Capitulo 2

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Todo dolía demasiado, pero gracias a ese mismo dolor notaba que se encontraba vivo. Sus parpados pesaban y los pocos ruidos que notaba, los sentía ser muy fuertes. Necesitaba saber cómo había sobrevivido a eso, así que hizo el esfuerzo de abrir los ojos.


Cuando logro enfocar la vista, noto el oscuro techo y que la poca luz parecía indicar que era de día, pero algún objeto la hacía no ser tan intensa. Se asustó cuando noto movimiento cerca suyo, seguido de un quejido de dolor.


Al girar con dificultad su cara, vio tirado junto a él en un gran colchón, a un hombre pelinegro que estaba acostado apoyado en su abdomen pues, a pesar de la poca luz, notaba claramente lo quemada que tenía su espalda. Quizás que tan fuerte era el causante de aquello para que luego de eliminar el obstáculo de la ropa, alcanzara la piel.


Con esfuerzo apoyo su brazo en mejor estado para levantarse un poco, pero un intenso dolor en su pierna, seguido de su cabeza retumbando, le obligo a volver a la cama de golpe pues perdía de nuevo el enfoque de su mirada hasta que todo volvió a negro.




Nuevamente el dolor le daba a entender que estaba despierto, y aquellos constantes jadeos y quejidos indicaban que ese hombre que vio antes, estaba despierto. Abrió sus ojos esta vez sin tanta dificultad, sorprendiéndose de esta vez, notar que estaba más "ligero", pues ya no tenía su chaqueta de cuero rojo y le habían quitado la sangre seca que tenía.


Sus ojos se posaron en ese hombre pelinegro de antes, que, al verlo bien, noto que era como de su edad y bastante atractivo. Este estaba intentando alcanzar su propia espalda para pasar una pomada, pero entre que no alcanzaba y que cada movimiento le causaba dolor, parecía un inútil esfuerzo.


Trato de hablar, pero termino tosiendo y sintiendo el dolor retumbar en su cuerpo – Toma esto – Cuando se sintió mejor, se sorprendió de la gentil voz del joven que con rapidez le había traído un vaso de agua a pesar de su propio estado. Bebió con lentitud, disfrutando cada gota como si se tratara de una fría cerveza en medio del verano. Renovado y con ayuda del pelinegro, logro sentarse en la orilla del colchón.


- Déjame ayudarte con eso – Tosió un poco más al terminar lo que quería decir, estirando la mano con la que no se cubría la boca hacia la pomada. En silencio esa persona se sentó a su lado de forma que le daba vista completa a su espalda la cual con cuidado empezó a curar. Le sorprendía el mal estado en que estaba, demostrando claramente que la explosión de la fábrica lo alcanzo.


Quedo pensativo mientras pasaba la pomada. Cuando ocurrió la explosión, sabía que sería alcanzado por esta, pues sintió como el calor se acercaba de golpe a su cuerpo, pero... ¿Por qué no tenía ninguna quemadura seria? La respuesta era simple, estaba frente a sus ojos aquello que recibió todo el daño que debía haber sentido.


- Termine esto, ¿Falta algo más? – Lo vio cómo se puso de pie y se quejaba por lo bajo del dolor, y que a pesar de lo dañada que se encontraba su piel, los músculos se hacían notar en sus brazos.


- ¿Me podrías ayudar con las vendas? – Definitivamente era la misma voz que había escuchado antes de perder la consciencia por la explosión, aunque en vez de desesperada, sonaba agotada y amable.

¿Ángel guardián? (JIHAN)Where stories live. Discover now