Capítulo XXIV

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Nighmare Longinus y Nighmare Luinor cayeron de diferentes formas. El primero sin fuerza, mientras que el segundo con todas las que tenía.

No debía darle ni un solo segundo de aprovecho al blader oponente, debía aprovechar todo momento.

—¡Dragon Attack!— exclamó y los efectos de ese ataque comenzaron a suceder, hasta que desapareció.

—¿Creías que no conocía ese nuevo movimiento?— la pregunta del muchacho provocó que la castaña clara alzara su vista a verlo.

—Pero no a la perfección— sonrió burlonamente mientras ladeara un poco su cabeza.

—Es lo que tú crees— su respuesta ante ello, la desorientó. ¿Acaso intentaba jugar con su mente como la última vez?

Desesperada, intento encontrar a su compañero por alguna parte de la arena. Pero solo divisaba a su oponente moviéndose de un lado a otro, esquivando los ataques. No estaba funcionando.

Apretó con fuerza sus puños mientras en su rostro, su semblante, de fruncía. Sus ojos se dirigieron hacia donde estaba el muchacho de cabellera celeste, que reía a carcajadas.

A duras penas, intentaba idear un plan lo mas rápido posible; sabía que Luí Shirosagi no se andaba con juegos.

De los nervios, sentía un sudor frío recorrer su frente. Su respiración fallaba. Todo era tal y como la ultima vez que habían batallado, antes de que ella partiera de Japón. Las escenas se repetían en su mente; las carcajadas, los latidos de su corazón desesperado, su temblor en las manos, y más que nada, el descontrol de Longinus.

No lo soportaría por segunda vez. Debía de ir con una vieja confiable.

Su rostro cambio a seguridad, mientras relajaba el agarre de sus manos. Respiró profundo para ver como podía volver a divisar a su Bey.

—Longinus, dejemonos de dulces sueños... ¡Start of Scare!— ordenó la muchacha de cabellera castaña clara.

A lo que ella había dicho, claro que el mejor blader de Japón no pudo evitar reír. Todo le parecía demasiado gracioso, ya que sabía cuál sería el verdadero resultado de lo que ocurriría.

Luinor esquivaba todos los movimientos de Longinus, ocasionando, que éste mismo, fuera perdiendo la fuerza que tenía.

Antes de que _____ gritara para animarlo a recuperarse, el oponente impactó contra él. El Beyblade de la chica salió del estadio abruptamente, provocando que saliera volando muy lejos.

—¡No!— gritó desesperada mientras lo seguía con la mirada y corría tras él.

Todos los presentes gritaban alterados por lo que estaba por ocurrir; la nieta de Tyson Granger estaba a punto de caer. Si no hubiera sido por el árbitro que la agarró de los brazos, ya no se sabría nada de ella.

Los ojos marrones claros de la joven blader estaban humedecidos. No quería saber qué era lo que le iba a suceder a su compañero. Y, finalmente, se escuchó como impactaba en la planta baja.

Estaba demacrada. No creía lo que había sucedido.

—¿Se encuentra bien, señorita?— preguntó el hombre aflojando el agarre.

—Sí...— titubeó sin percatarse de nada más. Su semblante no era uno de los mejores. Estaba demasiado mal.

Dio media vuelta para quedar viendo de la misma manera a Lui, que no mostraba emoción alguna. Ella pensaba, que quizás se sentía mal por lo que había hecho. No quería echar culpa a nadie.

Sin más nada, se dirigió a la plataforma, mientras que el árbitro daba por ganador al otro blader. A la vez en que iba descendiendo, secaba sus ojos, evitando romper en llanto.

[...]

—¡_____!— fue el grito del de cabellera azul, que se acercaba corriendo hacia donde ella se encontraba sentada, perdida en sus pensamientos.

—No te ves bien...— dijo apenado el acróbata, que seguía al primer muchacho.

—¡¿Y cómo no se vería bien?! ¡No encontramos a Longinus por ningún lado! ¿Cómo te sentirías tú si no encontrarás a Cognite?— atacó el rubio, mientras acomodaba sus manos en sus pantalones.

—Terrible...— contestó más apenado el muchachito.

La castaña clara se incorporó de su lugar, frenando aquella pequeña discusión. Volteó a verlos, mostrando su dolor en su mirada, algo que los contagiaba.

Valt Aoi se aproximó hasta ella para colocar una de sus manos en uno de sus hombros, intentando animarla.

—Te prometo que encontraremos a Longinus— sonrió esperanzado, observando como una forzosa sonrisa pintaba los labios de su amiga.

Antes de romper en llanto, lo abrazó con todas sus fuerzas, algo que sorprendió al principio al blader, pero que de a poco fue correspondiendo.

A los segundos de ello, se separaron para quedar viendose con una sonrisa en sus rostros.

Era la primera vez en su vida que perdía algo, material, tan preciado para ella. Pero, además de ser su Beyblade, era la mitad de su alma, sin él no podía vivir.

Soltó un pesado suspiro para voltear a ver a sus espaldas. Algo se acercaba a donde ellos se encontraban. Y no había fallado.

Los calmados pasos del mejor blader del mundo, iban en su dirección. Comenzó a sentir el fuerte latir de su corazón, mientras que los ojos del joven Aoi, se posaban sobre ella y luego sobre el rubio que se aproximaba.

—Hola Free— saludaron los tres chicos, mientras que _____, se limitaba a decir solamente la primera palabra.

Y se detuvo a centímetros del cuerpo de la apellidada Umari. Sus ojos emitían algo muy doloroso, incluso más doloroso de lo que la chica podía estar sintiendo.

Lentamente, extendió una de sus manos en forma de puño, un poco, hacia el frente, para mostrar lo que tenía en la palma de su mano. Un ahogado jadeo se escapó de la garganta de la blader, al presenciar a su compañero hecho trizas.

Insegura, dolida y sorprendida tomó los pedazos derruidos de lo que alguna vez fue su Beyblade. Nighmare Longinus estaba destrozado. Apretó esos pedazitos para dirigir ambas manos a su pecho, quebrando en llamado.

Se abalanzó sobre el pecho del de mechón rojo, a la vez en que éste la abrazaba, pasando una de sus manos por su cabellera, intentando consolarla.

—Intenté hacer lo mejor que pude...— expresó casi susurrando.

—Gracias...— dijo ella murmurando.

—¿Por qué?— preguntó confuso, bajando su mirada a la cabeza de la chica.

—Porque ahora sé en donde está Longinus...

LO SIGO SINTIENDO |Free de la Hoya y tú|Where stories live. Discover now