Cubierta

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Ilustración hecha por @la_lechuguita4902

Alba

Llevaba todo el día intentando que el dichoso cuadro estuviese preparado para la exposición de dentro de dos semanas, pero no había manera. Con la lengua entre los dientes, mojaba el pincel de nuevo en el color negro para intentar mejorar el contorno del pelo de la chica que se me había pasado por la cabeza dibujar. Cuando me separé del cuadro, solté un profundo suspiro de indignación ante aquella porquería. Agarré el lienzo con ambas manos y lo tiré por el compartimento que había en el cuarto que llevaba al contenedor de basura. Otra vez tenía que empezar de nuevo. Suerte que podía comprarme todos los lienzos que necesitase.

Me senté en la cama de matrimonio de la habitación contigua y me tumbé. Llevaba semanas atascada y necesitaba una nueva inspiración, que no llegaba ni por las buenas ni por las malas. Debía presentar tres cuadros cuyos temas sean parecidos, y esta vez había optado por una mujer que fuese esbelta y hermosa, pero no conseguía nunca encajar sus facciones. Escuché la lluvia dar contra el cristal de pared completamente holográfico de mi habitación, y sus predecesoras empaparlo por completo. Un día perfecto para mi ánimo perfecto. Ordené que cambiase el paisaje y en vez de lluvia vi una playa de arena blanca con agua turquesa y cristalina. El sonido de la lluvia despareció, sustituido por el correspondiente sonido del paisaje que había seleccionado. Encendí los altavoces instalados en el techo y dejé que una canción que me encantaba me invadiese por completo. Al final acabé dormida en esa bella melodía.

— ALBA ESTÁ AQUÍ TU CHICA

Me sobresalté al oír el grito de mi hermana menor desde la planta baja. Me froté los ojos con energía y fui rápidamente al baño anexionado a mi cuarto. Por suerte no estaba demasiado despeinada, y tampoco el maquillaje muy corrido.

— YA BAJO.

Salí al pasillo a toda prisa, y mientras caminaba con prisa me pregunté a qué coño se refería con "mi chica". Ah coño, la modelo. Pues ya era hora porque hacía una semana que había puesto los carteles y ni había venido.

Pasé la mano por las paredes fluorescentes y suspiré. Miles de veces me había contado mi padre la historia de su gran empresa de tecnología punta que nos había colocado en el podio de las personas más ricas del país, y terceras del continente. Hace unos veinticinco años mi padre inauguró la ahora llamada compañía Martech Industries. Padre estuvo trabajando durante dos años hasta que mostró al mundo su gran invención, el implante de un móvil en el cerebro humano. Fue un éxito rotundo y fue un superventas durante los siguientes cinco años. Padre conoció a mi madre una noche en una fiesta del barrio industrial y se casaron al año. Y al año siguiente me tuvieron a mí, seguida de mi hermana.

Desde entonces la tecnología había avanzado muchísimo, y en ese instante, en 2048, mi padre había inventado el ordenador implantado en el cerebro. Eso que no sabía nadie, era que sus hijas llevaban implantadas chips por todo su cuerpo que las hacía estar más cercas de ser robots que otra cosa. La más impactante, según mi criterio, es la modificación genética que habíamos recibido Marina y yo antes de nacer. Modificaron nuestro ADN para que saliésemos de la tripa de madre a su gusto. Era obviamente ilegal, y si se descubriese mi familia iría a la cárcel... y Marina y yo estaríamos muertas.

Nunca me he sentido orgullosa de ello. A veces cuando me miro al espejo me pregunto cómo sería si no estuviese modificada genéticamente. ¿Sería morena? ¿Tendría los ojos azules, o verdes? ¿Sería más alta o baja? Me siento una muñeca artificial en verdad, como sino fuese yo misma. Isaac siempre decía que soy la chica más guapa del mundo y cosas por el estilo. Obviamente me siento halagada, pero en el fondo siempre sé que esa no soy yo en realidad. Sino hubiese sido modificada, ¿Isaac seguiría siendo mi novio? Esas eran las preguntas que siempre rondaban mi cabeza.

Anillos de Carbón | AlbaliaWhere stories live. Discover now