ᴄᴀᴅᴀ ʟᴜɴᴀ ʟʟᴇɴᴀ •ᴇʀᴇʀɪ•

Cálido

Con los ojos esmeralda abiertos de par en par observa como lentamente el hombre frente a él se detiene para examinarlo. Era, en aspecto, un hombre pequeño pero denotaba que su estatura nada tenía que ver con su fuerza, la pálida piel que lo cubría llamaba la atención el lobo por la similitud que encontraba al contrastarla con la de la diosa Luna, sus ojos grises brillaban con curiosidad como hermosos faros en medio de una tormenta, los labios delgados se encontraban entreabiertos y las vestimentas le decían a Eren que se encontraba frente a un hombre importante entre los humanos.

─¿Qué te sucede?─ es lo primero que escucha a su voz recitar, atontando a Eren─ ¿Te perdiste, forastero?

Eren no puede más que asentir de forma lenta, un poco desconfiado hasta el momento en que ve cómo ese hombre se quitaba el abrigo para pasarlo por los hombros del muchacho.

─No es buena idea darle acopio a los desconocidos, pero contigo haré una excepción─ le comenta el hombre, ayudándolo a colocarse sobre sus dos pies─. ¿Cuanto tiempo llevas aquí con esas ropas?

Sin saber cómo articular palabras, Eren no puede más que negar con la cabeza. El abrigo de ese hombre le brindaba calidez, la misma sensación que sería encontrarse cubierto de su habitual pelaje. Su seguridad regresaba, el miedo se dispersaba.

─¿Puedes decirme tu nombre, forastero?

Intentando que no sea un aullido lastimero, el lobo hombre abre la boca.

─Eren.