. Pero siempre me había parecido muy extraño tener que fingir una falsa alegría ante una cámara. No sé, creo que si en youtube la gente fuese ella misma, tuviese o no un buen día, podríamos identificarnos mejor con ellos, y hasta los veríamos más como lo que son; personas reales.

—Lo siento, volvamos a empezar —dije en cambio, guardándome mi verdadera opinión. No tenía ganas de discutir con ella, yo fui la que aceptó su invitación, por lo tanto, me tocaba tragar.

Ella asintió y carraspeó su garganta. Volvió a iluminar sus labios con una falsa sonrisa y repitió el saludo mirando a la cámara. A partir de ahí, todo fue bien. Los suscriptores de Danna mandaron preguntas tan extrañas que hasta tuve que aguantarme la risa en algunos puntos. Hicieron que olvidase por unos breves instantes la discusión que había tenido con Carter, lo cual agradecí enormemente. Estaba claro que mi disputa con él no iba a pasar desapercibida. Me gustase o no, ese chico se había convertido en una persona muy importante para mí, y no tenéis ni idea de cuánto me arrepentí de lo que le dije. Que, por si aún quedaban dudas, era totalmente falso.

Por favor, tenía que empezar a ser sincera, al menos conmigo misma. Por supuesto que Carter no me era indiferente, de hecho, me importaba más de lo que me hubiese gustado admitir. Pero eso jamás saldría a la luz. Aún tenía grabado en la mente como se alejó de mí en la fiesta bajo la excusa de que ''iba bebido y no sabía lo que hacía''. Menuda excusa más mala, ¿Cuál sería el verdadero motivo?

¿Me olía mal el aliento? ¿No le caía bien? ¿Simplemente no le gustaba y no iba a besarme para crearme falsas esperanzas?

Algo me decía que era la última opción, y ese pálpito me había tenido en un sinvivir desde entonces.

—...y por eso me ducho con leche de burra los fines de semana —escuché que acababa de explicar mi amiga, sin tener ni idea de qué narices estaba hablando. ¿Pero qué clase de preguntas le mandaban?—. ¡Anda, pero si hay una pregunta para ti!

—¿Para mí? —me sorprendí, pues nunca me habían hecho ninguna. A decir verdad, yo solo estaba con ella para responder preguntas que le hacían sobre sus anécdotas con amigos.

—Te preguntan que qué ha pasado con el bailarín que se te acercó en mi vlog, osea, Carter. Buf, qué cotillas pueden llegar a ser a veces, de verdad. Parecen mi abuela.

—¡Danna! —abrí los ojos y miré a la cámara de reojo—. Que esto sigue grabando...

—No importa, luego lo corto —informó, quitándole importancia con un movimiento de mano—. ¿Quieres responder o pasamos a otra?

¿Debía responder? A decir verdad, nunca les había comentado nada sobre él. Me las había ingeniado para mantener mis redes sociales privadas, aunque eso no impidió que algunos las encontrasen y me acosasen un poco sobre el tema, pero eso fue hace mucho, pensé que lo habían olvidado.

The real youWhere stories live. Discover now