Capítulo III

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Gimió por lo bajo en contra de sí, sus muslos resbaladizos y calientes se apegaban al lobo noruego que había encendido su celo como Omega.

Su trasero se restregaba en el miembro ajeno, no soportaba tanta calor y poco contacto físico.

Iba a enloquecer sí seguía así.

- Omega... Ah-. Los colmillos de Tord se notaban cada vez más, sus manos apretaban el trasero del menor, a punto de desgarrar la tela, apega el pequeño cuerpo contra sí mismo, lo miraba y olía, todo, sin ser consciente de a quién le estaba haciendo eso, probablemente Matt lo mataría.

Pero, qué demonios le importaba eso, solo quería cogerse al Omega Gatuno, no lo marcaría, lo dejaría libre para Matt.

El pequeño, no pudiendo contener su voz, dejaba salir saliva y empezaba a abrazar al mayor, comenzando a gemir su nombre... "Matthew, a-ah, ¡Ah! "

Y de repente, su trasero caliente sintió el frío del suelo, desorientado miró al Alfa, y con algunos segundos de retardo, notó su error.

Rápidamente se limpió la cara, y arregló su ropa mientras se ponía en pie y evitaba mirar a Tord a los ojos, se sentía muy avergonzado, y culpable.

- Vete -. Se escuchó con el acento del noruego, aquellas palabras escupidas con rabia.

- Tord.. Yo, de ver-.

- Vete, ¡YA! ¡LARGO DE AQUÍ MALDICIÓN! -. Tom, con la cola entre las piernas de forma literal, se fué, odiaba el poder de la voz de mando de los Alfas, lo hacía sentir débil, pero no protestó.

Subió las escaleras y se encerró, se sentía aún algo caliente, pues había entrado en celo, pero más que todo, se sentía culpable, confundido y con temor de haber herido al Alfa.

Sin embargo, pensó; "¿Por qué demonios debería importarme ese maldito noruego?" Y calmó su malestar inexplicable.

Se atendió a sí mismo, y tomó su medicamento, con los ojos pesados, se recoStó en su cama, aquella que siempre abrazaba cuando se sentía débil y vulnerable, sus párpados pesados finalmente cesaron.

Y justo antes de morir un ratito, escuchó la voz del noruego decir algunas cosas, como si conversara con alguien por celular, no pudo mantenerse despierto y se durmió.



Al cabo de unas horas, el felino sintió como alguien se sentaba en su cama, ya que el colchón se hundió a un lado de donde descansaba su cansado cuerpo. Pensó que era Matthew, su interés romantico y amistad más preciada. Una mano se posó suavemente en su cabellera y sintió cómo el cuerpo ajeno a él se inclinó y recostó su cabeza sobre el cuerpo quieto del felino. Ese acto tan cariñoso definitivamente parecía ser de nadie más que de Matt, pero entonces, ¿Por qué sentía ese olor a tabaco?

- Oh, Thomas, maldita sea, si tan solo tu...-. ¿QUE DEMONIOS HABÍA SIDO AQUELLO? Pensó el menor, esa voz aterciopelada y con ese acento indiscutible. El felino sin darse cuenta se había encogido en su lugar, no sabía qué pensar o si debia encarar al cuernudo. Pero el mayor solo se levantó y se fue en silencio.

Y Thomas, noto, que el Alfa no termino su frase, ¿Si tan solo el què?

Tu Olor | Eddsworld | R18Where stories live. Discover now